¡Aguafiestas! Quién iba a decir que nuestros artistas y dulces estarían dando qué hablar hasta en el mismísimo Vaticano. Resulta que el portal del Vaticano, ahora adornado con arte costarricense cortesía de Paula Sáenz y su taller 'Paula en el Bosque', no solo recibió la bendición papal, sino que también sirvió de escenario para un intercambio cultural... ¡con sabor a gallito!
Todo se dio durante una visita reciente de la Primera Dama, Signe Zeikate, quien llevó consigo un obsequio que dejó a muchos, incluyendo al sumo pontífice, con una sonrisa de oreja a oreja: una caja repleta de bombones y galletas de Casa Dominga, el famoso restaurante y cafetería ubicado en el corazón de Barrio Escalante. Imagínatelo, el Papa disfrutando de nuestro chocolate mientras admira la artesanía pura vida.
Las redes sociales de Casa Dominga explotaron de emoción al compartir la foto del momento exacto en que la Primera Dama entregaba la caja al Papa. En su publicación expresaron: “Durante el acto oficial en el Vaticano, la Primera Dama de la República de Costa Rica entregó a Su Santidad el Papa León XIV un cofre de la Sagrada Familia de chocolate, relleno de bombones y galletas de Casa Dominga.” Un reconocimiento que nadie esperaba, pero que sin duda pone en alto el nombre de Costa Rica, ¡qué tremenda vara!
Pero esto no es todo, amigos. El portal costarricense, que ya ha capturado la atención de visitantes y expertos en arte sacro, es toda una obra maestra. Combinando las tradiciones occidentales con la iconografía del arte bizantino, este pesebre presenta elementos innovadores, como una Virgen María embarazada, desafiando las convenciones tradicionales. Sus retablos de madera, recubiertos con papel de museo e iluminados con pan de oro, crean una atmósfera mágica, complementada por una cueva artificial de más de cinco metros de altura, diseñada con la colaboración de una empresa italiana especializada en escenografías cinematográficas. ¡Se nota que le pusieron hasta el alma!
Lo que realmente conmueve es el significado detrás de otro detalle esencial: 420 cintas con peticiones enviadas por pacientes del Hospital Nacional de Niños. El capellán del Hospital recorrió habitación por habitación recopilando estas esperanzas silenciosas. Según Paula Sáenz, “Los niños no pidieron juguetes; la mayoría pidió por su salud o por alguien más”. Una muestra palpable de la solidaridad y el espíritu generoso que nos caracteriza como ticos. El dato es que la inspiración para crear la pieza llegó pensando en los niños viendo el árbol navideño desde sus habitaciones, una imagen que grabó en su mente desde niña.
Volviendo a la historia de Casa Dominga, la cafetería y restaurante surgió hace apenas una década, precisamente el 26 de marzo de 2015, cuando Andrea y Ricardo Ruiz decidieron darle una nueva vida a una antigua casona en Santo Domingo de Heredia. Tras pedirle permiso a la casona, como es costumbre por acá, para habitarla y convertirla en 'Casa Dominga Café', se embarcaron en un sueño que parecía imposible. ¿Recuerdan esas voces pesimistas que decían que “nada pegaba” en esa esquina y que, encima, la casa daba “miedo”? Pues bueno, con esfuerzo, dedicación y mucho amor, lograron callarlos a todos.
De aquellos días de incertidumbre a hoy, donde las risas y las conversaciones animadas llenan sus espacios victorianos, la trayectoria de Casa Dominga es una oda al trabajo arduo y la perseverancia. El nombre, inspirado en el cantón que acogió la casona, refleja la esencia de un lugar que ha sabido ganarse el cariño de sus clientes, quienes ya la consideran simplemente “Dominga”. Un ejemplo perfecto de cómo la pasión y el talento pueden transformar un simple negocio en un ícono de la gastronomía costarricense, reconocido incluso por el Papa. ¡Que chimba!
