¡Aguacatón, quiteños! Este jueves la cosa se puso fea en la Gran Área Metropolitana. Las lluvias torrenciales que nos mandaron desde arriba causaron un verdadero ¡qué torta! en las principales rutas, dejando a miles varados y buscando desesperadamente cómo llegar a sus bretes. Parece que la Madre Naturaleza decidió jugarnos una broma pesada y nos dejó bien aprietados.
Desde tempranas horas de la tarde, las autoridades comenzaron a recibir reportes de inundaciones y cierre de vías. Primero, la Circunvalación, esa que siempre da problemas, se convirtió en un río, paralizando el tráfico en ambas direcciones. Luego, Montes de Oca sumó su propia dosis de drama con el desbordamiento de la Quebrada Los Negritos, bloqueando la entrada a la Facultad de Derecho de la UCR y causando estragos en algunas calles de Barrio Escalante. ¡Imagínate la bronca!
Pero eso no es todo, pues la lista de afectados siguió creciendo. Se reportaron inundaciones cerca de la intersección de Circunvalación con la ruta 32, en Colima, Tibás, y en la intersección con la ruta León XIII. También sufrieron las cercanías de la rotonda de San Sebastián, la rotonda de la Y Griega y, claro, la siempre problemática Calle Masís, justo donde pasa la Escuela de Educación y Química de la UCR, que también tuvo que cerrar. Definitivamente, un panorama bien salado.
Y ni hablar de La Sabana, donde las alcantarillas decidieron hacer la huelga, desbordándose al costado norte del Estadio Nacional. ¡Qué nivel de agua! Las presas eran enormes en la Autopista General Cañas, desde el Monumento al Agua en La Uruca hasta La Ribera de Belén; la ruta 27, entre La Sabana y la salida hacia Santa Ana; la radial Santa Ana–Belén; La Valencia; San Pedro–La Galera; y la ruta 32, desde la salida de Tibás hasta Santo Domingo de Heredia. Un verdadero chunche para cualquiera que intentara movilizarse.
Las autoridades, como siempre, recomiendan tomar rutas alternativas, aunque sabemos que eso no siempre es fácil en esta ciudad. ¡Un viaje que normalmente dura media hora, se prolonga dos horas! Muchos tuvieron que salir caminando, otros pedían aventones, y unos pocos, valientes, optaron por desafiar los charcos a bordo de sus bicicletas. Sin duda, un día para recordar… y quizás, para pedirle a Diosito que nos dé un respiro.
Este tipo de situaciones nos recuerdan una vez más la importancia de invertir en infraestructura adecuada y en sistemas de drenaje eficientes. Ya no podemos seguir poniendo parches y esperando que las cosas se solucionen solas. Necesitamos soluciones a largo plazo que prevengan estos incidentes y protejan a los ciudadanos. Porque así, año tras año, nos encontramos con las mismas cargas, las mismas broncas y el mismo estrés.
Además, es importante analizar si estamos haciendo lo suficiente para mitigar los efectos del cambio climático. Estas lluvias intensas podrían ser una señal de lo que está por venir, y debemos estar preparados. No podemos seguir ignorando las advertencias de los científicos y esperar a que sea demasiado tarde. La plata que se invierte en prevención ahora, nos ahorrará mucho más dinero –y sufrimiento– en el futuro. Y ni hablar de la seguridad de todos nosotros.
Con este panorama caótico, me pregunto: ¿Ustedes creen que el gobierno debería implementar un plan integral de gestión de riesgos y emergencias, enfocado en mejorar la infraestructura vial y fortalecer la capacidad de respuesta ante desastres naturales? ¡Denme su opinión, quiero saber qué piensan mis compas del foro sobre esto!
Desde tempranas horas de la tarde, las autoridades comenzaron a recibir reportes de inundaciones y cierre de vías. Primero, la Circunvalación, esa que siempre da problemas, se convirtió en un río, paralizando el tráfico en ambas direcciones. Luego, Montes de Oca sumó su propia dosis de drama con el desbordamiento de la Quebrada Los Negritos, bloqueando la entrada a la Facultad de Derecho de la UCR y causando estragos en algunas calles de Barrio Escalante. ¡Imagínate la bronca!
Pero eso no es todo, pues la lista de afectados siguió creciendo. Se reportaron inundaciones cerca de la intersección de Circunvalación con la ruta 32, en Colima, Tibás, y en la intersección con la ruta León XIII. También sufrieron las cercanías de la rotonda de San Sebastián, la rotonda de la Y Griega y, claro, la siempre problemática Calle Masís, justo donde pasa la Escuela de Educación y Química de la UCR, que también tuvo que cerrar. Definitivamente, un panorama bien salado.
Y ni hablar de La Sabana, donde las alcantarillas decidieron hacer la huelga, desbordándose al costado norte del Estadio Nacional. ¡Qué nivel de agua! Las presas eran enormes en la Autopista General Cañas, desde el Monumento al Agua en La Uruca hasta La Ribera de Belén; la ruta 27, entre La Sabana y la salida hacia Santa Ana; la radial Santa Ana–Belén; La Valencia; San Pedro–La Galera; y la ruta 32, desde la salida de Tibás hasta Santo Domingo de Heredia. Un verdadero chunche para cualquiera que intentara movilizarse.
Las autoridades, como siempre, recomiendan tomar rutas alternativas, aunque sabemos que eso no siempre es fácil en esta ciudad. ¡Un viaje que normalmente dura media hora, se prolonga dos horas! Muchos tuvieron que salir caminando, otros pedían aventones, y unos pocos, valientes, optaron por desafiar los charcos a bordo de sus bicicletas. Sin duda, un día para recordar… y quizás, para pedirle a Diosito que nos dé un respiro.
Este tipo de situaciones nos recuerdan una vez más la importancia de invertir en infraestructura adecuada y en sistemas de drenaje eficientes. Ya no podemos seguir poniendo parches y esperando que las cosas se solucionen solas. Necesitamos soluciones a largo plazo que prevengan estos incidentes y protejan a los ciudadanos. Porque así, año tras año, nos encontramos con las mismas cargas, las mismas broncas y el mismo estrés.
Además, es importante analizar si estamos haciendo lo suficiente para mitigar los efectos del cambio climático. Estas lluvias intensas podrían ser una señal de lo que está por venir, y debemos estar preparados. No podemos seguir ignorando las advertencias de los científicos y esperar a que sea demasiado tarde. La plata que se invierte en prevención ahora, nos ahorrará mucho más dinero –y sufrimiento– en el futuro. Y ni hablar de la seguridad de todos nosotros.
Con este panorama caótico, me pregunto: ¿Ustedes creen que el gobierno debería implementar un plan integral de gestión de riesgos y emergencias, enfocado en mejorar la infraestructura vial y fortalecer la capacidad de respuesta ante desastres naturales? ¡Denme su opinión, quiero saber qué piensan mis compas del foro sobre esto!