Mae, uno ve el titular que tiró el INEC hoy y casi que se le infla el pecho de orgullo patrio: el desempleo bajó al 6,7%. Suena tuanis, ¿verdad? Es el tipo de noticia que los políticos en Zapote aman enmarcar y poner en la oficina. Pero, como casi siempre pasa en este país, cuando uno se pone a escarbar un poquito y le quita el celofán al chunche, la vara se pone color de hormiga. Porque una cosa es el número que sale bonito en la tele y otra muy diferente es lo que de verdad está pasando en la calle, con el brete de la gente de a pie.
Aquí es donde se destapa la torta, y es una grande. El informe mismo lo dice con una sutileza que casi da risa: la cantidad de gente con trabajo no ha cambiado. ¡Sigue pegada en 2,14 millones! Entonces, ¿cómo diablos baja el desempleo si no se están creando nuevos puestos? Diay, la magia está en otro dato que no le están poniendo tanto reflectores: la fuerza de trabajo se encogió. En tico simple: hay menos gente buscando trabajo. No es que encontraron, es que, por la razón que sea, dejaron de buscar. Esto es un maquillaje estadístico de libro de texto. La tasa baja porque el universo de gente que se cuenta como "desempleada" es más pequeño, no porque la economía esté a cachete.
O sea, para ponerlo en perspectiva, es como si en una clase de 30 estudiantes, 10 reprueban. Tienes un 33% de fracaso. Pero si 5 de esos que iban perdiendo simplemente dejan de ir a clases y se dan de baja, ahora solo tienes 5 reprobados de un grupo de 25. ¡Tu tasa de fracaso baja al 20%! ¿Mejoró la calidad de la enseñanza? Para nada. Simplemente sacaste a los problemáticos de la ecuación. Eso es exactamente lo que está pasando aquí. Estamos salados: no es que hay más brete, es que parece que hay gente que ya tiró la toalla y se está dedicando a otra cosa, o peor, se está rindiendo.
Para ser justos, no toda la vara es un desastre. El informe menciona que el empleo informal bajó un poquito, al 36,9%. Eso sí es una buena noticia, porque significa un poquito más de gente con seguro, aguinaldo y derechos. ¡Algo es algo! Pero, de nuevo, el subempleo sigue igual. O sea, ese montón de gente que bretea por ratitos, que no completa la jornada o que gana una miseria, sigue ahí, estancada en el 3,3%. Son los que la pulsean día a día pero no les alcanza, y ese número no se ha movido un centímetro. La procesión va por dentro, y el espejismo de la tasa general de desempleo la oculta muy bien.
Al final, la foto completa es agridulce y tira más a agria. Mientras el comercio, la manufactura y la enseñanza siguen siendo los caballos de fuerza que jalan la carreta del empleo, el motor general del país parece estar ahogándose. La gran pregunta que nos deja este informe no es por qué bajó el desempleo, sino ¿a dónde se fue toda esa gente que dejó de buscar brete? ¿Se pasaron a la informalidad que no se mide, se fueron del país, o simplemente se cansaron de mandar currículums al vacío? Entonces, ¿qué opinan ustedes, maes? ¿Estamos ante un éxito del gobierno o ante la evidencia de una fuerza laboral cada vez más desanimada y que siente que el sistema simplemente ya no da para más?
Aquí es donde se destapa la torta, y es una grande. El informe mismo lo dice con una sutileza que casi da risa: la cantidad de gente con trabajo no ha cambiado. ¡Sigue pegada en 2,14 millones! Entonces, ¿cómo diablos baja el desempleo si no se están creando nuevos puestos? Diay, la magia está en otro dato que no le están poniendo tanto reflectores: la fuerza de trabajo se encogió. En tico simple: hay menos gente buscando trabajo. No es que encontraron, es que, por la razón que sea, dejaron de buscar. Esto es un maquillaje estadístico de libro de texto. La tasa baja porque el universo de gente que se cuenta como "desempleada" es más pequeño, no porque la economía esté a cachete.
O sea, para ponerlo en perspectiva, es como si en una clase de 30 estudiantes, 10 reprueban. Tienes un 33% de fracaso. Pero si 5 de esos que iban perdiendo simplemente dejan de ir a clases y se dan de baja, ahora solo tienes 5 reprobados de un grupo de 25. ¡Tu tasa de fracaso baja al 20%! ¿Mejoró la calidad de la enseñanza? Para nada. Simplemente sacaste a los problemáticos de la ecuación. Eso es exactamente lo que está pasando aquí. Estamos salados: no es que hay más brete, es que parece que hay gente que ya tiró la toalla y se está dedicando a otra cosa, o peor, se está rindiendo.
Para ser justos, no toda la vara es un desastre. El informe menciona que el empleo informal bajó un poquito, al 36,9%. Eso sí es una buena noticia, porque significa un poquito más de gente con seguro, aguinaldo y derechos. ¡Algo es algo! Pero, de nuevo, el subempleo sigue igual. O sea, ese montón de gente que bretea por ratitos, que no completa la jornada o que gana una miseria, sigue ahí, estancada en el 3,3%. Son los que la pulsean día a día pero no les alcanza, y ese número no se ha movido un centímetro. La procesión va por dentro, y el espejismo de la tasa general de desempleo la oculta muy bien.
Al final, la foto completa es agridulce y tira más a agria. Mientras el comercio, la manufactura y la enseñanza siguen siendo los caballos de fuerza que jalan la carreta del empleo, el motor general del país parece estar ahogándose. La gran pregunta que nos deja este informe no es por qué bajó el desempleo, sino ¿a dónde se fue toda esa gente que dejó de buscar brete? ¿Se pasaron a la informalidad que no se mide, se fueron del país, o simplemente se cansaron de mandar currículums al vacío? Entonces, ¿qué opinan ustedes, maes? ¿Estamos ante un éxito del gobierno o ante la evidencia de una fuerza laboral cada vez más desanimada y que siente que el sistema simplemente ya no da para más?