¡Ay, Dios mío! Este país nunca deja de sorprenderme. Resulta que el diputado Alexander Barrantes, conocido por sus discursos largos y pomposos en la Asamblea, se metió en un lío monumental este fin de semana. Un choque en el Parque Morazán, pelea, Fuerza Pública… ¡Todo un espectáculo digno de ver en un reality show!
Según nos cuentan los cotillas, el asunto empezó porque Barrantes, aparentemente distraído o buscando atajo, chocó un carro que estaba estacionado cerca del parque. Imagínate la escena: un carro abollado, el calor de la tarde, y dos personas discutiendo a gritos. Ya sabemos cómo se pone la gente cuando se trata de carros, ¡especialmente si hay pintura rayada de por medio!
Al parecer, el dueño del carro no se quedó callado y le echó unos manotazos al diputado. Ahora, yo me pregunto, ¿qué esperábamos? Un político recibiendo palizas... No sé, parece sacado de una novela venezolana. Pero bueno, la cosa escaló rápido y Barrantes respondió a los golpes. ¡Uy, uy, uy! Las cosas se pusieron feas, rápidos.
Como era de esperarse, la Fuerza Pública tuvo que intervenir para ponerle calma a la situación. Llegaron, revisaron la maraña, hablaron con los dos involucrados y trataron de llegar a un acuerdo. Parece que al final, Barrantes decidió pagarle al dueño del carro unos $900 dólares para evitar mayores problemas. ¡Una suma considerable, mae! Uno se pregunta si eso es suficiente para reparar los daños.
Según nos cuentan los cotillas, el asunto empezó porque Barrantes, aparentemente distraído o buscando atajo, chocó un carro que estaba estacionado cerca del parque. Imagínate la escena: un carro abollado, el calor de la tarde, y dos personas discutiendo a gritos. Ya sabemos cómo se pone la gente cuando se trata de carros, ¡especialmente si hay pintura rayada de por medio!
Al parecer, el dueño del carro no se quedó callado y le echó unos manotazos al diputado. Ahora, yo me pregunto, ¿qué esperábamos? Un político recibiendo palizas... No sé, parece sacado de una novela venezolana. Pero bueno, la cosa escaló rápido y Barrantes respondió a los golpes. ¡Uy, uy, uy! Las cosas se pusieron feas, rápidos.
Como era de esperarse, la Fuerza Pública tuvo que intervenir para ponerle calma a la situación. Llegaron, revisaron la maraña, hablaron con los dos involucrados y trataron de llegar a un acuerdo. Parece que al final, Barrantes decidió pagarle al dueño del carro unos $900 dólares para evitar mayores problemas. ¡Una suma considerable, mae! Uno se pregunta si eso es suficiente para reparar los daños.