Diay, mae, seamos honestos. Todos hemos visto la escena: un turista más perdido que el hijo de la Llorona en el centro de San José, con cara de que le acaban de hablar en mandarín y arameo al mismo tiempo. O peor, contándonos la triste historia de cómo le bajaron el celular. Es una vara que nos agüeva, porque al final del día, el turismo es el brete de un montón de gente en este país. Por eso, cuando anuncian algo que promete cambiar ese panorama, hay que parar la oreja.
La noticia que soltaron esta semana es que por fin se pusieron las pilas y montaron un Despacho 9-1-1 exclusivo para la Policía Turística, ahí al costado sur del Parque Central. ¡Qué chiva! Esto, en tico, significa que se acabó (o al menos esa es la promesa) el teléfono chocho de “llame a este número”, “espere que lo transfieran”, “diay no, esa emergencia la ve otro departamento”. Ahora, la llamada de un turista en apuros entra directo a un centro de mando donde la gente sabe qué hacer, coordina con quien tenga que coordinar y manda la ayuda de una vez. Una respuesta inmediata y a la medida, como tiene que ser.
Pero aquí es donde la vara se pone todavía más carga. Este nuevo chunche no es solo un call center con policías bilingües. El sistema está diseñado para recopilar y analizar datos de cada llamada. ¿Qué significa eso? Que van a poder mapear dónde, cuándo y cómo ocurren los incidentes. En lugar de reaccionar a la emergencia, van a poder anticiparla. Si se dan cuenta de que en cierta esquina se dan muchos asaltos los viernes por la noche, ¡pum!, mandan más vigilancia para allá. Es pasar de jugar de bombero a jugar ajedrez contra la delincuencia. ¡Qué nivel de jugada!
Claro, una oficina bonita en Chepe no resuelve todo. Pero esta movida es parte de un esfuerzo más grande. El ICT, que sabe que un turista asustado no vuelve ni recomienda, se ha puesto la 10 y ha soltado buena plata para construir y mejorar delegaciones en lugares calientes como Tamarindo, Cahuita, Santa Teresa y próximamente Jacó. Le han metido plata a equipos y a capacitar a los oficiales para que no solo sean la ley, sino también una mano amiga que hable varios idiomas. Se nota que los meros meros, como el ministro de Seguridad, Mario Zamora, y el de Turismo, William Rodríguez, entendieron que esta es una inversión, no un gasto.
Al final, este despacho es más que cuatro paredes y un montón de pantallas; es un mensaje claro. Es decirle al mundo que nos tomamos en serio la seguridad de quienes nos visitan. Es un paso adelante para dejar de ponerle curitas al problema y empezar a aplicar una estrategia inteligente y coordinada. Ojalá que el brete se mantenga y que este nuevo cerebro operativo demuestre ser tan tuanis como suena en el papel. El tiempo dirá si la inversión valió la pena, pero de entrada, es una de esas noticias que da gusto compartir.
Ahora, la pregunta para el foro es: ¿Creen que esta vara de verdad va a hacer una diferencia en la percepción de seguridad de Chepe y otras zonas turísticas, o es pura bulla para la foto de inauguración?
La noticia que soltaron esta semana es que por fin se pusieron las pilas y montaron un Despacho 9-1-1 exclusivo para la Policía Turística, ahí al costado sur del Parque Central. ¡Qué chiva! Esto, en tico, significa que se acabó (o al menos esa es la promesa) el teléfono chocho de “llame a este número”, “espere que lo transfieran”, “diay no, esa emergencia la ve otro departamento”. Ahora, la llamada de un turista en apuros entra directo a un centro de mando donde la gente sabe qué hacer, coordina con quien tenga que coordinar y manda la ayuda de una vez. Una respuesta inmediata y a la medida, como tiene que ser.
Pero aquí es donde la vara se pone todavía más carga. Este nuevo chunche no es solo un call center con policías bilingües. El sistema está diseñado para recopilar y analizar datos de cada llamada. ¿Qué significa eso? Que van a poder mapear dónde, cuándo y cómo ocurren los incidentes. En lugar de reaccionar a la emergencia, van a poder anticiparla. Si se dan cuenta de que en cierta esquina se dan muchos asaltos los viernes por la noche, ¡pum!, mandan más vigilancia para allá. Es pasar de jugar de bombero a jugar ajedrez contra la delincuencia. ¡Qué nivel de jugada!
Claro, una oficina bonita en Chepe no resuelve todo. Pero esta movida es parte de un esfuerzo más grande. El ICT, que sabe que un turista asustado no vuelve ni recomienda, se ha puesto la 10 y ha soltado buena plata para construir y mejorar delegaciones en lugares calientes como Tamarindo, Cahuita, Santa Teresa y próximamente Jacó. Le han metido plata a equipos y a capacitar a los oficiales para que no solo sean la ley, sino también una mano amiga que hable varios idiomas. Se nota que los meros meros, como el ministro de Seguridad, Mario Zamora, y el de Turismo, William Rodríguez, entendieron que esta es una inversión, no un gasto.
Al final, este despacho es más que cuatro paredes y un montón de pantallas; es un mensaje claro. Es decirle al mundo que nos tomamos en serio la seguridad de quienes nos visitan. Es un paso adelante para dejar de ponerle curitas al problema y empezar a aplicar una estrategia inteligente y coordinada. Ojalá que el brete se mantenga y que este nuevo cerebro operativo demuestre ser tan tuanis como suena en el papel. El tiempo dirá si la inversión valió la pena, pero de entrada, es una de esas noticias que da gusto compartir.
Ahora, la pregunta para el foro es: ¿Creen que esta vara de verdad va a hacer una diferencia en la percepción de seguridad de Chepe y otras zonas turísticas, o es pura bulla para la foto de inauguración?