Ay, mae, qué pena… la búsqueda del pequeño Leandro, el nene de cinco años que desapareció tragado por una alcantarilla en Purral de Goicoechea, tuvo que suspenderse hoy. Las lluvias no dieron tregua, y ahora la incertidumbre pesa como una torta en el corazón de todos.
Como les contábamos, el viernes pasado alrededor de las seis de la tarde, el muchacho se le fue arrastrando mientras jugaba cerca de la calle. Una alcantarilla sin tapa, esos siempre dan problemas, le jugó una mala pasada. Se activaron todas las alarmas: Cruz Roja, Bomberos, vecinos, todos buscando por donde diera la luz. Jalarse una torta, porque así es la vida a veces, te da un golpe inesperado.
Durante toda la noche, equipos especializados peinaron ríos y quebradas cercanas, con la esperanza de encontrar alguna señal del niño. Incluso esta mañana, con el amanecer, retomaron la búsqueda con energías renovadas, recorriendo el río Torres. Pero las condiciones climáticas fueron empeorando, la lluvia caía a cántaros, y el río crecía amenazante.
Según informaron voceros de la Cruz Roja, unas treinta y cinco personas, incluyendo especialistas en rescate acuático y caninos entrenados, participaron en las labores de búsqueda. Un esfuerzo enorme, te digo, con la esperanza de traerlo sano y salvo a casa. Se encontró solamente su cachucha, un recordatorio amargo de lo ocurrido, una vara bien difícil de tragar.
“Las fuertes corrientes dificultaban enormemente las maniobras”, explicó Juan Pérez, jefe de operaciones de la Cruz Roja en la zona. “No queríamos arriesgar la integridad de nuestros voluntarios ni aumentar el peligro. Por eso, se tomó la decisión de suspender temporalmente la búsqueda hasta que mejore el clima”. Ese brete, pues, se complica, ay Dios mío.
La comunidad de Purral vive momentos de angustia y desesperación. Vecinos organizaron vigilias y plegarias, esperando un milagro. Muchos recuerdan haber alertado sobre la peligrosidad de la alcantarilla sin tapa, pero parece que nadie escuchó. Esto demuestra, otra vez, la falta de mantenimiento y planificación en muchas zonas del país. Qué pena, la verdad, que tenga que pasar algo así para que se tomen cartas en el asunto.
El caso de Leandro ha puesto en evidencia la necesidad de mejorar la infraestructura urbana, especialmente en zonas vulnerables como Purral. Muchas familias viven cerca de ríos y quebradas, expuestas a riesgos similares. Es fundamental que las autoridades actúen de manera preventiva y garantice la seguridad de todos los ciudadanos. Que no vuelva a pasar una desgracia así, diay.
Con la búsqueda suspendida y el pronóstico del tiempo incierto, la esperanza se va apagando poco a poco. La familia de Leandro espera ansiosa noticias, aferrándose a la fe. Ahora me pregunto, ¿crees tú que las autoridades tomarán medidas urgentes para evitar tragedias como esta en el futuro, o seguiremos viendo cómo estos problemas se van arrastrando como el río en época de lluvias?
Como les contábamos, el viernes pasado alrededor de las seis de la tarde, el muchacho se le fue arrastrando mientras jugaba cerca de la calle. Una alcantarilla sin tapa, esos siempre dan problemas, le jugó una mala pasada. Se activaron todas las alarmas: Cruz Roja, Bomberos, vecinos, todos buscando por donde diera la luz. Jalarse una torta, porque así es la vida a veces, te da un golpe inesperado.
Durante toda la noche, equipos especializados peinaron ríos y quebradas cercanas, con la esperanza de encontrar alguna señal del niño. Incluso esta mañana, con el amanecer, retomaron la búsqueda con energías renovadas, recorriendo el río Torres. Pero las condiciones climáticas fueron empeorando, la lluvia caía a cántaros, y el río crecía amenazante.
Según informaron voceros de la Cruz Roja, unas treinta y cinco personas, incluyendo especialistas en rescate acuático y caninos entrenados, participaron en las labores de búsqueda. Un esfuerzo enorme, te digo, con la esperanza de traerlo sano y salvo a casa. Se encontró solamente su cachucha, un recordatorio amargo de lo ocurrido, una vara bien difícil de tragar.
“Las fuertes corrientes dificultaban enormemente las maniobras”, explicó Juan Pérez, jefe de operaciones de la Cruz Roja en la zona. “No queríamos arriesgar la integridad de nuestros voluntarios ni aumentar el peligro. Por eso, se tomó la decisión de suspender temporalmente la búsqueda hasta que mejore el clima”. Ese brete, pues, se complica, ay Dios mío.
La comunidad de Purral vive momentos de angustia y desesperación. Vecinos organizaron vigilias y plegarias, esperando un milagro. Muchos recuerdan haber alertado sobre la peligrosidad de la alcantarilla sin tapa, pero parece que nadie escuchó. Esto demuestra, otra vez, la falta de mantenimiento y planificación en muchas zonas del país. Qué pena, la verdad, que tenga que pasar algo así para que se tomen cartas en el asunto.
El caso de Leandro ha puesto en evidencia la necesidad de mejorar la infraestructura urbana, especialmente en zonas vulnerables como Purral. Muchas familias viven cerca de ríos y quebradas, expuestas a riesgos similares. Es fundamental que las autoridades actúen de manera preventiva y garantice la seguridad de todos los ciudadanos. Que no vuelva a pasar una desgracia así, diay.
Con la búsqueda suspendida y el pronóstico del tiempo incierto, la esperanza se va apagando poco a poco. La familia de Leandro espera ansiosa noticias, aferrándose a la fe. Ahora me pregunto, ¿crees tú que las autoridades tomarán medidas urgentes para evitar tragedias como esta en el futuro, o seguiremos viendo cómo estos problemas se van arrastrando como el río en época de lluvias?