¡Qué bronca, pura bronca! Resulta que el cerro decidió tomarle el pelo a Cambronero y le mandó una avalancha de tierra que dejó la Interamericana clausurada, y parece que por mucho tiempo. Esto ya no es cosa de días, va a ser un brete largo y costoso para todos los que tenemos que movernos por acá.
Siendo honestos, esto venía largando hace rato. Todos sabíamos que el sector era problemático, con esas laderas empinadas y la lluvia que nos cae a cántaros. Pero bueno, igual esperábamos que Conavi tuviera las cosas bajo control, ¿no?
Juan Carlos Calderón, del MOPT, salió a decir que estamos ante “la afectación más severa” de la Ruta Uno. Imagínate, ¡más severa que cualquier otra! Eso da para pensar qué tan feo quedó el panorama. Según él, no van a abrir la carretera hasta que estén seguros de que el suelo se calma y no nos tira otro sustazo encima. Un poco prudente, dicen algunos... yo diría que con razón.
Ahora, Conavi anda moviéndose con puentes modulares, pero eso es solo para aliviar un poquito la situación. Se supone que empezaron a instalarlos el lunes, pero ya sabemos cómo es el clima por estos lados: si llueve, todo se atrasa. Y ni hablar del terreno, que parece estar cambiando de humor cada cinco minutos. Será que el cerro quiere jugarle una mala pasada, diay.
Pero ojo, porque la verdadera torta viene ahora. Reconstruir la carretera no es cositas. Necesitan hacer estudios geotécnicos, diseñar una nueva estructura... todo eso lleva su tiempo y cuesta una fortuna. Algunos expertos dicen que podrían pasar meses, incluso años, antes de que volvamos a ver la Interamericana funcionando como debería. ¡Qué despiche!
Mientras tanto, toca buscar alternativas. El MOPT recomienda ir por la Ruta 27 o por la vía cantonal de Río Jesús a Piedras Blancas. Los carros pequeños pueden moverse por la cantonales, pero para los camiones pesados, la 27 es la única opción. ¡Un rodeo pa’ matar! Imagínate, esperando horas para llegar a donde querías llegar, ¡qué carga!
Y claro, esto afecta a todo el país. El turismo, el transporte de mercancías, la economía en general… todo siente el pinchazo. Muchos negocios locales dependen del paso fluido de vehículos y viajeros, y ahora tendrán que apretarse el cinturón. Esperemos que el gobierno ponga el caso a consideración y ayude a esos maes que se van a ver afectados por esta situación.
En fin, un nuevo reto para Costa Rica. Un recordatorio de que la naturaleza siempre manda y que debemos aprender a convivir con ella, aunque a veces nos tire una avalancha encima. Ahora me pregunto, ¿creen ustedes que el gobierno tomará medidas preventivas más contundentes para evitar tragedias similares en otros sectores vulnerables del país, o seguiremos improvisando cuando ya la cosa esté que arde?
Siendo honestos, esto venía largando hace rato. Todos sabíamos que el sector era problemático, con esas laderas empinadas y la lluvia que nos cae a cántaros. Pero bueno, igual esperábamos que Conavi tuviera las cosas bajo control, ¿no?
Juan Carlos Calderón, del MOPT, salió a decir que estamos ante “la afectación más severa” de la Ruta Uno. Imagínate, ¡más severa que cualquier otra! Eso da para pensar qué tan feo quedó el panorama. Según él, no van a abrir la carretera hasta que estén seguros de que el suelo se calma y no nos tira otro sustazo encima. Un poco prudente, dicen algunos... yo diría que con razón.
Ahora, Conavi anda moviéndose con puentes modulares, pero eso es solo para aliviar un poquito la situación. Se supone que empezaron a instalarlos el lunes, pero ya sabemos cómo es el clima por estos lados: si llueve, todo se atrasa. Y ni hablar del terreno, que parece estar cambiando de humor cada cinco minutos. Será que el cerro quiere jugarle una mala pasada, diay.
Pero ojo, porque la verdadera torta viene ahora. Reconstruir la carretera no es cositas. Necesitan hacer estudios geotécnicos, diseñar una nueva estructura... todo eso lleva su tiempo y cuesta una fortuna. Algunos expertos dicen que podrían pasar meses, incluso años, antes de que volvamos a ver la Interamericana funcionando como debería. ¡Qué despiche!
Mientras tanto, toca buscar alternativas. El MOPT recomienda ir por la Ruta 27 o por la vía cantonal de Río Jesús a Piedras Blancas. Los carros pequeños pueden moverse por la cantonales, pero para los camiones pesados, la 27 es la única opción. ¡Un rodeo pa’ matar! Imagínate, esperando horas para llegar a donde querías llegar, ¡qué carga!
Y claro, esto afecta a todo el país. El turismo, el transporte de mercancías, la economía en general… todo siente el pinchazo. Muchos negocios locales dependen del paso fluido de vehículos y viajeros, y ahora tendrán que apretarse el cinturón. Esperemos que el gobierno ponga el caso a consideración y ayude a esos maes que se van a ver afectados por esta situación.
En fin, un nuevo reto para Costa Rica. Un recordatorio de que la naturaleza siempre manda y que debemos aprender a convivir con ella, aunque a veces nos tire una avalancha encima. Ahora me pregunto, ¿creen ustedes que el gobierno tomará medidas preventivas más contundentes para evitar tragedias similares en otros sectores vulnerables del país, o seguiremos improvisando cuando ya la cosa esté que arde?