¡Ay, Dios mío! Otra vez la Ruta 32, ese dolor de cabeza nacional. Resulta que ahora, además de los camiones chocándose y los buses atascados, tenemos que lidiar con rocas cayéndose del cerro. Imagínense la bronca para los que van pa’ Limón o regresan de vacaciones. El MOPT, con toda su calma, nos dice que ‘no pueden determinar una hora de apertura’, ¡qué despache! Parece que la montaña quiere tomarse un respiro.
Según fuentes oficiales, funcionarios del Conavi anduvieron ahí desde tempranito – casi como si lo esperaran – tratando de quitarle las piedras al camino en los kilómetros 28 y 33. Todo esto luego de que el lunes pasado, día 3 de noviembre, la carretera cerrara porque la lluvia decidió hacer de las suyas. Deslizamientos, barro, el ambiente perfecto para que la ruta se declare intransitable. Uno se queda pensando qué habrá pasado realmente ahí arriba; parece que la Madre Naturaleza anda de malas.
Para quienes necesitan llegar o salir de Limón, la opción es buscarle la quinta esencia: ir por Turrialba por la Ruta 10. También hay Bajos de Chilamate-Vuelta de Kopper, pero eso es pa’ carros pequeños, ¡los picadillos! Vara Blanca, bueno, esa es pa’ los valientes que les gusta le regatearle al terreno… Pero vamos, que opciones hay, aunque ninguna iguala la comodidad de la 32 cuando está bien portándose. Ya saben, como buen tico, hay que ponerle corazón y buscarle la vuelta.
La verdad es que esta situación pone en evidencia la necesidad urgente de invertir más en mantenimiento de la infraestructura vial. No es suficiente echar unas cuantas piedras y esperar que la cosa se solucione sola. Hay que estudiar seriamente las causas de estos derrumbes recurrentes, reforzar las laderas y quizás, considerar otras soluciones ingenieriles que eviten estas interrupciones constantes. Porque vaya que afecta la economía y las ganas de disfrutar de la costa caribeña.
Y ni hablar del estrés que genera esto. Imaginen a la gente llegando tarde al trabajo, perdiendo compromisos, teniendo que explicar por qué no llegaron. ¡Un tortilla! Además, la incertidumbre de cuándo volverá a abrir la ruta es lo peor. Te quedas pegado esperando noticias, revisando las redes sociales del MOPT, preguntándole a cualquier conocido que viaje por la zona. Una verdadera pesadilla.
Algunos expertos sugieren que la tala indiscriminada de árboles en las montañas contribuye a la inestabilidad del suelo, haciendo más propensos los deslizamientos. Esto, sumado al cambio climático y las lluvias intensas, crea una combinación explosiva. Es importante recordar que la naturaleza no perdona y que debemos cuidarla para evitar estas situaciones. Un poco más de conciencia ambiental, cae bien, ¿eh?
Desde el gobierno han prometido revisar el plan de obras viales y agilizar las mejoras necesarias. Dicen que tienen varios proyectos en carpeta, pero mientras tanto, toca seguir buscando alternativas y aguantando el tráfico. Lo que sí está claro es que la Ruta 32 necesita una solución a largo plazo, no solo parches temporales que se deshacen con la próxima tormenta. Es vital que se priorice la seguridad de los usuarios y se garantice un tránsito fluido y seguro.
En fin, amigos, ¿ustedes creen que el MOPT realmente va a solucionar este problema de raíz o seguiremos viendo la Ruta 32 cerrada cada vez que llueve un poquito más fuerte? Compartan sus experiencias y opiniones en el foro. ¡A ver qué dicen!
Según fuentes oficiales, funcionarios del Conavi anduvieron ahí desde tempranito – casi como si lo esperaran – tratando de quitarle las piedras al camino en los kilómetros 28 y 33. Todo esto luego de que el lunes pasado, día 3 de noviembre, la carretera cerrara porque la lluvia decidió hacer de las suyas. Deslizamientos, barro, el ambiente perfecto para que la ruta se declare intransitable. Uno se queda pensando qué habrá pasado realmente ahí arriba; parece que la Madre Naturaleza anda de malas.
Para quienes necesitan llegar o salir de Limón, la opción es buscarle la quinta esencia: ir por Turrialba por la Ruta 10. También hay Bajos de Chilamate-Vuelta de Kopper, pero eso es pa’ carros pequeños, ¡los picadillos! Vara Blanca, bueno, esa es pa’ los valientes que les gusta le regatearle al terreno… Pero vamos, que opciones hay, aunque ninguna iguala la comodidad de la 32 cuando está bien portándose. Ya saben, como buen tico, hay que ponerle corazón y buscarle la vuelta.
La verdad es que esta situación pone en evidencia la necesidad urgente de invertir más en mantenimiento de la infraestructura vial. No es suficiente echar unas cuantas piedras y esperar que la cosa se solucione sola. Hay que estudiar seriamente las causas de estos derrumbes recurrentes, reforzar las laderas y quizás, considerar otras soluciones ingenieriles que eviten estas interrupciones constantes. Porque vaya que afecta la economía y las ganas de disfrutar de la costa caribeña.
Y ni hablar del estrés que genera esto. Imaginen a la gente llegando tarde al trabajo, perdiendo compromisos, teniendo que explicar por qué no llegaron. ¡Un tortilla! Además, la incertidumbre de cuándo volverá a abrir la ruta es lo peor. Te quedas pegado esperando noticias, revisando las redes sociales del MOPT, preguntándole a cualquier conocido que viaje por la zona. Una verdadera pesadilla.
Algunos expertos sugieren que la tala indiscriminada de árboles en las montañas contribuye a la inestabilidad del suelo, haciendo más propensos los deslizamientos. Esto, sumado al cambio climático y las lluvias intensas, crea una combinación explosiva. Es importante recordar que la naturaleza no perdona y que debemos cuidarla para evitar estas situaciones. Un poco más de conciencia ambiental, cae bien, ¿eh?
Desde el gobierno han prometido revisar el plan de obras viales y agilizar las mejoras necesarias. Dicen que tienen varios proyectos en carpeta, pero mientras tanto, toca seguir buscando alternativas y aguantando el tráfico. Lo que sí está claro es que la Ruta 32 necesita una solución a largo plazo, no solo parches temporales que se deshacen con la próxima tormenta. Es vital que se priorice la seguridad de los usuarios y se garantice un tránsito fluido y seguro.
En fin, amigos, ¿ustedes creen que el MOPT realmente va a solucionar este problema de raíz o seguiremos viendo la Ruta 32 cerrada cada vez que llueve un poquito más fuerte? Compartan sus experiencias y opiniones en el foro. ¡A ver qué dicen!