¡Ay, qué alivio, raza! Después de tanto batallar y tanta controversia, parece que la Asamblea Legislativa finalmente entendió la bronca. Esta semana aprobaron en primer debate un proyecto de ley que busca quitarle las cadenas a los periodistas, derogando esos artículos antiguos de la Ley de Imprenta que nos tenían atados de manos. ¡Un respiro para todos los que trabajamos en los medios!
Como ya saben, desde hace tiempo los artículos 7 y 8 de la Ley de Imprenta han sido motivo de preocupación. Estos artículos, herencia de otra época, castigaban con arresto a periodistas y editores por delitos contra el honor – calumnias e injurias, vamos – y también a aquellos que, según la ley, intentaran “subvertir el orden” o dañar las relaciones con otros países. ¡Imagínense las consecuencias si alguien se pasaba de listo y eso le costara irse a la picota!
El proyecto, liderado por el diputado Gilberto Campos del PLP (Partido Liberal Progresista), busca modernizar la legislación costarricense y ponerla a la altura de los estándares internacionales de libertad de expresión. Se llama formalmente “Ley para la libertad del ejercicio periodístico. Derogatoria de los artículos 7 y 8 de la Ley de Imprenta, Ley N.° 32”, pero pa’ nosotros, simplemente es la ley que nos va a sacar de unos aprietos considerables.
Para refrescarles la memoria, el artículo 7 mandaba a la cárcel, o al menos a perderse unos días en el corralón, a quien publicara calumnias o injurias. No importaba si era intencional o no, ¡directo al paredón! El artículo 8, aún peor, criminalizaba cualquier publicación que, supuestamente, pudiera alterar la paz entre Costa Rica y otros países. ¡Uy, qué cuidado con lo que escribimos, porque nos podían echar mano por decir la verdad!
Ahora bien, con esta derogación, se elimina ese miedo paralizante de que una simple crítica pueda acarrear consecuencias legales graves. Esto significa que podremos investigar, cuestionar y denunciar con mayor libertad, sin tener que andar mirando por encima del hombro todo el tiempo. ¡Es un paso importantísimo para fortalecer la democracia y garantizar el derecho a la información de todos los ciudadanos!
Muchos colegas y organizaciones defensoras de la libertad de prensa han celebrado esta aprobación como una victoria para el periodismo nacional. Argumentan que esas leyes eran obsoletas, restrictivas y vulneraban el derecho a la libre expresión. Además, señalan que en la mayoría de los países democráticos se ha avanzado hacia la despenalización de la difamación, optando por mecanismos civiles para resolver este tipo de conflictos.
Pero ojo, que esto no es definitivo todavía. El proyecto ahora pasa a segundo y último debate la próxima semana, y ahí se verá si el Poder Ejecutivo decide convocar a sesiones extraordinarias para darle tratamiento rápido a la propuesta. Hay que estar pendientes y presionar para que se concrete esta reforma tan necesaria. Porque, díganlo conmigo, ¡no queremos volver a vivir con el miedo de acabar tras las rejas por hacer nuestro trabajo!
En fin, compañeros, esta es una gran noticia para el periodismo, para la libertad de expresión y para toda la sociedad costarricense. Pero, me pregunto... ¿Será suficiente esta medida para frenar los ataques y la desinformación que enfrentamos hoy en día, o necesitamos buscar otras herramientas para proteger a los periodistas y defender la verdad?
Como ya saben, desde hace tiempo los artículos 7 y 8 de la Ley de Imprenta han sido motivo de preocupación. Estos artículos, herencia de otra época, castigaban con arresto a periodistas y editores por delitos contra el honor – calumnias e injurias, vamos – y también a aquellos que, según la ley, intentaran “subvertir el orden” o dañar las relaciones con otros países. ¡Imagínense las consecuencias si alguien se pasaba de listo y eso le costara irse a la picota!
El proyecto, liderado por el diputado Gilberto Campos del PLP (Partido Liberal Progresista), busca modernizar la legislación costarricense y ponerla a la altura de los estándares internacionales de libertad de expresión. Se llama formalmente “Ley para la libertad del ejercicio periodístico. Derogatoria de los artículos 7 y 8 de la Ley de Imprenta, Ley N.° 32”, pero pa’ nosotros, simplemente es la ley que nos va a sacar de unos aprietos considerables.
Para refrescarles la memoria, el artículo 7 mandaba a la cárcel, o al menos a perderse unos días en el corralón, a quien publicara calumnias o injurias. No importaba si era intencional o no, ¡directo al paredón! El artículo 8, aún peor, criminalizaba cualquier publicación que, supuestamente, pudiera alterar la paz entre Costa Rica y otros países. ¡Uy, qué cuidado con lo que escribimos, porque nos podían echar mano por decir la verdad!
Ahora bien, con esta derogación, se elimina ese miedo paralizante de que una simple crítica pueda acarrear consecuencias legales graves. Esto significa que podremos investigar, cuestionar y denunciar con mayor libertad, sin tener que andar mirando por encima del hombro todo el tiempo. ¡Es un paso importantísimo para fortalecer la democracia y garantizar el derecho a la información de todos los ciudadanos!
Muchos colegas y organizaciones defensoras de la libertad de prensa han celebrado esta aprobación como una victoria para el periodismo nacional. Argumentan que esas leyes eran obsoletas, restrictivas y vulneraban el derecho a la libre expresión. Además, señalan que en la mayoría de los países democráticos se ha avanzado hacia la despenalización de la difamación, optando por mecanismos civiles para resolver este tipo de conflictos.
Pero ojo, que esto no es definitivo todavía. El proyecto ahora pasa a segundo y último debate la próxima semana, y ahí se verá si el Poder Ejecutivo decide convocar a sesiones extraordinarias para darle tratamiento rápido a la propuesta. Hay que estar pendientes y presionar para que se concrete esta reforma tan necesaria. Porque, díganlo conmigo, ¡no queremos volver a vivir con el miedo de acabar tras las rejas por hacer nuestro trabajo!
En fin, compañeros, esta es una gran noticia para el periodismo, para la libertad de expresión y para toda la sociedad costarricense. Pero, me pregunto... ¿Será suficiente esta medida para frenar los ataques y la desinformación que enfrentamos hoy en día, o necesitamos buscar otras herramientas para proteger a los periodistas y defender la verdad?