¡Ay, Dios mío! La cosa pinta turbia para José Miguel Villalobos, el candidato a diputado por Pueblo Soberano. Resulta que la CCSS, luego de varios intentos, todavía no ha podido cobrarle una deuda que va por los cielos, ¡más de 300 millones de colones! Una vara que te sacude, porque este señor anda buscando votos pa’ representar al pueblo, mientras le debe un dineral a la seguridad social.
La historia arranca allá por el 2017, cuando el Área de Control Contributivo del CCSS detectó unas incoincidencias gordísimas en los ingresos que Villalobos estaba reportando. Antes tenía declarado unos míseros 862 mil colones, ¡una broma! Luego, tras dos labores de oficio – qué brete, imagínate tener que lidiar con esto – la institución lo ajustó a más de 5 millones y medio mensuales. Un cambio brutal, ¿verdad?
Pero la cosa no termina ahí, mi pana. Además del ajuste de ingresos, le pegaron una factura adicional por 147 millones de colones. Ese dinero, que incluye cuotas para la salud y la jubilación, simplemente no se pagó. Parece mentira que alguien que quiere estar en la Asamblea Legislativa no esté al día con sus obligaciones básicas, pero así es la vida, diay.
Y ojo, que Villalobos no puso objeciones, ni presentó pruebas para defenderse. Se tragó todo. Lo curioso es que, a pesar de todas estas gestiones de la CCSS, el señor sigue apareciendo como trabajador independiente moroso, con una deuda que se acumula desde el lejano 2013. ¡Qué salado! Más de una década atrasado, y encima buscando nuestra confianza.
Ahora, vamos a desglosar la deuda, pa' que todos entiendan la magnitud del problema. Tenemos 149 millones que le debe como patrono físico, aunque ya lo tienen inhabilitado por falta de actividad. Y otros 162 millones como trabajador independiente, con cuotas pendientes desde junio de 2013 hasta ahora. ¡Un paquetazo completo!
Lo peor de todo es que, según la Auditoría Interna, no hay ningún convenio administrativo ni responsabilidad solidaria asociada a esas deudas. Esto significa que la CCSS está teniendo muchísima dificultad para recuperar ese dinero. Ya intentaron con procesos judiciales – 21 en total, ¡pero vaya!, muchos en etapa de ejecución o con sentencias pendientes – pero parece que Villalobos no tiene propiedades y, en algunos casos, ni siquiera lo pueden ubicar.
Incluso enviaron cartas certificadas, hicieron campañas de correo electrónico... ¡todo inútil! Hasta tuvieron que declarar “difícil recuperación” para algunos casos. ¡Una torta tremenda! Y justo cuando pensábamos que la cosa terminaba, resulta que en noviembre pasado le volvieron a notificar una Prevención de Pago por 152 millones adicionales. ¿Será que el hombre vive en otro planeta?
Con toda esta maraña legal y financiera, me pregunto: ¿Debe un candidato a la diputación seguir buscando el voto popular con semejantes deudas pendientes? ¿Es ético que alguien con tantos problemas financieros aspire a manejar los recursos públicos? ¡Déjenme saber su opinión en los comentarios, compadres!
La historia arranca allá por el 2017, cuando el Área de Control Contributivo del CCSS detectó unas incoincidencias gordísimas en los ingresos que Villalobos estaba reportando. Antes tenía declarado unos míseros 862 mil colones, ¡una broma! Luego, tras dos labores de oficio – qué brete, imagínate tener que lidiar con esto – la institución lo ajustó a más de 5 millones y medio mensuales. Un cambio brutal, ¿verdad?
Pero la cosa no termina ahí, mi pana. Además del ajuste de ingresos, le pegaron una factura adicional por 147 millones de colones. Ese dinero, que incluye cuotas para la salud y la jubilación, simplemente no se pagó. Parece mentira que alguien que quiere estar en la Asamblea Legislativa no esté al día con sus obligaciones básicas, pero así es la vida, diay.
Y ojo, que Villalobos no puso objeciones, ni presentó pruebas para defenderse. Se tragó todo. Lo curioso es que, a pesar de todas estas gestiones de la CCSS, el señor sigue apareciendo como trabajador independiente moroso, con una deuda que se acumula desde el lejano 2013. ¡Qué salado! Más de una década atrasado, y encima buscando nuestra confianza.
Ahora, vamos a desglosar la deuda, pa' que todos entiendan la magnitud del problema. Tenemos 149 millones que le debe como patrono físico, aunque ya lo tienen inhabilitado por falta de actividad. Y otros 162 millones como trabajador independiente, con cuotas pendientes desde junio de 2013 hasta ahora. ¡Un paquetazo completo!
Lo peor de todo es que, según la Auditoría Interna, no hay ningún convenio administrativo ni responsabilidad solidaria asociada a esas deudas. Esto significa que la CCSS está teniendo muchísima dificultad para recuperar ese dinero. Ya intentaron con procesos judiciales – 21 en total, ¡pero vaya!, muchos en etapa de ejecución o con sentencias pendientes – pero parece que Villalobos no tiene propiedades y, en algunos casos, ni siquiera lo pueden ubicar.
Incluso enviaron cartas certificadas, hicieron campañas de correo electrónico... ¡todo inútil! Hasta tuvieron que declarar “difícil recuperación” para algunos casos. ¡Una torta tremenda! Y justo cuando pensábamos que la cosa terminaba, resulta que en noviembre pasado le volvieron a notificar una Prevención de Pago por 152 millones adicionales. ¿Será que el hombre vive en otro planeta?
Con toda esta maraña legal y financiera, me pregunto: ¿Debe un candidato a la diputación seguir buscando el voto popular con semejantes deudas pendientes? ¿Es ético que alguien con tantos problemas financieros aspire a manejar los recursos públicos? ¡Déjenme saber su opinión en los comentarios, compadres!