¡Ay, Dios mío! Ya saben, a veces uno piensa que ha visto de todo en este mundo, pero luego te topas con que un gringo se queda boquiabierto porque nuestros billetes son de plástico. Imagínense la escena: llega este mae, todo contento por conocer Costa Rica, y de repente se encuentra con que el colón no se rompe si se moja, ni se dobla como el papelito. ¡Una locura!
Todo empezó con un video en TikTok del tipo, identificado como Real68flockaTV. Él estaba documentando su viaje, mostrando la comida, la gente, el ambiente... todo lo que hace a Costa Rica especial. Pero, según él mismo cuenta, lo que realmente lo dejó pasmado fueron nuestros billetes. Se nota en su cara que no esperaba eso, ¿eh?
En el video, el mae agarra unos cuantos billetes de diferentes denominaciones y dice textualmente: “¿Por qué nadie me dijo que el dinero en Costa Rica es de plástico? En Estados Unidos los billetes son de papel, pero estos se sienten como cuero, ¡literalmente!”. Y ahí lo tienen, mirándonos fijamente, como preguntando quién nos mandó a hacer esas travesuras.
Y sí, amigos, es verdad. Desde hace algunos años, el Banco Central de Costa Rica cambió los billetes de algodón por los de polímero, esos que parecen plastilina. La idea era buena: hacerlos más duraderos, más fáciles de reciclar y, sobre todo, resistentes a nuestras lluvias torrenciales. Porque, vamos a ser honestos, ¿quién no ha mojado un billete en Costa Rica alguna vez? Antes, esos billetes se deshacían como si fueran hojas secas, ¡qué torta!
Pero el tema va más allá de la simple resistencia al agua. También han ayudado a combatir la falsificación, dicen los expertos. Además, ahora podemos ver diseños más elaborados y seguros. Claro, hay quien se queja del precio, que son más caros de producir, pero al final del día, si duran más tiempo, creo que vale la pena el gasto. Aunque, admitámoslo, también da un poquito de wey sentirse millonario con un billete de ₡10.000, como decía el turista en su video. Un cambio cultural, diay.
Lo interesante de este caso es cómo algo tan cotidiano como el material de nuestros billetes puede convertirse en una fuente de asombro para alguien que viene de otro lugar. Nos recuerda que somos un país único, con peculiaridades que hacen que valga la pena vivir aquí. Y ese turista, al parecer, se enamoró de Costa Rica. Según él, no quiere volver a Estados Unidos, y todo gracias a nuestra cultura, nuestra gente... y, por supuesto, nuestros billetes de plástico. ¡Qué chiva!
Pero no todo es risas y coloridas monedas. Mientras el turista se maravillaba con nuestros billetes, otros temas apremian. Tenemos problemas con el marchamo, con la basura, con el tráfico... cosas que, aunque no sean tan llamativas como el dinero de plástico, afectan nuestro día a día. Por ejemplo, hace poco hubo cierre en la ruta 32 por una enorme roca, ¡qué sal! Y todavía andamos lidiando con la falta de personal en el aeropuerto de Guanacaste. Hay brete por todos lados, amigos.
Ahora, cambiando de tema, tengo una pregunta para ustedes: ¿creen que la decisión del Banco Central de reemplazar los billetes de algodón por los de polímero fue acertada a largo plazo? ¿Vale la pena el costo extra por la mayor durabilidad y seguridad, o preferirían volver a los billetes de papel más económicos? Déjenme saber su opinión en los comentarios, quiero leer qué piensan mis compas sobre esto. ¡Vamos a armar un buen debate!
Todo empezó con un video en TikTok del tipo, identificado como Real68flockaTV. Él estaba documentando su viaje, mostrando la comida, la gente, el ambiente... todo lo que hace a Costa Rica especial. Pero, según él mismo cuenta, lo que realmente lo dejó pasmado fueron nuestros billetes. Se nota en su cara que no esperaba eso, ¿eh?
En el video, el mae agarra unos cuantos billetes de diferentes denominaciones y dice textualmente: “¿Por qué nadie me dijo que el dinero en Costa Rica es de plástico? En Estados Unidos los billetes son de papel, pero estos se sienten como cuero, ¡literalmente!”. Y ahí lo tienen, mirándonos fijamente, como preguntando quién nos mandó a hacer esas travesuras.
Y sí, amigos, es verdad. Desde hace algunos años, el Banco Central de Costa Rica cambió los billetes de algodón por los de polímero, esos que parecen plastilina. La idea era buena: hacerlos más duraderos, más fáciles de reciclar y, sobre todo, resistentes a nuestras lluvias torrenciales. Porque, vamos a ser honestos, ¿quién no ha mojado un billete en Costa Rica alguna vez? Antes, esos billetes se deshacían como si fueran hojas secas, ¡qué torta!
Pero el tema va más allá de la simple resistencia al agua. También han ayudado a combatir la falsificación, dicen los expertos. Además, ahora podemos ver diseños más elaborados y seguros. Claro, hay quien se queja del precio, que son más caros de producir, pero al final del día, si duran más tiempo, creo que vale la pena el gasto. Aunque, admitámoslo, también da un poquito de wey sentirse millonario con un billete de ₡10.000, como decía el turista en su video. Un cambio cultural, diay.
Lo interesante de este caso es cómo algo tan cotidiano como el material de nuestros billetes puede convertirse en una fuente de asombro para alguien que viene de otro lugar. Nos recuerda que somos un país único, con peculiaridades que hacen que valga la pena vivir aquí. Y ese turista, al parecer, se enamoró de Costa Rica. Según él, no quiere volver a Estados Unidos, y todo gracias a nuestra cultura, nuestra gente... y, por supuesto, nuestros billetes de plástico. ¡Qué chiva!
Pero no todo es risas y coloridas monedas. Mientras el turista se maravillaba con nuestros billetes, otros temas apremian. Tenemos problemas con el marchamo, con la basura, con el tráfico... cosas que, aunque no sean tan llamativas como el dinero de plástico, afectan nuestro día a día. Por ejemplo, hace poco hubo cierre en la ruta 32 por una enorme roca, ¡qué sal! Y todavía andamos lidiando con la falta de personal en el aeropuerto de Guanacaste. Hay brete por todos lados, amigos.
Ahora, cambiando de tema, tengo una pregunta para ustedes: ¿creen que la decisión del Banco Central de reemplazar los billetes de algodón por los de polímero fue acertada a largo plazo? ¿Vale la pena el costo extra por la mayor durabilidad y seguridad, o preferirían volver a los billetes de papel más económicos? Déjenme saber su opinión en los comentarios, quiero leer qué piensan mis compas sobre esto. ¡Vamos a armar un buen debate!