¡Ay, Dios mío! ¿Se imaginan? Más de mil vuelos cancelados en Estados Unidos, y todo por culpa de una bronca política entre los gringos. Parece novela china, pero esto está afectando a miles de personas y nos hace preguntarnos si nuestros connacionales que andan paseándose por allá también se vieron afectados. La cosa pinta fea, chunches.
Al parecer, el estancamiento presupuestario ha dejado a varias agencias gubernamentales, incluyendo la FAA (Administración Federal de Aviación), operando a secas. Desde el 1 de octubre, el gobierno de Joe Biden lleva batallando con el Congreso – que ahora tiene mayoría republicana – sobre cómo gastar el dinero de los contribuyentes. Los republicanos quieren recortar algunos programas sociales, y los demócratas no ceden ni un pelo. Resultado: empleados clave, como los controladores aéreos, trabajan sin recibir su salario, y la seguridad aérea se pone en riesgo.
Lo peor es que estamos hablando de la temporada alta de viajes. Con Acción de Gracias a la vuelta de la esquina, cientos de miles de estadounidenses planean visitar a sus familias y amigos. Ahora, muchos se encuentran varados en aeropuertos, sin saber cuándo podrán regresar a casa. ¡Qué torta! Imaginemos la desesperación, mae. Las colas para pasar seguridad eran kilométricas, según cuentan los reportes.
Según fuentes oficiales, aeropuertos como Washington Reagan, Chicago O’Hare y Atlanta son los que más han sufrido. FlightAware, un sitio web especializado en rastrear vuelos, registró alrededor de mil cancelaciones el viernes pasado, y se espera que unas 700 más ocurran hoy. Robert Isom, jefe de American Airlines, fue claro: “Esto es frustrante. No deberíamos estar en esta situación.” Ya lo dijo el señor, la cosa está descontrolada.
Y no solo American Airlines está sufriendo. Delta Air Lines tuvo que cancelar unos 170 vuelos, y Southwest Airlines, otros cien. Algunos pasajeros, como Werner Buchi, un jubilado que esperaba a su hija en el aeropuerto LaGuardia, expresaron su preocupación. “Esto se agavará si la situación se prolonga hasta Acción de Gracias,” lamentó, visiblemente molesto. Parece que nadie escapa a este brete.
Por supuesto, Trump no se quedó callado. En su plataforma Truth Social, le pidió a los senadores que lleguen a un acuerdo lo antes posible. ¿Será que el expresidente busca capital político en medio del caos? Difícil decirlo, pero lo cierto es que la crisis afecta a todos, incluso a quienes ya no están en el poder. Y aunque las autoridades aseguran que volar sigue siendo seguro, muchos trabajadores del sector están pidiendo licencia por enfermedad, ¿se puede culparlos?
Recordemos que hay cerca de 14.000 controladores aéreos supervisando el espacio aéreo de Estados Unidos. Cada día, más de tres millones de pasajeros vuelan dentro del país, en un promedio de más de 44.000 vuelos. Por eso, cualquier falla en el sistema puede tener consecuencias devastadoras. Kathleen, otra viajera, comentó: “Es muy duro trabajar bajo presión sin cobrar.” Totalmente de acuerdo, señora. Nadie trabaja bien con el estrés y la incertidumbre económica.
Bueno, pues ahí lo tienen, directito desde el congelador de Estados Unidos. Una verdadera madeja, y nos deja pensando: ¿qué tan preparados estamos nosotros, los ticos, ante situaciones similares? ¿Deberíamos exigirle a nuestro gobierno que tenga planes de contingencia para estos casos? ¿Ustedes creen que este tipo de crisis políticas podría afectar eventualmente nuestras propias aerolíneas o la conectividad con otros países? Déjenme sus opiniones en el foro, ¡quiero saber qué piensa la banda!
Al parecer, el estancamiento presupuestario ha dejado a varias agencias gubernamentales, incluyendo la FAA (Administración Federal de Aviación), operando a secas. Desde el 1 de octubre, el gobierno de Joe Biden lleva batallando con el Congreso – que ahora tiene mayoría republicana – sobre cómo gastar el dinero de los contribuyentes. Los republicanos quieren recortar algunos programas sociales, y los demócratas no ceden ni un pelo. Resultado: empleados clave, como los controladores aéreos, trabajan sin recibir su salario, y la seguridad aérea se pone en riesgo.
Lo peor es que estamos hablando de la temporada alta de viajes. Con Acción de Gracias a la vuelta de la esquina, cientos de miles de estadounidenses planean visitar a sus familias y amigos. Ahora, muchos se encuentran varados en aeropuertos, sin saber cuándo podrán regresar a casa. ¡Qué torta! Imaginemos la desesperación, mae. Las colas para pasar seguridad eran kilométricas, según cuentan los reportes.
Según fuentes oficiales, aeropuertos como Washington Reagan, Chicago O’Hare y Atlanta son los que más han sufrido. FlightAware, un sitio web especializado en rastrear vuelos, registró alrededor de mil cancelaciones el viernes pasado, y se espera que unas 700 más ocurran hoy. Robert Isom, jefe de American Airlines, fue claro: “Esto es frustrante. No deberíamos estar en esta situación.” Ya lo dijo el señor, la cosa está descontrolada.
Y no solo American Airlines está sufriendo. Delta Air Lines tuvo que cancelar unos 170 vuelos, y Southwest Airlines, otros cien. Algunos pasajeros, como Werner Buchi, un jubilado que esperaba a su hija en el aeropuerto LaGuardia, expresaron su preocupación. “Esto se agavará si la situación se prolonga hasta Acción de Gracias,” lamentó, visiblemente molesto. Parece que nadie escapa a este brete.
Por supuesto, Trump no se quedó callado. En su plataforma Truth Social, le pidió a los senadores que lleguen a un acuerdo lo antes posible. ¿Será que el expresidente busca capital político en medio del caos? Difícil decirlo, pero lo cierto es que la crisis afecta a todos, incluso a quienes ya no están en el poder. Y aunque las autoridades aseguran que volar sigue siendo seguro, muchos trabajadores del sector están pidiendo licencia por enfermedad, ¿se puede culparlos?
Recordemos que hay cerca de 14.000 controladores aéreos supervisando el espacio aéreo de Estados Unidos. Cada día, más de tres millones de pasajeros vuelan dentro del país, en un promedio de más de 44.000 vuelos. Por eso, cualquier falla en el sistema puede tener consecuencias devastadoras. Kathleen, otra viajera, comentó: “Es muy duro trabajar bajo presión sin cobrar.” Totalmente de acuerdo, señora. Nadie trabaja bien con el estrés y la incertidumbre económica.
Bueno, pues ahí lo tienen, directito desde el congelador de Estados Unidos. Una verdadera madeja, y nos deja pensando: ¿qué tan preparados estamos nosotros, los ticos, ante situaciones similares? ¿Deberíamos exigirle a nuestro gobierno que tenga planes de contingencia para estos casos? ¿Ustedes creen que este tipo de crisis políticas podría afectar eventualmente nuestras propias aerolíneas o la conectividad con otros países? Déjenme sus opiniones en el foro, ¡quiero saber qué piensa la banda!
