¡Ay, Dios mío! La cosa está que arde, pero no precisamente por el clima. Resulta que Christiana Figueres, nuestra embajadora climática de lujo, soltó unas frases que le dieron la vuelta al mundo en la COP30 que andamos siguiendo desde Belém, Brasil. Se refirió al ausentísimo Donald Trump con un simple, pero contundente: “¡Ciao bambino!”, como diciendo ‘ya puedes irte, que ya no nos vas a complicar’.
Para ponerle pausa, digamos que la COP30 empezó hace unos días, pero la ausencia del expresidente estadounidense, conocido por sus políticas anti-climáticas, generó un ambiente diferente. Figueres, una mujer que sabe de estas cosas –décile a cualquiera que haya visto cómo armó el Acuerdo de París–, aprovechó la oportunidad para decirles a los demás líderes mundiales que podemos respirar tranquilos, por un momento, porque ya no tendremos que lidiar con sus amenazas y chantajes. En fin, una bocanada de aire fresco en medio de tanta preocupación por el futuro del planeta.
Pero la cosa no es solo eso, mi gente. Figueres también reafirmó lo que muchos expertos llevan tiempo diciendo: la transición hacia una economía descarbonizada es inevitable. Dice ella textualmente que “el impulso está creciendo hasta el punto de que es simplemente imparable, con o sin Estados Unidos”. ¿Se imaginan? Aunque algunos países se resistan a cambiar, el tren de la sostenibilidad sigue avanzando a toda velocidad. Es como cuando te empeñas en subir a un autobús que ya se está yendo, ¡te quedas atrás!
Y ahí radica la clave, ¿verdad? Que este brete del cambio climático es mucho más grande que cualquier político individual. Aunque faltemos figuras importantes, como la de Trump, el consenso científico es clarísimo: necesitamos actuar YA. Figueres lo dejó bien claro, lamentando que aún haya quienes prefieren enfocarse en los costos de las soluciones en lugar de en los devastadores impactos de seguir ignorando el problema. Es como discutir si vale la pena arreglar el techo mientras la casa se inunda, ¡qué despiche!
La realidad es que estamos en un punto crítico. Las señales de alarma están sonando a todo volumen: sequías extremas, inundaciones catastróficas, olas de calor infernales… En fin, un panorama que da escalofríos. Figueres enfatizó que Brasil tiene el potencial de liderar el camino hacia una transformación radical en la forma en que producimos y consumimos energía. Dice que si algún país puede cumplir con los compromisos adquiridos en la COP30, ese es Brasil. ¡Con razón! Ese país tiene gallos y ganas de demostrarlo.
Ahora, por supuesto, siempre hay detractores. Algunos argumentan que la ausencia de EE.UU. es una pérdida importante, ya que es una de las mayores economías del mundo. Pero Figueres respondió a esas críticas con una frase que vale oro: “No podrán ejercer su intimidación directa”. O sea, que aunque EE.UU. no esté presente, el resto del mundo seguirá trabajando para construir un futuro más sostenible. Y eso, mis panas, es algo digno de celebrar.
Y hablando de celebrar, no nos olvidemos que esto no es solo un logro de políticos y científicos. Todos tenemos un papel que desempeñar en esta lucha. Desde reducir nuestro consumo de carne hasta optar por energías renovables, cada pequeña acción cuenta. Al final, todos vamos a vivir en este planeta, así que debemos cuidarlo como si fuera nuestro propio chunche. Imaginen tener que explicarle a sus nietos que ustedes supieron que había un problema y no hicieron nada... ¡Qué torta sería eso!
En fin, parece que la partida está echada. La descarbonización avanza a paso firme, independientemente de lo que hagan algunos países reacios al cambio. Pero me pregunto: ¿cree usted que la presión social será suficiente para obligar a los gobiernos a tomar medidas drásticas contra el cambio climático, o necesitaremos un desastre natural de proporciones épicas para despertarles? ¡Déjeme sus opiniones en los comentarios!
Para ponerle pausa, digamos que la COP30 empezó hace unos días, pero la ausencia del expresidente estadounidense, conocido por sus políticas anti-climáticas, generó un ambiente diferente. Figueres, una mujer que sabe de estas cosas –décile a cualquiera que haya visto cómo armó el Acuerdo de París–, aprovechó la oportunidad para decirles a los demás líderes mundiales que podemos respirar tranquilos, por un momento, porque ya no tendremos que lidiar con sus amenazas y chantajes. En fin, una bocanada de aire fresco en medio de tanta preocupación por el futuro del planeta.
Pero la cosa no es solo eso, mi gente. Figueres también reafirmó lo que muchos expertos llevan tiempo diciendo: la transición hacia una economía descarbonizada es inevitable. Dice ella textualmente que “el impulso está creciendo hasta el punto de que es simplemente imparable, con o sin Estados Unidos”. ¿Se imaginan? Aunque algunos países se resistan a cambiar, el tren de la sostenibilidad sigue avanzando a toda velocidad. Es como cuando te empeñas en subir a un autobús que ya se está yendo, ¡te quedas atrás!
Y ahí radica la clave, ¿verdad? Que este brete del cambio climático es mucho más grande que cualquier político individual. Aunque faltemos figuras importantes, como la de Trump, el consenso científico es clarísimo: necesitamos actuar YA. Figueres lo dejó bien claro, lamentando que aún haya quienes prefieren enfocarse en los costos de las soluciones en lugar de en los devastadores impactos de seguir ignorando el problema. Es como discutir si vale la pena arreglar el techo mientras la casa se inunda, ¡qué despiche!
La realidad es que estamos en un punto crítico. Las señales de alarma están sonando a todo volumen: sequías extremas, inundaciones catastróficas, olas de calor infernales… En fin, un panorama que da escalofríos. Figueres enfatizó que Brasil tiene el potencial de liderar el camino hacia una transformación radical en la forma en que producimos y consumimos energía. Dice que si algún país puede cumplir con los compromisos adquiridos en la COP30, ese es Brasil. ¡Con razón! Ese país tiene gallos y ganas de demostrarlo.
Ahora, por supuesto, siempre hay detractores. Algunos argumentan que la ausencia de EE.UU. es una pérdida importante, ya que es una de las mayores economías del mundo. Pero Figueres respondió a esas críticas con una frase que vale oro: “No podrán ejercer su intimidación directa”. O sea, que aunque EE.UU. no esté presente, el resto del mundo seguirá trabajando para construir un futuro más sostenible. Y eso, mis panas, es algo digno de celebrar.
Y hablando de celebrar, no nos olvidemos que esto no es solo un logro de políticos y científicos. Todos tenemos un papel que desempeñar en esta lucha. Desde reducir nuestro consumo de carne hasta optar por energías renovables, cada pequeña acción cuenta. Al final, todos vamos a vivir en este planeta, así que debemos cuidarlo como si fuera nuestro propio chunche. Imaginen tener que explicarle a sus nietos que ustedes supieron que había un problema y no hicieron nada... ¡Qué torta sería eso!
En fin, parece que la partida está echada. La descarbonización avanza a paso firme, independientemente de lo que hagan algunos países reacios al cambio. Pero me pregunto: ¿cree usted que la presión social será suficiente para obligar a los gobiernos a tomar medidas drásticas contra el cambio climático, o necesitaremos un desastre natural de proporciones épicas para despertarles? ¡Déjeme sus opiniones en los comentarios!