¡Fiufuuu! Después de una década como si estuviera buscando qué hacer, el dólar se puso medio mansito este viernes, parándose en ¢489,44. Una calma momentánea después de diez días seguidos bajando como papalón. Uno pensaba que ya había tocado fondo, mae, pero estos botes nunca dejan de dar sorpresas.
Recordemos que la semana pasada, el dólar cerró en ¢488,06 en Monex. Un respiro, sí, pero pa’ nadie es secreto que la situación sigue tensa. Porque aunque parezca que se ha estabilizado, los efectos en algunos sectores todavía se sienten con fuerza, especialmente en aquellos que dependen del turismo, un brete importantísimo para nuestra economía tica.
Y ahí es donde empiezan los ñames. La Cámara Costarricense de Hoteles (CCH) – esos siempre atentos a cualquier cosita que pueda afectar al negocio – encendieron las alarmas hace poco. Dicen que esta plata del dólar, sumada a otras cargas que tenemos encima como la inseguridad y las carreteras que parecen pistas de carreras sacudidas, le están haciendo mella al turismo. No es un secreto que muchos turistas prefieren ir a otros países donde les sientan más seguros y puedan disfrutar sin tanto estrés.
Flora Ayub, la jefa de la CCH, soltó unas verdades bien fuertes: “El valor actual del tipo de cambio, el aumento en los costos operativos, y otros factores que están afectando la percepción y experiencia de los visitantes, tales como la seguridad ciudadana, el estado de las carreteras y las limitaciones en infraestructura pública clave”. En pocas palabras, que estamos perdiendo atractivo como destino porque hay cosas que no andan bien, y eso pone en peligro miles de empleos, diay.
Verás, esto no es solo cosa de hoteles; afecta a todos los que trabajamos del turismo: restaurantes, transporte, artesanos... hasta el vendedor de raspao en la playa se siente golpeado. Cada vez que el dólar sube, nuestros precios se ven más caros para los extranjeros, y ellos buscan opciones más económicas en otros lugares. Es un círculo vicioso que nos tiene a todos preocupados.
Algunos economistas dicen que esta estabilidad podría durar un tiempo, pero advierten que no debemos dormirnos en los laureles. Porque, vamos, ¡somos Costa Rica! Siempre tenemos alguna sorpresa escondida bajo la manga. Además, la incertidumbre global no ayuda mucho, y mientras haya tensiones internacionales, el dólar seguirá siendo un comodín difícil de predecir. Lo que sí es seguro es que necesitamos trabajar duro para mejorar la imagen del país y ofrecer experiencias únicas que valgan la pena pagar, pese a la plata.
Ahora, hablando claro, no solo es la plata del dólar. La inseguridad es otro dolor de cabeza gigante. Nadie quiere ir de vacaciones a un lugar donde tengan que andar cuidándose cada cinco minutos. Y ni hablar de las carreteras: algunas son peores que senderos de montaña. Necesitamos inversión en infraestructura, más patrullaje policial, y una estrategia clara para promover nuestro turismo y demostrarle al mundo que Costa Rica sigue siendo un paraíso, a pesar de las dificultades. Este brete necesita soluciones, y rápido.
Así que aquí estamos, con el dólar estabilizado por ahora, pero con el futuro del turismo colgando de un hilo. ¿Será suficiente esta pausa para darle un respiro al sector, o necesitaremos medidas más drásticas para evitar que el panorama se complique aún más? ¿Ustedes creen que el gobierno debería implementar algún plan específico para apoyar a los negocios turísticos y atraer nuevamente a los visitantes?
Recordemos que la semana pasada, el dólar cerró en ¢488,06 en Monex. Un respiro, sí, pero pa’ nadie es secreto que la situación sigue tensa. Porque aunque parezca que se ha estabilizado, los efectos en algunos sectores todavía se sienten con fuerza, especialmente en aquellos que dependen del turismo, un brete importantísimo para nuestra economía tica.
Y ahí es donde empiezan los ñames. La Cámara Costarricense de Hoteles (CCH) – esos siempre atentos a cualquier cosita que pueda afectar al negocio – encendieron las alarmas hace poco. Dicen que esta plata del dólar, sumada a otras cargas que tenemos encima como la inseguridad y las carreteras que parecen pistas de carreras sacudidas, le están haciendo mella al turismo. No es un secreto que muchos turistas prefieren ir a otros países donde les sientan más seguros y puedan disfrutar sin tanto estrés.
Flora Ayub, la jefa de la CCH, soltó unas verdades bien fuertes: “El valor actual del tipo de cambio, el aumento en los costos operativos, y otros factores que están afectando la percepción y experiencia de los visitantes, tales como la seguridad ciudadana, el estado de las carreteras y las limitaciones en infraestructura pública clave”. En pocas palabras, que estamos perdiendo atractivo como destino porque hay cosas que no andan bien, y eso pone en peligro miles de empleos, diay.
Verás, esto no es solo cosa de hoteles; afecta a todos los que trabajamos del turismo: restaurantes, transporte, artesanos... hasta el vendedor de raspao en la playa se siente golpeado. Cada vez que el dólar sube, nuestros precios se ven más caros para los extranjeros, y ellos buscan opciones más económicas en otros lugares. Es un círculo vicioso que nos tiene a todos preocupados.
Algunos economistas dicen que esta estabilidad podría durar un tiempo, pero advierten que no debemos dormirnos en los laureles. Porque, vamos, ¡somos Costa Rica! Siempre tenemos alguna sorpresa escondida bajo la manga. Además, la incertidumbre global no ayuda mucho, y mientras haya tensiones internacionales, el dólar seguirá siendo un comodín difícil de predecir. Lo que sí es seguro es que necesitamos trabajar duro para mejorar la imagen del país y ofrecer experiencias únicas que valgan la pena pagar, pese a la plata.
Ahora, hablando claro, no solo es la plata del dólar. La inseguridad es otro dolor de cabeza gigante. Nadie quiere ir de vacaciones a un lugar donde tengan que andar cuidándose cada cinco minutos. Y ni hablar de las carreteras: algunas son peores que senderos de montaña. Necesitamos inversión en infraestructura, más patrullaje policial, y una estrategia clara para promover nuestro turismo y demostrarle al mundo que Costa Rica sigue siendo un paraíso, a pesar de las dificultades. Este brete necesita soluciones, y rápido.
Así que aquí estamos, con el dólar estabilizado por ahora, pero con el futuro del turismo colgando de un hilo. ¿Será suficiente esta pausa para darle un respiro al sector, o necesitaremos medidas más drásticas para evitar que el panorama se complique aún más? ¿Ustedes creen que el gobierno debería implementar algún plan específico para apoyar a los negocios turísticos y atraer nuevamente a los visitantes?
