Ay, negativamente, cholito… ¡Qué fiestón de barro se vivió en Barrio Dent el jueves pasado! Las imágenes de calles convertidas en ríos y vecinos lidiando con el agua hasta la cintura no dieron buen ejemplo de nuestra querida Costa Rica. Pero más allá de las fotos impactantes y los videos virales, detrás de esta tragedia hay décadas de decisiones erróneas, construcciones a medio camino y promesas incumplidas que terminaron ahogando a toda la comunidad. Este no es un evento aislado, amigos, sino la culminación de un brete que arrastra años de negligencia.
La situación se exacerbó con las fuertes lluvias, sí, pero como decíamos, la saturación de suelos y la construcción reciente de un tramo de la Circunvalación Norte jugaron un papel importante en el desastre. Según el alcalde Domingo Argüello, estamos hablando de tres causas principales, y ninguna de ellas es precisamente un secreto a voces: construcciones ilegales que invaden zonas de amortiguamiento, una tubería colapsada que ya había dado señales de alerta y, por supuesto, los efectos secundarios inesperados – y aparentemente agravantes – de la propia Circunvalación. ¡Qué carga!
Argüello no anduvo con rodeos explicando que la tubería problemática ya había cedido en 2005 y 2007, pese a las ‘reparaciones’ realizadas en ese entonces. Las cosas estaban tan feas, que según él, el propio diseño de la tubería original, instalada en los ’90 con un diámetro de 3,18 metros, contemplaba una vida útil de apenas diez años. Ahí tenés el panorama: una infraestructura obsoleta, plagada de fallas recurrentes y parcheada de manera precaria, esperando el día en que se fuera al traste, y parece que ese día llegó con furia.
Pero la historia va más allá de una simple tubería defectuosa. Retrocediendo unos 50 años en el tiempo, nos encontramos con que, en las décadas de los setenta y ochenta, se levantaron viviendas directamente sobre la quebrada Los Negritos. ¡Imagínate el maistro! Luego, decidieron entubar la quebrada, creyendo que un tubo sería suficiente para manejar el caudal proveniente de Barrio Dent y Escalante hacia el río Torres. Obviamente, no contaban con el volumen real de agua que circulaba por el cauce, y las inundaciones se convirtieron en una constante.
Ahora bien, la Circunvalación Norte, que se vendió como una solución vial integral, terminó siendo parte del problema. El alcalde Argüello critica duramente que la obra no abordó el problema hidráulico y, peor aún, pudo haberlo empeorado. La pregunta que queda flotando en el aire es: ¿cómo pudieron aprobar un proyecto de tal envergadura sin considerar la existencia de una quebrada subterránea y los riesgos asociados? Parece que alguien se jaló una torta grande con esa planificación.
El Instituto Meteorológico Nacional (IMN) reportó precipitaciones de hasta 200 milímetros durante la jornada del jueves, lo que contribuyó significativamente a la saturación de los sistemas de drenaje. Y aunque las lluvias intensas no son novedad en la zona, la combinación de factores mencionados anteriormente convirtió un evento climático extremo en una catástrofe humana. Por fortuna, hasta el momento no se han reportado víctimas mortales, pero los daños materiales son cuantiosos y el impacto emocional en la población es palpable.
Ante la crisis, las autoridades municipales se encuentran buscando soluciones, pero el camino no será fácil. Se barajan diversas opciones, como la expropiación de terrenos y la construcción de nuevas tuberías, pero todas requieren de recursos financieros y una coordinación interinstitucional efectiva. El alcalde reconoce que la situación es compleja y que no hay una solución mágica a corto plazo, pero promete trabajar incansablemente para mitigar los efectos del desastre y prevenir futuras tragedias. Será un brete, pero no imposible.
Entonces, cholos y cholas, con todo este panorama, me pregunto: ¿cree usted que la Municipalidad de Montes de Oca está tomando las medidas correctas para abordar este problema histórico y evitar que Barrio Dent vuelva a sufrir una inundación de estas características? ¿Se deberían priorizar otras soluciones, como la restauración de la quebrada Los Negritos a su cauce original, a pesar de los costos que ello implicaría?
La situación se exacerbó con las fuertes lluvias, sí, pero como decíamos, la saturación de suelos y la construcción reciente de un tramo de la Circunvalación Norte jugaron un papel importante en el desastre. Según el alcalde Domingo Argüello, estamos hablando de tres causas principales, y ninguna de ellas es precisamente un secreto a voces: construcciones ilegales que invaden zonas de amortiguamiento, una tubería colapsada que ya había dado señales de alerta y, por supuesto, los efectos secundarios inesperados – y aparentemente agravantes – de la propia Circunvalación. ¡Qué carga!
Argüello no anduvo con rodeos explicando que la tubería problemática ya había cedido en 2005 y 2007, pese a las ‘reparaciones’ realizadas en ese entonces. Las cosas estaban tan feas, que según él, el propio diseño de la tubería original, instalada en los ’90 con un diámetro de 3,18 metros, contemplaba una vida útil de apenas diez años. Ahí tenés el panorama: una infraestructura obsoleta, plagada de fallas recurrentes y parcheada de manera precaria, esperando el día en que se fuera al traste, y parece que ese día llegó con furia.
Pero la historia va más allá de una simple tubería defectuosa. Retrocediendo unos 50 años en el tiempo, nos encontramos con que, en las décadas de los setenta y ochenta, se levantaron viviendas directamente sobre la quebrada Los Negritos. ¡Imagínate el maistro! Luego, decidieron entubar la quebrada, creyendo que un tubo sería suficiente para manejar el caudal proveniente de Barrio Dent y Escalante hacia el río Torres. Obviamente, no contaban con el volumen real de agua que circulaba por el cauce, y las inundaciones se convirtieron en una constante.
Ahora bien, la Circunvalación Norte, que se vendió como una solución vial integral, terminó siendo parte del problema. El alcalde Argüello critica duramente que la obra no abordó el problema hidráulico y, peor aún, pudo haberlo empeorado. La pregunta que queda flotando en el aire es: ¿cómo pudieron aprobar un proyecto de tal envergadura sin considerar la existencia de una quebrada subterránea y los riesgos asociados? Parece que alguien se jaló una torta grande con esa planificación.
El Instituto Meteorológico Nacional (IMN) reportó precipitaciones de hasta 200 milímetros durante la jornada del jueves, lo que contribuyó significativamente a la saturación de los sistemas de drenaje. Y aunque las lluvias intensas no son novedad en la zona, la combinación de factores mencionados anteriormente convirtió un evento climático extremo en una catástrofe humana. Por fortuna, hasta el momento no se han reportado víctimas mortales, pero los daños materiales son cuantiosos y el impacto emocional en la población es palpable.
Ante la crisis, las autoridades municipales se encuentran buscando soluciones, pero el camino no será fácil. Se barajan diversas opciones, como la expropiación de terrenos y la construcción de nuevas tuberías, pero todas requieren de recursos financieros y una coordinación interinstitucional efectiva. El alcalde reconoce que la situación es compleja y que no hay una solución mágica a corto plazo, pero promete trabajar incansablemente para mitigar los efectos del desastre y prevenir futuras tragedias. Será un brete, pero no imposible.
Entonces, cholos y cholas, con todo este panorama, me pregunto: ¿cree usted que la Municipalidad de Montes de Oca está tomando las medidas correctas para abordar este problema histórico y evitar que Barrio Dent vuelva a sufrir una inundación de estas características? ¿Se deberían priorizar otras soluciones, como la restauración de la quebrada Los Negritos a su cauce original, a pesar de los costos que ello implicaría?