Ahora bien, con este éxito resonando tanto a nivel nacional como internacional, ¿creen que Costa Rica debería invertir aún más en promover su cultura y productos artesanos a través de iniciativas similares? ¿Qué otras estrategias podrían implementarse para proyectar nuestra identidad a nivel global y seguir cosechando estos logros?
Todo se dio durante una visita reciente de la Primera Dama, Signe Zeikate, quien llevó consigo un obsequio que dejó a muchos, incluyendo al sumo pontífice, con una sonrisa de oreja a oreja: una caja repleta de bombones y galletas de Casa Dominga, el famoso restaurante y cafetería ubicado en el corazón de Barrio Escalante. Imagínatelo, el Papa disfrutando de nuestro chocolate mientras admira la artesanía pura vida.
Las redes sociales de Casa Dominga explotaron de emoción al compartir la foto del momento exacto en que la Primera Dama entregaba la caja al Papa. En su publicación expresaron: “Durante el acto oficial en el Vaticano, la Primera Dama de la República de Costa Rica entregó a Su Santidad el Papa León XIV un cofre de la Sagrada Familia de chocolate, relleno de bombones y galletas de Casa Dominga.” Un reconocimiento que nadie esperaba, pero que sin duda pone en alto el nombre de Costa Rica, ¡qué tremenda vara!
Pero esto no es todo, amigos. El portal costarricense, que ya ha capturado la atención de visitantes y expertos en arte sacro, es toda una obra maestra. Combinando las tradiciones occidentales con la iconografía del arte bizantino, este pesebre presenta elementos innovadores, como una Virgen María embarazada, desafiando las convenciones tradicionales. Sus retablos de madera, recubiertos con papel de museo e iluminados con pan de oro, crean una atmósfera mágica, complementada por una cueva artificial de más de cinco metros de altura, diseñada con la colaboración de una empresa italiana especializada en escenografías cinematográficas. ¡Se nota que le pusieron hasta el alma!
Lo que realmente conmueve es el significado detrás de otro detalle esencial: 420 cintas con peticiones enviadas por pacientes del Hospital Nacional de Niños. El capellán del Hospital recorrió habitación por habitación recopilando estas esperanzas silenciosas. Según Paula Sáenz, “Los niños no pidieron juguetes; la mayoría pidió por su salud o por alguien más”. Una muestra palpable de la solidaridad y el espíritu generoso que nos caracteriza como ticos. El dato es que la inspiración para crear la pieza llegó pensando en los niños viendo el árbol navideño desde sus habitaciones, una imagen que grabó en su mente desde niña.
Volviendo a la historia de Casa Dominga, la cafetería y restaurante surgió hace apenas una década, precisamente el 26 de marzo de 2015, cuando Andrea y Ricardo Ruiz decidieron darle una nueva vida a una antigua casona en Santo Domingo de Heredia. Tras pedirle permiso a la casona, como es costumbre por acá, para habitarla y convertirla en 'Casa Dominga Café', se embarcaron en un sueño que parecía imposible. ¿Recuerdan esas voces pesimistas que decían que “nada pegaba” en esa esquina y que, encima, la casa daba “miedo”? Pues bueno, con esfuerzo, dedicación y mucho amor, lograron callarlos a todos.
De aquellos días de incertidumbre a hoy, donde las risas y las conversaciones animadas llenan sus espacios victorianos, la trayectoria de Casa Dominga es una oda al trabajo arduo y la perseverancia. El nombre, inspirado en el cantón que acogió la casona, refleja la esencia de un lugar que ha sabido ganarse el cariño de sus clientes, quienes ya la consideran simplemente “Dominga”. Un ejemplo perfecto de cómo la pasión y el talento pueden transformar un simple negocio en un ícono de la gastronomía costarricense, reconocido incluso por el Papa. ¡Que chimba!
Ahora bien, con este éxito resonando tanto a nivel nacional como internacional, ¿creen que Costa Rica debería invertir aún más en promover su cultura y productos artesanos a través de iniciativas similares? ¿Qué otras estrategias podrían implementarse para proyectar nuestra identidad a nivel global y seguir cosechando estos logros?