¡Ay, pata! El debate de la Universidad Nacional dejó más que temas candentes; dejó a muchos de nosotros rascándose la cabeza pensando qué le vamos a hacer a este país. Cuatro candidatos, cuatro visiones, y un montón de promesas que ahora toca analizar bien para ver cuáles nos llegan a salvar.
Como ya saben, el escenario fue el gimnasio de la U, lleno a reventar de estudiantes y curiosos, listos para escuchar a Ronny Castillo (Aquí Costa Rica Manda), Douglas Caamaño (Costa Rica Primero), Ariel Robles Barrantes (Frente Amplio) y Eliecer Feinzaig Mintz (Liberal Progresista) batallar en cinco áreas cruciales: energía, clima, seguridad, economía e, inevitablemente, educación. Se prometieron ideas innovadoras, soluciones mágicas, el clásico discurso de 'vamos a cambiarlo todo'... ya sabemos cómo va la película, ¿verdad?
Empezando por la transición energética, cada quien con su rollo. Castillo defendiendo el gas natural como solución transitoria –“tenemos gas, muchachos!”, exclamó–, mientras Robles abogaba por un cambio radical en el transporte público, incluyendo hasta un tren eléctrico gratuito. Feinzaig, siempre con su visión técnica, proponiendo auditorías y mercado eléctrico abierto, mientras que Caamaño criticaba el plan actual y pedía destrabar inversiones. ¡Una madeja, diay!
Luego vino el tema del cambio climático y la protección costera. Ahí Caamaño hablando de revisar los límites marítimos afectados por el clima y Feinzaig sugiriendo incorporar variables climáticas en cada construcción estatal. Robles, fiel a su estilo, apostando por la planificación territorial, mientras Castillo lanzaba la idea de un fondo soberano para infraestructura regenerativa. ¡Parecía que estaban hablando de cosas diferentes!, y eso preocupa, ¿eh?
Pero la verdadera tortilla se puso caliente con los temas de seguridad. Feinzaig alertando sobre la violencia digital y proponiendo meterle mano a la unidad de inteligencia financiera, Robles buscando protocolos contra el bullying y pensando en declarar emergencia en cantones violentos. Castillo rememorando experiencias internacionales con restricciones en redes sociales, y Caamaño apostando por la inteligencia artificial. Una mezcla rara, ¿no?
En cuanto a la economía, Castillo proponiendo una zona económica binacional con Panamá, Caamaño soñando con tres aeropuertos y una Ruta del Sol, Feinzaig enfocado en descongestionar el tráfico (calculando hasta 550 horas perdidas al año por presas) y Robles fiscalizando los puertos. ¡Cada quién queriendo pintar la ciudad de rosa, pero con pinceles totalmente distintos! Uno se queda pensando, ¿quién realmente entiende cómo funciona la bronca de la economía?
Y llegamos al tema que a todos nos afecta: la educación. Feinzaig declarando una emergencia nacional, Robles hablando del retorno de la educación para la afectividad y la sexualidad, Castillo asegurando que la educación no es un gasto sino una inversión, y Caamaño prometiendo decretarla emergencia desde el primer día. Un panorama complicado, ¿no les parece? Porque la verdad es que el sistema necesita una limpieza a fondo, una renovación que vaya más allá de promesas vacías.
Después de tanto debate, tanta propuesta y tantas promesas, uno se queda pensando… ¿Realmente alguno de estos candidatos tiene una respuesta clara y convincente para los problemas que enfrenta Costa Rica? ¿O estamos condenados a repetir la misma historia una y otra vez? ¡Dígame usted, qué opina? ¿Cuál candidato le convenció más con sus planes y por qué?
Como ya saben, el escenario fue el gimnasio de la U, lleno a reventar de estudiantes y curiosos, listos para escuchar a Ronny Castillo (Aquí Costa Rica Manda), Douglas Caamaño (Costa Rica Primero), Ariel Robles Barrantes (Frente Amplio) y Eliecer Feinzaig Mintz (Liberal Progresista) batallar en cinco áreas cruciales: energía, clima, seguridad, economía e, inevitablemente, educación. Se prometieron ideas innovadoras, soluciones mágicas, el clásico discurso de 'vamos a cambiarlo todo'... ya sabemos cómo va la película, ¿verdad?
Empezando por la transición energética, cada quien con su rollo. Castillo defendiendo el gas natural como solución transitoria –“tenemos gas, muchachos!”, exclamó–, mientras Robles abogaba por un cambio radical en el transporte público, incluyendo hasta un tren eléctrico gratuito. Feinzaig, siempre con su visión técnica, proponiendo auditorías y mercado eléctrico abierto, mientras que Caamaño criticaba el plan actual y pedía destrabar inversiones. ¡Una madeja, diay!
Luego vino el tema del cambio climático y la protección costera. Ahí Caamaño hablando de revisar los límites marítimos afectados por el clima y Feinzaig sugiriendo incorporar variables climáticas en cada construcción estatal. Robles, fiel a su estilo, apostando por la planificación territorial, mientras Castillo lanzaba la idea de un fondo soberano para infraestructura regenerativa. ¡Parecía que estaban hablando de cosas diferentes!, y eso preocupa, ¿eh?
Pero la verdadera tortilla se puso caliente con los temas de seguridad. Feinzaig alertando sobre la violencia digital y proponiendo meterle mano a la unidad de inteligencia financiera, Robles buscando protocolos contra el bullying y pensando en declarar emergencia en cantones violentos. Castillo rememorando experiencias internacionales con restricciones en redes sociales, y Caamaño apostando por la inteligencia artificial. Una mezcla rara, ¿no?
En cuanto a la economía, Castillo proponiendo una zona económica binacional con Panamá, Caamaño soñando con tres aeropuertos y una Ruta del Sol, Feinzaig enfocado en descongestionar el tráfico (calculando hasta 550 horas perdidas al año por presas) y Robles fiscalizando los puertos. ¡Cada quién queriendo pintar la ciudad de rosa, pero con pinceles totalmente distintos! Uno se queda pensando, ¿quién realmente entiende cómo funciona la bronca de la economía?
Y llegamos al tema que a todos nos afecta: la educación. Feinzaig declarando una emergencia nacional, Robles hablando del retorno de la educación para la afectividad y la sexualidad, Castillo asegurando que la educación no es un gasto sino una inversión, y Caamaño prometiendo decretarla emergencia desde el primer día. Un panorama complicado, ¿no les parece? Porque la verdad es que el sistema necesita una limpieza a fondo, una renovación que vaya más allá de promesas vacías.
Después de tanto debate, tanta propuesta y tantas promesas, uno se queda pensando… ¿Realmente alguno de estos candidatos tiene una respuesta clara y convincente para los problemas que enfrenta Costa Rica? ¿O estamos condenados a repetir la misma historia una y otra vez? ¡Dígame usted, qué opina? ¿Cuál candidato le convenció más con sus planes y por qué?