¡Ay, papá! Esto del Puerto de Caldera parece que nunca va a terminar. La Contraloría General de la República (CGR) le dio el jeje a la última impugnación contra el pliego de condiciones para la modernización, así que ahora sí, el Instituto Costarricense de Puertos del Pacífico (Incop) puede seguir adelante con la licitación. A estas alturas, uno ya ni se sorprende, ¿verdad?
Desde hace meses, la situación en Caldera es un verdadero dolor de cabeza para todos los que dependemos del comercio exterior. Los retrasos en las cargas y descargas han ido de mal en peor, generando costos extra altísimos para las empresas y terminando afectándonos a nosotros, los consumidores. Ya saben, todo se acaba pasando por ahí, así que si ellos pierden dinero, al final nos toca pagarla nosotros. ¡Qué despache!
La empresa Logística de Granos S.A. intentó meterle mano a la jugada, presentando un recurso de objeción argumentando que era imposible dar en concesión las obras que ya existen. También reclamaron por lo del canon de explotación y porque supuestamente no estaban claros los planes para los remolcadores. Pero la CGR se puso seria y les dijo que ya se habían equivocado antes, así que perdieron el derecho a objetar. Total, ¡se la jalaron!
Y es que esto del proceso licitatorio se ha arrastrado más que buey mojado. La Contraloría dice que su función es garantizar que todo esté dentro de la ley, y eso lleva su tiempo, claro. Pero mientras tanto, el sector empresarial está desesperado, pidiendo a gritos que se acelere la concesión. Hace poco, trece cámaras empresariales advirtieron que la situación es crítica y que estamos al borde de un colapso logístico. ¡No es broma, compas!
El proyecto para modernizar el puerto tiene un costo de ¡$600 millones!, una suma considerable que busca transformar Caldera en un centro logístico de primer mundo. Se planea construir un nuevo frente de atraque, ampliar el patio de contenedores, mejorar los accesos… toda la onda. En resumen, quieren pasar de atender 600 barcos al año a casi mil, y aumentar las toneladas manejadas de 6 a 11 millones. Suena bonito en papel, pero queda ver cómo se traduce todo esto en la práctica.
El Gobierno asegura que con estas mejoras, la operación del puerto se reflejará hasta el 2029. Ahí hay mucha incertidumbre, porque entre tanto papeleo y construcción, pueden pasar muchas cosas. Mientras tanto, la administración Chaves Robles prometió invertir unos $14 millones en mejoras paliativas, pero muchos en el sector consideran que es como echarle agua al mar. Un churrito, vamos.
Lo más preocupante es que el colapso actual ya está afectando la competitividad del país. Las empresas están teniendo que pagar cargos adicionales por los retrasos, y esos costos obviamente terminan siendo trasladados a los precios finales de los productos. ¡Una torta, que nos toque cargar con todo!
Ahora bien, con todas estas vueltas y contratiempos, me pregunto: ¿cree usted que realmente lograremos tener un puerto moderno y eficiente en Caldera antes de que nos vayamos al traste por culpa de tanta burocracia? ¡Dígame qué opina en los comentarios!
Desde hace meses, la situación en Caldera es un verdadero dolor de cabeza para todos los que dependemos del comercio exterior. Los retrasos en las cargas y descargas han ido de mal en peor, generando costos extra altísimos para las empresas y terminando afectándonos a nosotros, los consumidores. Ya saben, todo se acaba pasando por ahí, así que si ellos pierden dinero, al final nos toca pagarla nosotros. ¡Qué despache!
La empresa Logística de Granos S.A. intentó meterle mano a la jugada, presentando un recurso de objeción argumentando que era imposible dar en concesión las obras que ya existen. También reclamaron por lo del canon de explotación y porque supuestamente no estaban claros los planes para los remolcadores. Pero la CGR se puso seria y les dijo que ya se habían equivocado antes, así que perdieron el derecho a objetar. Total, ¡se la jalaron!
Y es que esto del proceso licitatorio se ha arrastrado más que buey mojado. La Contraloría dice que su función es garantizar que todo esté dentro de la ley, y eso lleva su tiempo, claro. Pero mientras tanto, el sector empresarial está desesperado, pidiendo a gritos que se acelere la concesión. Hace poco, trece cámaras empresariales advirtieron que la situación es crítica y que estamos al borde de un colapso logístico. ¡No es broma, compas!
El proyecto para modernizar el puerto tiene un costo de ¡$600 millones!, una suma considerable que busca transformar Caldera en un centro logístico de primer mundo. Se planea construir un nuevo frente de atraque, ampliar el patio de contenedores, mejorar los accesos… toda la onda. En resumen, quieren pasar de atender 600 barcos al año a casi mil, y aumentar las toneladas manejadas de 6 a 11 millones. Suena bonito en papel, pero queda ver cómo se traduce todo esto en la práctica.
El Gobierno asegura que con estas mejoras, la operación del puerto se reflejará hasta el 2029. Ahí hay mucha incertidumbre, porque entre tanto papeleo y construcción, pueden pasar muchas cosas. Mientras tanto, la administración Chaves Robles prometió invertir unos $14 millones en mejoras paliativas, pero muchos en el sector consideran que es como echarle agua al mar. Un churrito, vamos.
Lo más preocupante es que el colapso actual ya está afectando la competitividad del país. Las empresas están teniendo que pagar cargos adicionales por los retrasos, y esos costos obviamente terminan siendo trasladados a los precios finales de los productos. ¡Una torta, que nos toque cargar con todo!
Ahora bien, con todas estas vueltas y contratiempos, me pregunto: ¿cree usted que realmente lograremos tener un puerto moderno y eficiente en Caldera antes de que nos vayamos al traste por culpa de tanta burocracia? ¡Dígame qué opina en los comentarios!