¡Ay, Dios mío! El circo sigue dando vueltas en el PLN. Resulta que Carolina Delgado, la diputada verdiblanca que tuvo el atrevimiento de votar a favor de Don Rodrigo Chaves, nunca formó parte oficialmente de la campaña de Álvaro Ramos, según aseguran desde el bando liberacionista. ¡Qué torta! Uno pensaría que tras sus declaraciones públicas y la denuncia de violencia política, la cosa estaría más clara, pero parece que seguimos en el mismo brete.
Para refrescarles la memoria a algunos, Delgado acusó a Ramos de sacarla de la campaña luego de su voto en contra del levantamiento de la inmunidad de Chaves. Una decisión que, según ella, la pone en la lista negra de los candidatos que prefieren hacerle la cama al Presidente actual. No es ningún secreto que Delgado coqueteó con las filas verdiblancas buscando la candidatura presidencial, pero quedó lejos de conseguirla, obteniendo apenas poco más de siete mil votos en la convención. Desde entonces, el hielo entre ella y Ramos parecía más grueso que el glaciar del Cerro Chirripó.
Ramírez, el jefe de campaña de Ramos, soltó la bomba esta noche, asegurando que la diputada “nunca ha estado” en la campaña y que es “falso” que Ramos la haya echado. Pero, vamos a ser honestos, ¿quién necesita realmente a alguien que públicamente expresa opiniones contrarias a la línea oficial del partido? Parece que el mensaje es claro: si no estás con ellos, no estás en el juego. Y vaya que están mostrando la carta jugando... o quizás, la están quemando al intentar tapar el sol con la mano.
Según Ramírez, el distanciamiento se debe a las posturas políticas de Delgado, que considera más cercanas a las de Chaves que a las del PLN. Y citó el caso del voto por la inmunidad como prueba irrefutable. “Por ejemplo, votó en contra del levantamiento de la inmunidad apartándose del criterio la fracción y de la campaña”, recalcó. Más allá de la explicación técnica, el asunto huele a bronca interna y a purgas dentro del partido. Un clásico en nuestra política, ¿verdad?
Pero la cosa no termina ahí. Delgado también recordó que otros precandidatos presidenciales – incluyendo a Juan Carlos Hidalgo, del PUSC– tomaron medidas similares con miembros de sus propias fracciones. Según la diputada, Hidalgo removió a Melina Ajoy, María Marta Carballo, Horacio Alvarado, Leslye Bojorges y Carlos Andrés Robles. Claramente, hay una tendencia a eliminar a aquellos que no se alinean ciegamente con el líder, independientemente del partido. Es como si la lealtad ciega fuera el único requisito para participar en la arena política costarricense.
Y mientras tanto, ¿qué dice el pueblo? Las redes sociales están que arden con memes y comentarios sarcásticos sobre la situación. Algunos defienden a Delgado por su valentía al expresar su opinión, mientras que otros critican su oportunismo político. En medio de este debate, lo cierto es que la imagen del PLN sale más golpeada que la gallina de Jiménez después de una tormenta tropical. Ya ven, es un verdadero espectáculo, y nosotros somos los que pagamos la entrada.
Este caso nos deja pensando en la salud democrática de nuestro país. ¿Es correcto excluir a personas por disentir? ¿Hasta qué punto debemos sacrificar nuestras convicciones personales en aras de la lealtad partidaria? Vemos cómo líderes toman decisiones unilaterales, eliminando voces críticas y cerrando espacios para el debate. Es un panorama preocupante, máxime cuando necesitamos más diálogo y consenso que nunca para enfrentar los desafíos que tenemos por delante. Realmente, ¡qué nivel de bronca!
Ahora les pregunto, queridos foristas: ¿creen que estas purgas políticas son necesarias para mantener la disciplina partidaria o son simplemente muestras de autoritarismo y falta de tolerancia hacia diferentes puntos de vista? ¡Díganme qué piensan en los comentarios!
Para refrescarles la memoria a algunos, Delgado acusó a Ramos de sacarla de la campaña luego de su voto en contra del levantamiento de la inmunidad de Chaves. Una decisión que, según ella, la pone en la lista negra de los candidatos que prefieren hacerle la cama al Presidente actual. No es ningún secreto que Delgado coqueteó con las filas verdiblancas buscando la candidatura presidencial, pero quedó lejos de conseguirla, obteniendo apenas poco más de siete mil votos en la convención. Desde entonces, el hielo entre ella y Ramos parecía más grueso que el glaciar del Cerro Chirripó.
Ramírez, el jefe de campaña de Ramos, soltó la bomba esta noche, asegurando que la diputada “nunca ha estado” en la campaña y que es “falso” que Ramos la haya echado. Pero, vamos a ser honestos, ¿quién necesita realmente a alguien que públicamente expresa opiniones contrarias a la línea oficial del partido? Parece que el mensaje es claro: si no estás con ellos, no estás en el juego. Y vaya que están mostrando la carta jugando... o quizás, la están quemando al intentar tapar el sol con la mano.
Según Ramírez, el distanciamiento se debe a las posturas políticas de Delgado, que considera más cercanas a las de Chaves que a las del PLN. Y citó el caso del voto por la inmunidad como prueba irrefutable. “Por ejemplo, votó en contra del levantamiento de la inmunidad apartándose del criterio la fracción y de la campaña”, recalcó. Más allá de la explicación técnica, el asunto huele a bronca interna y a purgas dentro del partido. Un clásico en nuestra política, ¿verdad?
Pero la cosa no termina ahí. Delgado también recordó que otros precandidatos presidenciales – incluyendo a Juan Carlos Hidalgo, del PUSC– tomaron medidas similares con miembros de sus propias fracciones. Según la diputada, Hidalgo removió a Melina Ajoy, María Marta Carballo, Horacio Alvarado, Leslye Bojorges y Carlos Andrés Robles. Claramente, hay una tendencia a eliminar a aquellos que no se alinean ciegamente con el líder, independientemente del partido. Es como si la lealtad ciega fuera el único requisito para participar en la arena política costarricense.
Y mientras tanto, ¿qué dice el pueblo? Las redes sociales están que arden con memes y comentarios sarcásticos sobre la situación. Algunos defienden a Delgado por su valentía al expresar su opinión, mientras que otros critican su oportunismo político. En medio de este debate, lo cierto es que la imagen del PLN sale más golpeada que la gallina de Jiménez después de una tormenta tropical. Ya ven, es un verdadero espectáculo, y nosotros somos los que pagamos la entrada.
Este caso nos deja pensando en la salud democrática de nuestro país. ¿Es correcto excluir a personas por disentir? ¿Hasta qué punto debemos sacrificar nuestras convicciones personales en aras de la lealtad partidaria? Vemos cómo líderes toman decisiones unilaterales, eliminando voces críticas y cerrando espacios para el debate. Es un panorama preocupante, máxime cuando necesitamos más diálogo y consenso que nunca para enfrentar los desafíos que tenemos por delante. Realmente, ¡qué nivel de bronca!
Ahora les pregunto, queridos foristas: ¿creen que estas purgas políticas son necesarias para mantener la disciplina partidaria o son simplemente muestras de autoritarismo y falta de tolerancia hacia diferentes puntos de vista? ¡Díganme qué piensan en los comentarios!