¡Ay, Dios mío! Parece que la cosa está cada vez peor. El Organismo de Investigación Judicial (OIJ) soltó la bomba hace unos días: tardaremos mínimo tres años en desmantelar todas las bandas criminales que andan operando en el país. Tres años, diay... mientras tanto, ¿quién nos protege?
La verdad es que la lista es escandalosa: entre 120 y 140 organizaciones, dicen. No son changueaos vendiendo dulces, chunches; hablamos de gente dedicada al narcotráfico internacional, sicariato, lavado de activos y toda la pesca. Ya se agarraron bien, se instalaron, y ahora resulta que necesitamos casi una década para echar a andar. ¡Qué torta!
Han ido metiendo golazos el OIJ, claro, desarticulando más de 150 grupos en los últimos tres años. Pero, parece que por cada uno que caen, dos nuevos salen del horno. La sobrecarga laboral y la falta de personal son el problema. Randall Zúñiga, el jefe del OIJ, lo dejó clarito: no estamos precisamente en un panorama controlado, más bien todo lo contrario.
Zúñiga, pa' ponerle ejemplo, recordó el caso de Desamparados. Primero cayó ‘El Indio’, luego ‘Pollo’. Pensamos que ahí terminaba la movida, pero no. De esas estructuras salieron otras, más ramificadas, más peligrosas. Como dice el dicho, 'del león sale otro león'. Y nomás miren, vamos camino a los 900 homicidios este año... ¡Qué sal!
No es solamente el OIJ el que está pedorro con esto. Orlando Aguirre, el presidente de la Corte Suprema, también está preocupado porque los tribunales están reventados de casos. Pide al Congreso que les tire una vara, que hagan unas reformas al Código Procesal Penal, que eliminen agujeros legales que estos delincuentes aprovechan para alargarnos la vida con los juicios. Porque, díganle a alguien, con tanta burocracia, estos maes se burlan de nosotros.
El OIJ hizo un mapa de calor, y la mayoría de las bandas se concentran en el Valle Central, especialmente en el sur y oeste de San José. Limón sigue siendo un foco importante, seguido de zonas cerca de San Carlos, Puntarenas y la frontera sur. Hay lugares donde ni siquiera tienen delegaciones del OIJ, como la península de Osa. Ahí entra droga como si no hubiera un mañana –hasta 500 toneladas al año– y nadie hace nada. ¡Qué despache!
Ahora están usando un sistema llamado Decisor para priorizar los objetivos. Se fijan cuáles son las bandas más influyentes y peligrosas, y ahí enfocan sus esfuerzos. Pero, sinceramente, con tantos frentes abiertos, me pregunto si no estaríamos peleando contra las mareas, tratando de tapar agujeros con el dedo.
Entonces, aquí está la pregunta para el foro: Con la información que tenemos, ¿crees que el gobierno está haciendo lo suficiente para combatir el crimen organizado en Costa Rica? ¿Deberían destinar más recursos al OIJ y al sistema judicial, o hay otras estrategias que podrían ser más efectivas? ¿Estamos condenados a vivir en un país donde la violencia es la norma?
La verdad es que la lista es escandalosa: entre 120 y 140 organizaciones, dicen. No son changueaos vendiendo dulces, chunches; hablamos de gente dedicada al narcotráfico internacional, sicariato, lavado de activos y toda la pesca. Ya se agarraron bien, se instalaron, y ahora resulta que necesitamos casi una década para echar a andar. ¡Qué torta!
Han ido metiendo golazos el OIJ, claro, desarticulando más de 150 grupos en los últimos tres años. Pero, parece que por cada uno que caen, dos nuevos salen del horno. La sobrecarga laboral y la falta de personal son el problema. Randall Zúñiga, el jefe del OIJ, lo dejó clarito: no estamos precisamente en un panorama controlado, más bien todo lo contrario.
Zúñiga, pa' ponerle ejemplo, recordó el caso de Desamparados. Primero cayó ‘El Indio’, luego ‘Pollo’. Pensamos que ahí terminaba la movida, pero no. De esas estructuras salieron otras, más ramificadas, más peligrosas. Como dice el dicho, 'del león sale otro león'. Y nomás miren, vamos camino a los 900 homicidios este año... ¡Qué sal!
No es solamente el OIJ el que está pedorro con esto. Orlando Aguirre, el presidente de la Corte Suprema, también está preocupado porque los tribunales están reventados de casos. Pide al Congreso que les tire una vara, que hagan unas reformas al Código Procesal Penal, que eliminen agujeros legales que estos delincuentes aprovechan para alargarnos la vida con los juicios. Porque, díganle a alguien, con tanta burocracia, estos maes se burlan de nosotros.
El OIJ hizo un mapa de calor, y la mayoría de las bandas se concentran en el Valle Central, especialmente en el sur y oeste de San José. Limón sigue siendo un foco importante, seguido de zonas cerca de San Carlos, Puntarenas y la frontera sur. Hay lugares donde ni siquiera tienen delegaciones del OIJ, como la península de Osa. Ahí entra droga como si no hubiera un mañana –hasta 500 toneladas al año– y nadie hace nada. ¡Qué despache!
Ahora están usando un sistema llamado Decisor para priorizar los objetivos. Se fijan cuáles son las bandas más influyentes y peligrosas, y ahí enfocan sus esfuerzos. Pero, sinceramente, con tantos frentes abiertos, me pregunto si no estaríamos peleando contra las mareas, tratando de tapar agujeros con el dedo.
Entonces, aquí está la pregunta para el foro: Con la información que tenemos, ¿crees que el gobierno está haciendo lo suficiente para combatir el crimen organizado en Costa Rica? ¿Deberían destinar más recursos al OIJ y al sistema judicial, o hay otras estrategias que podrían ser más efectivas? ¿Estamos condenados a vivir en un país donde la violencia es la norma?
