¡Ay, Dios mío! Pues resulta que el gobierno de Chaves le cambió el chip a cómo cuidar a las mujeres embarazadas. Ya no va por ahí de proteger la salud de la mina, sino que ahora la onda es resguardar la vida de la madre y del bebé desde que está en la panza. ¡Qué cambio de rumbo, chele!
La normativa anterior, la que puso Carlos Alvarado allá por el 2019, era bastante clara: se enfocaba en la salud de la embarazada. El Decreto Ejecutivo 42113-S dejaba claro que la prioridad era ella, y tenía un proceso bien definido para decidir si se podía interrumpir un embarazo si había peligro para su vida o salud, y eso no se podía arreglar de otra forma. Pero pa’ esto sí, parece que le cambiaron las tornas.
Ahora salió una “Norma Técnica para la Protección y Cumplimiento de los Derechos Humanos de la Mujer Embarazada en Situación de Riesgo y la Persona por Nacer”. ¡Qué título tan largo! Pero la verdad es que cambia todo. No solo el nombre, sino la forma de ver las cosas. Antes se pensaba en la mujer, ahora se piensa en madre e hijo(a) juntos, como un paquetito, vaya.
El nuevo plan, diay, es “salvar ambas vidas”. Se supone que los doctores tienen que hacer hasta lo imposible para que tanto la mamá como el feto estén bien, buscando que el bebé llegue a estar “viable extrauterino”, o sea, que pueda sobrevivir fuera de la barriga. Esto quiere decir que van a tener que ponerle toda la carne al asador, estabilizando la salud de la mamá y a la vez cuidando al baby.
Y ojo, porque ahora la decisión ya no depende solamente del médico o del hospital. La idea es que todo el sistema de salud, desde el EBAIS hasta los hospitales más grandes y las clínicas privadas, esté metido en esto. Dicen que quieren que sea más rápido y cercano, sobre todo para las que viven en zonas rurales o lugares donde no hay muchos recursos. ¡Pero qué carga!, porque manejar un caso así requiere mucha preparación y gente especializada. Imagínate mandar eso al EBAIS… ¡Uy, uy, uy!
Además, ahora le dan más importancia a la salud mental de la mujer. Van a fortalecer la atención psicológica y familiar para las minas que tengan problemas emocionales o estén pasando por situaciones difíciles durante el embarazo. Hablan de depresión postparto, violencia doméstica, ¡de todo! Y también prometen ayuda especial para las familias que estén atravesando momentos muy duros, como cuando el bebé nace con algún problema grave. Qué bueno que le den más espacio a esto, porque a veces eso queda totalmente olvidado.
¿Se acuerdan que antes, para poder interrumpir un embarazo por razones médicas, se necesitaba la aprobación de varias juntas y seguir unos pasos bien estrictos? Pues eso ya no. Ahora, dicen, solo se podrá considerar terminar el embarazo si todas las opciones médicas han fallado y todavía existe un peligro real para la vida de la madre o del bebé. ¡Tremenda diferencia! Parece que ahora la prioridad es mantener a los dos vivos, cueste lo que cueste.
En fin, pues con este nuevo reglamento, el Gobierno está tratando de mostrarse como defensor de los derechos humanos de la mujer y del bebé. Pero muchas expertas y organizaciones que trabajan por los derechos reproductivos piensan que esto es un paso atrás, que se está dejando de lado la autonomía de la mujer. ¡Qué vaina! Con tantas vueltas y cambios, me pregunto... ¿Realmente este nuevo reglamento beneficiará a las mujeres embarazadas en situaciones de riesgo o simplemente complicará aún más las cosas?
La normativa anterior, la que puso Carlos Alvarado allá por el 2019, era bastante clara: se enfocaba en la salud de la embarazada. El Decreto Ejecutivo 42113-S dejaba claro que la prioridad era ella, y tenía un proceso bien definido para decidir si se podía interrumpir un embarazo si había peligro para su vida o salud, y eso no se podía arreglar de otra forma. Pero pa’ esto sí, parece que le cambiaron las tornas.
Ahora salió una “Norma Técnica para la Protección y Cumplimiento de los Derechos Humanos de la Mujer Embarazada en Situación de Riesgo y la Persona por Nacer”. ¡Qué título tan largo! Pero la verdad es que cambia todo. No solo el nombre, sino la forma de ver las cosas. Antes se pensaba en la mujer, ahora se piensa en madre e hijo(a) juntos, como un paquetito, vaya.
El nuevo plan, diay, es “salvar ambas vidas”. Se supone que los doctores tienen que hacer hasta lo imposible para que tanto la mamá como el feto estén bien, buscando que el bebé llegue a estar “viable extrauterino”, o sea, que pueda sobrevivir fuera de la barriga. Esto quiere decir que van a tener que ponerle toda la carne al asador, estabilizando la salud de la mamá y a la vez cuidando al baby.
Y ojo, porque ahora la decisión ya no depende solamente del médico o del hospital. La idea es que todo el sistema de salud, desde el EBAIS hasta los hospitales más grandes y las clínicas privadas, esté metido en esto. Dicen que quieren que sea más rápido y cercano, sobre todo para las que viven en zonas rurales o lugares donde no hay muchos recursos. ¡Pero qué carga!, porque manejar un caso así requiere mucha preparación y gente especializada. Imagínate mandar eso al EBAIS… ¡Uy, uy, uy!
Además, ahora le dan más importancia a la salud mental de la mujer. Van a fortalecer la atención psicológica y familiar para las minas que tengan problemas emocionales o estén pasando por situaciones difíciles durante el embarazo. Hablan de depresión postparto, violencia doméstica, ¡de todo! Y también prometen ayuda especial para las familias que estén atravesando momentos muy duros, como cuando el bebé nace con algún problema grave. Qué bueno que le den más espacio a esto, porque a veces eso queda totalmente olvidado.
¿Se acuerdan que antes, para poder interrumpir un embarazo por razones médicas, se necesitaba la aprobación de varias juntas y seguir unos pasos bien estrictos? Pues eso ya no. Ahora, dicen, solo se podrá considerar terminar el embarazo si todas las opciones médicas han fallado y todavía existe un peligro real para la vida de la madre o del bebé. ¡Tremenda diferencia! Parece que ahora la prioridad es mantener a los dos vivos, cueste lo que cueste.
En fin, pues con este nuevo reglamento, el Gobierno está tratando de mostrarse como defensor de los derechos humanos de la mujer y del bebé. Pero muchas expertas y organizaciones que trabajan por los derechos reproductivos piensan que esto es un paso atrás, que se está dejando de lado la autonomía de la mujer. ¡Qué vaina! Con tantas vueltas y cambios, me pregunto... ¿Realmente este nuevo reglamento beneficiará a las mujeres embarazadas en situaciones de riesgo o simplemente complicará aún más las cosas?