¡Ay, Dios mío, qué vara la vida!
En medio de la búsqueda del bronceado perfecto, una historia escalofriante llega desde Glasgow, Escocia, que nos hace reflexionar sobre la importancia de escuchar a nuestro cuerpo. Resulta que Debra MacCuaig, una profe de 38 años, pensó que su piel morena era producto de autobronceadores, pero lo que realmente estaba descubriendo eran los primeros síntomas de un cáncer de páncreas. ¡Imagínate el susto!
Todo empezó con unas picazones y un tono de piel más oscuro de lo normal. Pues ahí nadie le dio gran importancia, se lo achacó a los autobronceadores. Pero luego vino lo peor: sus ojos comenzaron a ponerse amarillos, como si estuviera viendo la tele con demasiada luz. Su marido, preocupado, le dijo que sí veía esos colores extraños y ella, alarmada, corrió al médico.
Los exámenes revelaron niveles altísimos de bilirrubina y pronto descubrieron que tenía una obstrucción en el conducto biliar causada por un tumor en la cabeza del páncreas. Se sometieron a una operación complicada, conocida como procedimiento tipo Whipple – ¡qué brete!, eso implica quitarle un montón de cosas al estómago – y luego siguió con quimioterapia durante seis meses. Por suerte, después de todo ese trajín, los resultados fueron buenos: no había rastros de la enfermedad.
Pero la pesadilla no terminó ahí, diay. Casi cinco años después, la historia se repitió con su mamá, Pam Grindall. ¡Qué sal! Sí, señora, cáncer de páncreas de nuevo, pero esta vez en la familia. Al principio, la mamá respondió bien al tratamiento, pero luego la enfermedad regresó con fuerza, extendiéndose a la columna y los pulmones. Lamentablemente, Pam falleció en mayo de 2023 a los 65 años. ¡Qué torta!
Debra se sintió culpable por haber sobrevivido, porque ver a su madre pasar por lo mismo, es… no hay palabras. “Sentí un vacío inmenso, una tristeza que me consumía. No podía creer que estuviéramos pasando por esto otra vez”, contó a medios británicos. Es un peso enorme, mae, tener que vivir con esa sombra sobre ti.
Ahora, Debra quiere lanzar un mensaje claro: ¡presta atención a las señales de tu cuerpo! Si sientes algo raro, no lo ignores, aunque te parezca bobadita. Visita al médico y hazte revisar. “Confíen en su instinto, no se automediquen ni se hagan los locos”. Nos enseña este caso que muchas veces los primeros síntomas del cáncer de páncreas, como la picazón, cambios en la piel o la fatiga, pueden parecer cosas normales y, por eso, se retrasa un diagnóstico importante.
Y ahora, compas, quiero saber de ustedes: ¿cuáles son sus mayores preocupaciones cuando se trata de temas de salud preventiva? ¿Creen que la sociedad costarricense debería poner más énfasis en la detección temprana de enfermedades como el cáncer de páncreas? Compartan sus opiniones y experiencias en los comentarios, ¡y hagamos conciencia juntos sobre este tema tan importante!
Esta historia nos recuerda que la prevención es clave, y que estar atento a cualquier cambio en nuestro cuerpo puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte. ¡Cuídense mucho, y no esperen a que sea demasiado tarde para buscar ayuda!
En medio de la búsqueda del bronceado perfecto, una historia escalofriante llega desde Glasgow, Escocia, que nos hace reflexionar sobre la importancia de escuchar a nuestro cuerpo. Resulta que Debra MacCuaig, una profe de 38 años, pensó que su piel morena era producto de autobronceadores, pero lo que realmente estaba descubriendo eran los primeros síntomas de un cáncer de páncreas. ¡Imagínate el susto!
Todo empezó con unas picazones y un tono de piel más oscuro de lo normal. Pues ahí nadie le dio gran importancia, se lo achacó a los autobronceadores. Pero luego vino lo peor: sus ojos comenzaron a ponerse amarillos, como si estuviera viendo la tele con demasiada luz. Su marido, preocupado, le dijo que sí veía esos colores extraños y ella, alarmada, corrió al médico.
Los exámenes revelaron niveles altísimos de bilirrubina y pronto descubrieron que tenía una obstrucción en el conducto biliar causada por un tumor en la cabeza del páncreas. Se sometieron a una operación complicada, conocida como procedimiento tipo Whipple – ¡qué brete!, eso implica quitarle un montón de cosas al estómago – y luego siguió con quimioterapia durante seis meses. Por suerte, después de todo ese trajín, los resultados fueron buenos: no había rastros de la enfermedad.
Pero la pesadilla no terminó ahí, diay. Casi cinco años después, la historia se repitió con su mamá, Pam Grindall. ¡Qué sal! Sí, señora, cáncer de páncreas de nuevo, pero esta vez en la familia. Al principio, la mamá respondió bien al tratamiento, pero luego la enfermedad regresó con fuerza, extendiéndose a la columna y los pulmones. Lamentablemente, Pam falleció en mayo de 2023 a los 65 años. ¡Qué torta!
Debra se sintió culpable por haber sobrevivido, porque ver a su madre pasar por lo mismo, es… no hay palabras. “Sentí un vacío inmenso, una tristeza que me consumía. No podía creer que estuviéramos pasando por esto otra vez”, contó a medios británicos. Es un peso enorme, mae, tener que vivir con esa sombra sobre ti.
Ahora, Debra quiere lanzar un mensaje claro: ¡presta atención a las señales de tu cuerpo! Si sientes algo raro, no lo ignores, aunque te parezca bobadita. Visita al médico y hazte revisar. “Confíen en su instinto, no se automediquen ni se hagan los locos”. Nos enseña este caso que muchas veces los primeros síntomas del cáncer de páncreas, como la picazón, cambios en la piel o la fatiga, pueden parecer cosas normales y, por eso, se retrasa un diagnóstico importante.
Y ahora, compas, quiero saber de ustedes: ¿cuáles son sus mayores preocupaciones cuando se trata de temas de salud preventiva? ¿Creen que la sociedad costarricense debería poner más énfasis en la detección temprana de enfermedades como el cáncer de páncreas? Compartan sus opiniones y experiencias en los comentarios, ¡y hagamos conciencia juntos sobre este tema tan importante!
Esta historia nos recuerda que la prevención es clave, y que estar atento a cualquier cambio en nuestro cuerpo puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte. ¡Cuídense mucho, y no esperen a que sea demasiado tarde para buscar ayuda!
