¡Ay, Dios mío! ¿Se imaginan? A pesar de toda la palabrería y los acuerdos internacionales, seguimos arrastrando los pies en el tema de la corrupción. La Defensoría de los Habitantes soltó la bomba ayer: no tenemos una Política Nacional Anticorrupción. Ni hoja de ruta, ni nada. Un verdadero despiste, ¿verdad?
La cosa es clara: mientras sigamos así, nos vamos a quedar atrás en la lucha contra este cáncer que le pega duro a nosotros, la gente humilde. Según la Defensoría, estamos hablando de consecuencias sociales, económicas y políticas bien feas. Y eso, nadie quiere verlo.
Y ojo, que no hablamos de algo menor. Costa Rica se mantiene dando tumbos en el Índice de Percepción de la Corrupción de Transparencia Internacional, con unos pobres 58 puntitos. Uruguay, nuestros vecinos, están a 76, y hasta la media de los países ricos de la OCDE nos dejan comiendo polvo, con 65. ¡Qué pena!
Pero no es solo el índice, mae. La falta de una política clara significa que todos los esfuerzos para combatir la corrupción son medio a ciegas. Además, las organizaciones de la sociedad civil, las cámaras de comercio, las universidades… todos están viendo esto desde afuera, sin poder aportar realmente porque no hay un marco que les permita hacerlo. Una verdadera pérdida de tiempo y recursos.
Hasta la plataforma que habíamos puesto en marcha para coordinar estos temas, la ENIPC, se debilitó. Le quitaron fuerza, y ahora está ahí tirada, sin hacer mucho. Se supone que tenía ejes de trabajo importantísimos, como la participación ciudadana, cuidar bien al personal público y controlar los riesgos de corrupción entre empresas privadas y el gobierno, además de facilitar el acceso a la información. ¡Todo para la basura!
El Gobierno dice que andan trabajando en la política desde el año pasado, haciendo consultas y ajustando cosas. Prometen tenerlo listo para abril del 2026, justo antes de que termine el mandato. Pero todavía falta mucho, diay. Falta el plan de acción, los controles para ver si funciona... Bueno, ya saben cómo va la cosa, ¿no?
Lo más triste es que la corrupción siempre aparece entre los tres problemas más graves que enfrenta el país, según las encuestas. Entonces, ¿por qué tardamos tanto en actuar? ¿Es que esperamos a que nos caiga encima el techo? A estas alturas, ya deberíamos estar tomando medidas contundentes y rápidas, pero parece que estamos jugando al gato y al ratón con los corruptos.
En fin, amigos, aquí la cosa está clarísima. Nos toca exigirle al Gobierno que se ponga las pilas y haga lo que debe hacerse. ¿Ustedes creen que realmente podemos darle un giro a esta situación y empezar a construir un país más transparente y honesto? ¿O estamos condenados a seguir arrastrándonos por este lodazal de corrupción?
La cosa es clara: mientras sigamos así, nos vamos a quedar atrás en la lucha contra este cáncer que le pega duro a nosotros, la gente humilde. Según la Defensoría, estamos hablando de consecuencias sociales, económicas y políticas bien feas. Y eso, nadie quiere verlo.
Y ojo, que no hablamos de algo menor. Costa Rica se mantiene dando tumbos en el Índice de Percepción de la Corrupción de Transparencia Internacional, con unos pobres 58 puntitos. Uruguay, nuestros vecinos, están a 76, y hasta la media de los países ricos de la OCDE nos dejan comiendo polvo, con 65. ¡Qué pena!
Pero no es solo el índice, mae. La falta de una política clara significa que todos los esfuerzos para combatir la corrupción son medio a ciegas. Además, las organizaciones de la sociedad civil, las cámaras de comercio, las universidades… todos están viendo esto desde afuera, sin poder aportar realmente porque no hay un marco que les permita hacerlo. Una verdadera pérdida de tiempo y recursos.
Hasta la plataforma que habíamos puesto en marcha para coordinar estos temas, la ENIPC, se debilitó. Le quitaron fuerza, y ahora está ahí tirada, sin hacer mucho. Se supone que tenía ejes de trabajo importantísimos, como la participación ciudadana, cuidar bien al personal público y controlar los riesgos de corrupción entre empresas privadas y el gobierno, además de facilitar el acceso a la información. ¡Todo para la basura!
El Gobierno dice que andan trabajando en la política desde el año pasado, haciendo consultas y ajustando cosas. Prometen tenerlo listo para abril del 2026, justo antes de que termine el mandato. Pero todavía falta mucho, diay. Falta el plan de acción, los controles para ver si funciona... Bueno, ya saben cómo va la cosa, ¿no?
Lo más triste es que la corrupción siempre aparece entre los tres problemas más graves que enfrenta el país, según las encuestas. Entonces, ¿por qué tardamos tanto en actuar? ¿Es que esperamos a que nos caiga encima el techo? A estas alturas, ya deberíamos estar tomando medidas contundentes y rápidas, pero parece que estamos jugando al gato y al ratón con los corruptos.
En fin, amigos, aquí la cosa está clarísima. Nos toca exigirle al Gobierno que se ponga las pilas y haga lo que debe hacerse. ¿Ustedes creen que realmente podemos darle un giro a esta situación y empezar a construir un país más transparente y honesto? ¿O estamos condenados a seguir arrastrándonos por este lodazal de corrupción?
