¡Ay, Dios mío! Pues resulta que el tema de la deuda pública sigue royendo nuestros bolsillos, imagínate. Aunque dicen que el próximo año va a bajar un poquito, la neta es que todavía sigue siendo el gasto más grande del país. Con un presupuesto nacional que llegó a ¢12,8 billones, la cosa no pinta fácil, chunche.
La explicación sencilla es que tenemos que pagar la amortización, los intereses y hasta las comisiones de toda esa deuda que tenemos, tanto la que le pedimos prestado a otros países como la que le debemos a bancos acá mismo. Esto representa casi el 42%, ¡una locura!, mijo. Y eso es plata que no va para educación, salud, ni para mejorar nuestras carreteras, brete.
Según los números que mandaron desde el gobierno, vamos a destinar unos ¢5.386 millones solamente para pagar esto. Eso sí, es menos que el año pasado, porque ahorramos unos míseros ¢12 millones... ¡qué carga! Pero pa’ ponerlo en perspectiva, eso equivale al 9,86% del PIB que esperamos tener el año que viene. Eso significa que estamos dedicando casi el 10% de todo lo que produce el país a simplemente pagar lo que ya le debemos a otros, diay.
Ahora, pa' entender bien la cosa, hay que ver cómo se divide ese dinero. Lo primero es la amortización, que es como si te tocará devolver el préstamo. Pa’ eso van a usar ¢2.826 millones, que es más de la mitad de todo el presupuesto para la deuda. Lo bueno es que también bajó un poquito, unos ¢95 millones menos que el año pasado, aunque no sé si sea mucho consuelo, mae.
Dentro de esos ¢2.826 millones, gran parte se va para pagar los títulos de valor que tenemos, esos papeles que le prometemos al banco que les vamos a regresar el dinero con interés. De esos títulos, algunos son a corto plazo y otros a largo plazo. Lo curioso es que los de corto plazo subieron como espuma, ¡un 90%! Imagínate la urgencia que tuvimos de agarrarle a crédito. En cambio, los de largo plazo bajaron un poquito, pero aun así siguen siendo una losa pesadísima en nuestras espaldas.
Luego, viene el tema de los intereses y las comisiones. Ahí van a gastar ¢2.559 millones, lo que representa casi el 47,5% del total dedicado a la deuda. Y ahí es donde la cosa se pone más fea, porque estos números subieron casi ¢83 millones con respecto al año pasado. Esto quiere decir que, aunque estemos pagando más deudas, seguimos teniendo que pagarle más intereses por ellas, qué sal!
Si revisamos los números de fin de año pasado, vimos que nuestra deuda pública total era de casi ¢29,4 billones. Sí, con cuatro ceros, mi pana. Y aunque la relación deuda/PIB bajó un poco, seguimos bastante endeudados. Esto significa que, para financiar nuestro gasto público, dependemos casi en un 60% de pedirle dinero prestado. ¡Un brete que nos hemos metido, verdaderamente! ¿Pa’ cuándo vamos a aprender a vivir dentro de nuestras posibilidades?
Así que, con todo esto, me pregunto… ¿cree usted que el gobierno está haciendo lo suficiente para controlar el gasto público y evitar que sigamos acumulando deuda, o deberíamos estar buscando alternativas más creativas para financiar nuestro desarrollo? ¡Déjenme sus opiniones en el foro!
La explicación sencilla es que tenemos que pagar la amortización, los intereses y hasta las comisiones de toda esa deuda que tenemos, tanto la que le pedimos prestado a otros países como la que le debemos a bancos acá mismo. Esto representa casi el 42%, ¡una locura!, mijo. Y eso es plata que no va para educación, salud, ni para mejorar nuestras carreteras, brete.
Según los números que mandaron desde el gobierno, vamos a destinar unos ¢5.386 millones solamente para pagar esto. Eso sí, es menos que el año pasado, porque ahorramos unos míseros ¢12 millones... ¡qué carga! Pero pa’ ponerlo en perspectiva, eso equivale al 9,86% del PIB que esperamos tener el año que viene. Eso significa que estamos dedicando casi el 10% de todo lo que produce el país a simplemente pagar lo que ya le debemos a otros, diay.
Ahora, pa' entender bien la cosa, hay que ver cómo se divide ese dinero. Lo primero es la amortización, que es como si te tocará devolver el préstamo. Pa’ eso van a usar ¢2.826 millones, que es más de la mitad de todo el presupuesto para la deuda. Lo bueno es que también bajó un poquito, unos ¢95 millones menos que el año pasado, aunque no sé si sea mucho consuelo, mae.
Dentro de esos ¢2.826 millones, gran parte se va para pagar los títulos de valor que tenemos, esos papeles que le prometemos al banco que les vamos a regresar el dinero con interés. De esos títulos, algunos son a corto plazo y otros a largo plazo. Lo curioso es que los de corto plazo subieron como espuma, ¡un 90%! Imagínate la urgencia que tuvimos de agarrarle a crédito. En cambio, los de largo plazo bajaron un poquito, pero aun así siguen siendo una losa pesadísima en nuestras espaldas.
Luego, viene el tema de los intereses y las comisiones. Ahí van a gastar ¢2.559 millones, lo que representa casi el 47,5% del total dedicado a la deuda. Y ahí es donde la cosa se pone más fea, porque estos números subieron casi ¢83 millones con respecto al año pasado. Esto quiere decir que, aunque estemos pagando más deudas, seguimos teniendo que pagarle más intereses por ellas, qué sal!
Si revisamos los números de fin de año pasado, vimos que nuestra deuda pública total era de casi ¢29,4 billones. Sí, con cuatro ceros, mi pana. Y aunque la relación deuda/PIB bajó un poco, seguimos bastante endeudados. Esto significa que, para financiar nuestro gasto público, dependemos casi en un 60% de pedirle dinero prestado. ¡Un brete que nos hemos metido, verdaderamente! ¿Pa’ cuándo vamos a aprender a vivir dentro de nuestras posibilidades?
Así que, con todo esto, me pregunto… ¿cree usted que el gobierno está haciendo lo suficiente para controlar el gasto público y evitar que sigamos acumulando deuda, o deberíamos estar buscando alternativas más creativas para financiar nuestro desarrollo? ¡Déjenme sus opiniones en el foro!
