¡Ay, patata! Parece que Bridgestone se puso las pilas y ahora anda haciendo cosas interesantes por nuestra pura tierra. No me refiero a anuncios grandilocuentes ni a esas campañas aburridas que te duermes viendo, sino a algo que realmente puede hacer diferencia: enseñarles a los niños cómo andar seguros en las calles. Se trata del programa “Piensa Antes de Conducir Kids”, y vaya que le ha agarrado ritmo.
La idea es simple, pero efectiva: combinar la tecnología moderna –como la realidad virtual– con buenos viejos cursos en línea para que estos pibles entiendan qué significa respetar las señales, actuar responsablemente y hasta mantener las llantas en buen estado. Porque díganle a mi primo Luis, que siempre andaba con las llantas más bien peladas y luego se quejaba de que el carro lo llevaba como si fuera un caballito salvaje… ¡Qué cosa!
Imagínense esto: los niños metidos en unos lentes de realidad virtual, simulando estar en medio del tráfico. Pueden ver las consecuencias de sus actos, aprender a reaccionar ante diferentes escenarios y entender por qué hay que ceder el paso, por ejemplo. Así, en lugar de quedarse pensando “¿por qué tengo que esperar?”, entienden que es porque si no, ¡boom!, sale corriendo alguien y eso sí que es una torta.
Este año, el programa se superó. Además de los cursos regulares, hubo actividades especiales por el Día del Niño. En la Escuela Manuel del Pilar, en Belén, se organizó una linda jornada de voluntariado. Y en el Parque Infantil Karen Olsen, unos quince estudiantes participaron en talleres educativos y juegos divertidos, todo con ayuda del COSEVI. Una verdadera movida para acercarse a la gente y plantar la semilla de la seguridad vial desde pequeños.
Carolina Lizano, quien maneja las relaciones públicas de Bridgestone Latinoamérica Norte, nos comentó que cada niño que participa es una oportunidad para multiplicar esos mensajes preventivos. Y hablando claro, tiene toda la razón. Que un nene aprenda a respetar las normas de tránsito y luego se las enseñe a sus panas y a sus familiares... ¡eso sí que vale oro!
Y no solo Bridgestone piensa así. La Dirección General de Educación Vial también está convencida de que formar a los niños es fundamental para bajar esos números escalofriantes de accidentes en nuestras carreteras. Sindy Coto, la directora de Educación Vial, dice que la unión entre empresas privadas y el sector público hace maravillas para que nuestros jóvenes adquieran buenos hábitos y se conviertan en conductores responsables en el futuro. ¡Así da gusto!
Han ido a varias escuelas, tanto en San José como en Heredia, llevando este programa a zonas urbanas y suburbanas. Se nota que le están echando ganas y buscando llegar a todos los rincones del país. Y créanme, en algunos lugares necesitamos desesperadamente que nos recuerden que cruzar la calle corriendo detrás de una chancla no es precisamente lo más seguro del mundo… ¡Díay, cuántos sustos nos hemos llevado!
Ahora, les pregunto a ustedes, mis queridos foristas: ¿creen que programas como este son la solución para reducir los accidentes de tráfico en Costa Rica, o hay otras medidas que deberían tomarse más en serio? ¿Ustedes, qué harían diferente para lograr que nuestros caminos sean más seguros para todos?
La idea es simple, pero efectiva: combinar la tecnología moderna –como la realidad virtual– con buenos viejos cursos en línea para que estos pibles entiendan qué significa respetar las señales, actuar responsablemente y hasta mantener las llantas en buen estado. Porque díganle a mi primo Luis, que siempre andaba con las llantas más bien peladas y luego se quejaba de que el carro lo llevaba como si fuera un caballito salvaje… ¡Qué cosa!
Imagínense esto: los niños metidos en unos lentes de realidad virtual, simulando estar en medio del tráfico. Pueden ver las consecuencias de sus actos, aprender a reaccionar ante diferentes escenarios y entender por qué hay que ceder el paso, por ejemplo. Así, en lugar de quedarse pensando “¿por qué tengo que esperar?”, entienden que es porque si no, ¡boom!, sale corriendo alguien y eso sí que es una torta.
Este año, el programa se superó. Además de los cursos regulares, hubo actividades especiales por el Día del Niño. En la Escuela Manuel del Pilar, en Belén, se organizó una linda jornada de voluntariado. Y en el Parque Infantil Karen Olsen, unos quince estudiantes participaron en talleres educativos y juegos divertidos, todo con ayuda del COSEVI. Una verdadera movida para acercarse a la gente y plantar la semilla de la seguridad vial desde pequeños.
Carolina Lizano, quien maneja las relaciones públicas de Bridgestone Latinoamérica Norte, nos comentó que cada niño que participa es una oportunidad para multiplicar esos mensajes preventivos. Y hablando claro, tiene toda la razón. Que un nene aprenda a respetar las normas de tránsito y luego se las enseñe a sus panas y a sus familiares... ¡eso sí que vale oro!
Y no solo Bridgestone piensa así. La Dirección General de Educación Vial también está convencida de que formar a los niños es fundamental para bajar esos números escalofriantes de accidentes en nuestras carreteras. Sindy Coto, la directora de Educación Vial, dice que la unión entre empresas privadas y el sector público hace maravillas para que nuestros jóvenes adquieran buenos hábitos y se conviertan en conductores responsables en el futuro. ¡Así da gusto!
Han ido a varias escuelas, tanto en San José como en Heredia, llevando este programa a zonas urbanas y suburbanas. Se nota que le están echando ganas y buscando llegar a todos los rincones del país. Y créanme, en algunos lugares necesitamos desesperadamente que nos recuerden que cruzar la calle corriendo detrás de una chancla no es precisamente lo más seguro del mundo… ¡Díay, cuántos sustos nos hemos llevado!
Ahora, les pregunto a ustedes, mis queridos foristas: ¿creen que programas como este son la solución para reducir los accidentes de tráfico en Costa Rica, o hay otras medidas que deberían tomarse más en serio? ¿Ustedes, qué harían diferente para lograr que nuestros caminos sean más seguros para todos?
