¡Ay, Dios mío! La Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel) ha prendido las alarmas entre muchos costarricenses. Parece que van a rifar las frecuencias de radio y televisión abierta, y eso, pa’ nosotros, que nos enteramos de todo por la radiecita mientras vamos en el camión o cocinando, puede ser un verdadero problema. Esto no es jaco, mae, esto va en serio y podría afectar cómo recibimos información crucial.
La idea, según dicen desde Conatel, es modernizar el espectro radioeléctrico y atraer inversión privada. Pero, ¿a qué costo? Porque si los canales y emisoras tienen que pagarle a empresas privadas por transmitir, seguramente la calidad y diversidad de programas se verá afectada. ¿Quién va a poder costear eso, eh? Lo que nos lleva a pensar que solo las grandes cadenas tendrán acceso, dejando atrás a las estaciones comunitarias y locales que le dan voz a muchas comunidades.
Lo que me preocupa es que muchos adultos mayores, personas de bajos recursos y aquellos que viven en zonas rurales dependen totalmente de la radio y la tele para estar al tanto de las noticias. Imagínate, diay, quedarse sin saber si hay alerta roja, qué está pasando con el clima, o cuándo se paga la luz. ¡Es un brete! Seamos honestos, no todos tenemos internet en casa ni podemos permitirnos planes de datos costosos. La radio y la tele abiertas han sido históricamente un puente vital para conectar a toda la población.
Expertos en telecomunicaciones ya están levantando la ceja. Dicen que esta subasta podría crear monopolios mediáticos, donde unos pocos controlan la información que llega a nuestros hogares. Ya hemos visto cómo funcionan estas cosas en otros países: menos pluralidad, más control y una manipulación sutil de la opinión pública. Y eso, pa' acá, no queremos ni en pintura. Tenemos suficiente con el tráfico y los problemas políticos, ¿para qué agregarle más?
Algunos argumentan que la gente ahora consume información por redes sociales y plataformas digitales. Sí, claro, pero no olvidemos que todavía hay millones de ticos que prefieren escuchar las noticias por la radio en la mañana mientras se toman su café. ¿Vamos a dejar a esos compañeros atrás solo porque algunos estamos pegados al celular? No creo. Además, esas redes sociales, a veces, están llenas de fake news y desinformación. La radio tradicional, aunque no sea perfecta, suele tener estándares periodísticos más rigurosos.
La situación es complicada, y no veo soluciones fáciles. Hay que buscar un equilibrio entre modernizar el sector de las telecomunicaciones y proteger el derecho fundamental a la información. Necesitamos que Conatel escuche a la ciudadanía, a los periodistas independientes y a las organizaciones de la sociedad civil. No podemos permitir que este proceso se lleve a cabo a espaldas de la gente, sino todo esto se irá al traste.
Desde el Sindicato de Trabajadores del Periodismo (Sindiprensa) han dicho que están analizando la situación y que pronto harán un pronunciamiento oficial. También están buscando diálogo con los legisladores para tratar de influir en la decisión final. Esperemos que hagan bien su trabajo, porque la libertad de prensa y el acceso a la información son pilares fundamentales de nuestra democracia. Si perdemos eso, ¡qué torta! Nos vamos a quedar ciegos e informados solamente por quien pague más caro.
En fin, esta jugada de Conatel nos deja pensando. ¿Será posible que estemos sacrificando el acceso a la información en aras del progreso tecnológico? ¿Deberían priorizarse otras alternativas que no afecten a los sectores más vulnerables de la población? Compadre, tú dime, ¿qué piensas? ¿Crees que esta subasta de frecuencias es un avance o un retroceso para Costa Rica?
La idea, según dicen desde Conatel, es modernizar el espectro radioeléctrico y atraer inversión privada. Pero, ¿a qué costo? Porque si los canales y emisoras tienen que pagarle a empresas privadas por transmitir, seguramente la calidad y diversidad de programas se verá afectada. ¿Quién va a poder costear eso, eh? Lo que nos lleva a pensar que solo las grandes cadenas tendrán acceso, dejando atrás a las estaciones comunitarias y locales que le dan voz a muchas comunidades.
Lo que me preocupa es que muchos adultos mayores, personas de bajos recursos y aquellos que viven en zonas rurales dependen totalmente de la radio y la tele para estar al tanto de las noticias. Imagínate, diay, quedarse sin saber si hay alerta roja, qué está pasando con el clima, o cuándo se paga la luz. ¡Es un brete! Seamos honestos, no todos tenemos internet en casa ni podemos permitirnos planes de datos costosos. La radio y la tele abiertas han sido históricamente un puente vital para conectar a toda la población.
Expertos en telecomunicaciones ya están levantando la ceja. Dicen que esta subasta podría crear monopolios mediáticos, donde unos pocos controlan la información que llega a nuestros hogares. Ya hemos visto cómo funcionan estas cosas en otros países: menos pluralidad, más control y una manipulación sutil de la opinión pública. Y eso, pa' acá, no queremos ni en pintura. Tenemos suficiente con el tráfico y los problemas políticos, ¿para qué agregarle más?
Algunos argumentan que la gente ahora consume información por redes sociales y plataformas digitales. Sí, claro, pero no olvidemos que todavía hay millones de ticos que prefieren escuchar las noticias por la radio en la mañana mientras se toman su café. ¿Vamos a dejar a esos compañeros atrás solo porque algunos estamos pegados al celular? No creo. Además, esas redes sociales, a veces, están llenas de fake news y desinformación. La radio tradicional, aunque no sea perfecta, suele tener estándares periodísticos más rigurosos.
La situación es complicada, y no veo soluciones fáciles. Hay que buscar un equilibrio entre modernizar el sector de las telecomunicaciones y proteger el derecho fundamental a la información. Necesitamos que Conatel escuche a la ciudadanía, a los periodistas independientes y a las organizaciones de la sociedad civil. No podemos permitir que este proceso se lleve a cabo a espaldas de la gente, sino todo esto se irá al traste.
Desde el Sindicato de Trabajadores del Periodismo (Sindiprensa) han dicho que están analizando la situación y que pronto harán un pronunciamiento oficial. También están buscando diálogo con los legisladores para tratar de influir en la decisión final. Esperemos que hagan bien su trabajo, porque la libertad de prensa y el acceso a la información son pilares fundamentales de nuestra democracia. Si perdemos eso, ¡qué torta! Nos vamos a quedar ciegos e informados solamente por quien pague más caro.
En fin, esta jugada de Conatel nos deja pensando. ¿Será posible que estemos sacrificando el acceso a la información en aras del progreso tecnológico? ¿Deberían priorizarse otras alternativas que no afecten a los sectores más vulnerables de la población? Compadre, tú dime, ¿qué piensas? ¿Crees que esta subasta de frecuencias es un avance o un retroceso para Costa Rica?