¡Ay, mae! Qué pesar... La noticia sacudió al país entero este miércoles. Estefany Ponce Faerron, hija de la querida Ligia Zulema Faerron Jiménez, está pasando por un duelo inimaginable. Perdió primero a su padre hace apenas seis meses y, ahora, a su propia madre, Ligia, cuyo cuerpo fue hallado en una finca en Florencia de San Carlos, poniendo fin a angustiantes días de búsqueda.
Todo empezó con la desaparición de Ligia el pasado 26 de septiembre, una vara que dejó a toda su familia y amigos preocupadísimos. Las autoridades iniciaron de inmediato la investigación, movilizando recursos del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) para intentar ubicarla sana y salva. La esperanza se iba desvaneciendo día tras día, pero la familia, aferrada a la fe, seguía buscando respuestas y claman justicia.
Según Randall Zúñiga, director del OIJ, la identificación de Ligia se confirmó gracias a los tatuajes que tenía en su cuerpo. Un detalle triste, sí señor, pero crucial para avanzar en la investigación. El cuerpo yacía enterrado a un metro de profundidad, oculto bajo un vivero en la propiedad de la madrastra del principal sospechoso, González López, un nombre que ya levanta ampollas y que enfrenta cargos graves. ¡Qué torta!
En redes sociales, Estefany expresó su profunda tristeza con unas pocas pero contundentes palabras: "En menos de 6 meses perdí a mi papi y hoy a mi mami. Dios, dame mucha fuerza". Una frase corta, pero que refleja la magnitud del dolor que siente. La familia emitió un comunicado oficial, agradeciendo el apoyo recibido y pidiendo justicia por la muerte de Ligia. ¡Un brete atravesando la familia entera!
"Con profundo dolor en el corazón… damos gracias a Dios porque gracias a la fe y a la perseverancia, finalmente pudimos dar con ella", escribieron. Piden comprensión en estos momentos tan difíciles, y elevan sus plegarias para que se haga justicia. Lejos de caer rendidos, exigen que quien haya cometido este acto atroz no quede impune, una demanda que resuena con fuerza en todo el país. Que le den a ese tipo, ¡por hueso!
Las investigaciones apuntan a que González López, junto con otras dos mujeres identificadas como Linares Rodríguez y Monterrey Linares, podrían estar involucradas en el delito de favorecimiento real. Lo curioso es que el OIJ logró detener al principal sospechoso incluso antes de encontrar el cuerpo de Ligia, demostrando la eficiencia de sus labores investigativas. Esto da un poco de tranquilidad, pero no borra el dolor ni cambia la tragedia vivida.
Esta historia nos recuerda, una vez más, la fragilidad de la vida y la importancia de valorar a nuestros seres queridos. Además, genera interrogantes sobre la seguridad en zonas rurales y la necesidad de fortalecer las instituciones encargadas de garantizar la protección ciudadana. Al final, este caso deja un sabor amargo en la boca y un llamado a la reflexión sobre la violencia que azota a nuestra sociedad costarricense, bien pura que hemos tratado de mantener.
Ahora, dejando a un lado las penas y las injusticias, quiero preguntarles a ustedes, mis queridos lectores del Foro de Costa Rica: ¿Qué medidas creen que debería tomar el gobierno para prevenir este tipo de tragedias y proteger a las mujeres vulnerables en nuestro país?
Todo empezó con la desaparición de Ligia el pasado 26 de septiembre, una vara que dejó a toda su familia y amigos preocupadísimos. Las autoridades iniciaron de inmediato la investigación, movilizando recursos del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) para intentar ubicarla sana y salva. La esperanza se iba desvaneciendo día tras día, pero la familia, aferrada a la fe, seguía buscando respuestas y claman justicia.
Según Randall Zúñiga, director del OIJ, la identificación de Ligia se confirmó gracias a los tatuajes que tenía en su cuerpo. Un detalle triste, sí señor, pero crucial para avanzar en la investigación. El cuerpo yacía enterrado a un metro de profundidad, oculto bajo un vivero en la propiedad de la madrastra del principal sospechoso, González López, un nombre que ya levanta ampollas y que enfrenta cargos graves. ¡Qué torta!
En redes sociales, Estefany expresó su profunda tristeza con unas pocas pero contundentes palabras: "En menos de 6 meses perdí a mi papi y hoy a mi mami. Dios, dame mucha fuerza". Una frase corta, pero que refleja la magnitud del dolor que siente. La familia emitió un comunicado oficial, agradeciendo el apoyo recibido y pidiendo justicia por la muerte de Ligia. ¡Un brete atravesando la familia entera!
"Con profundo dolor en el corazón… damos gracias a Dios porque gracias a la fe y a la perseverancia, finalmente pudimos dar con ella", escribieron. Piden comprensión en estos momentos tan difíciles, y elevan sus plegarias para que se haga justicia. Lejos de caer rendidos, exigen que quien haya cometido este acto atroz no quede impune, una demanda que resuena con fuerza en todo el país. Que le den a ese tipo, ¡por hueso!
Las investigaciones apuntan a que González López, junto con otras dos mujeres identificadas como Linares Rodríguez y Monterrey Linares, podrían estar involucradas en el delito de favorecimiento real. Lo curioso es que el OIJ logró detener al principal sospechoso incluso antes de encontrar el cuerpo de Ligia, demostrando la eficiencia de sus labores investigativas. Esto da un poco de tranquilidad, pero no borra el dolor ni cambia la tragedia vivida.
Esta historia nos recuerda, una vez más, la fragilidad de la vida y la importancia de valorar a nuestros seres queridos. Además, genera interrogantes sobre la seguridad en zonas rurales y la necesidad de fortalecer las instituciones encargadas de garantizar la protección ciudadana. Al final, este caso deja un sabor amargo en la boca y un llamado a la reflexión sobre la violencia que azota a nuestra sociedad costarricense, bien pura que hemos tratado de mantener.
Ahora, dejando a un lado las penas y las injusticias, quiero preguntarles a ustedes, mis queridos lectores del Foro de Costa Rica: ¿Qué medidas creen que debería tomar el gobierno para prevenir este tipo de tragedias y proteger a las mujeres vulnerables en nuestro país?
