¡Ay, Dios mío! Esto se puso feo rapidito. De pura lana, esto nos sacude a todos. En medio de la mañana, cuando uno todavía anda medio dormido, llegan las noticias que te dejan helao. Un joven de 25 años, identificado como Guido, terminó ejecutado en Barrio Goli de Matina, en un acto que parece salido de película, pero lamentablemente es bien real.
Según el Organismo de Investigación Judicial (OIJ), todo empezó alrededor de las siete de la mañana de este martes. Al parecer, Guido salió de su casa luego de recibir una llamada. Y ahí, en el patio de su propia vivienda, fue interceptado por dos tipos que andaban encima de una moto. No hubo forcejeo, no hubo gritos… parece que el pobre chico no se percató de lo que le esperaba.
Lo peor de todo es cómo hicieron las cosas estos delincuentes. Ni siquiera entraron a la casa. Se pusieron a trabar justo en el patio, a corta distancia. Uno de ellos se bajó de la moto, le dio chase al muchacho y le descargó varios disparos. Cabeza, tórax y espalda… ¡qué barbaridad! Los paramédicos de la Cruz Roja llegaron corriendo, pero ya era demasiado tarde. No había nada que hacer, diay. El muchacho estaba ido.
Los agentes del OIJ han acordonado la zona y están recogiendo toda la evidencia que puedan encontrar: casquillos, huellas… todo lo que les ayude a identificar a los responsables y esclarecer lo sucedido. Están revisando cámaras de seguridad de la zona buscando alguna pista que les pueda servir para dar con esos malos. Por lo que dicen, parece que estaban esperando por él, como si tuvieran toda la información.
Y claro, la gente está que trina. Matina siempre ha sido un lugar tranquilo, aunque últimamente las cosas se han puesto más tensas. Este tipo de asesinatos, con tanta frialdad y planificación, te hacen pensar qué está pasando realmente en nuestra sociedad. Parece que los ajustes de cuentas se están poniendo de moda, y eso no puede seguir así.
Muchos recuerdan a Guido como un chico trabajador, sencillo y querido por todos en el barrio. No tenía enemigos conocidos, por lo que apunta directamente a un ajuste de cuentas relacionado con actividades ilícitas. La policía está investigando todas las líneas posibles, revisando sus contactos, buscando cualquier vínculo con organizaciones criminales. Esto pinta para vara larga, mae.
Este caso nos recuerda que la violencia no respeta lugares ni horarios. Puede tocar la puerta de cualquiera, en cualquier momento. El miedo se mete en el alma y dificulta la vida diaria. Además, te hace reflexionar sobre la impunidad que impera en nuestro país. Estos criminales parecen creer que pueden actuar a su antojo, sin temor a consecuencias. ¿Hasta cuándo vamos a aguantar esto?
La situación en Limón se está volviendo preocupante y nos plantea una pregunta crucial: ¿Qué medidas concretas debemos implementar para proteger a nuestros ciudadanos y recuperar la tranquilidad en nuestras comunidades? ¿Es suficiente la presencia policial actual? ¿Necesitamos políticas sociales más efectivas para abordar las causas profundas de la delincuencia? ¿O simplemente estamos ante un problema que supera nuestra capacidad de respuesta?
Según el Organismo de Investigación Judicial (OIJ), todo empezó alrededor de las siete de la mañana de este martes. Al parecer, Guido salió de su casa luego de recibir una llamada. Y ahí, en el patio de su propia vivienda, fue interceptado por dos tipos que andaban encima de una moto. No hubo forcejeo, no hubo gritos… parece que el pobre chico no se percató de lo que le esperaba.
Lo peor de todo es cómo hicieron las cosas estos delincuentes. Ni siquiera entraron a la casa. Se pusieron a trabar justo en el patio, a corta distancia. Uno de ellos se bajó de la moto, le dio chase al muchacho y le descargó varios disparos. Cabeza, tórax y espalda… ¡qué barbaridad! Los paramédicos de la Cruz Roja llegaron corriendo, pero ya era demasiado tarde. No había nada que hacer, diay. El muchacho estaba ido.
Los agentes del OIJ han acordonado la zona y están recogiendo toda la evidencia que puedan encontrar: casquillos, huellas… todo lo que les ayude a identificar a los responsables y esclarecer lo sucedido. Están revisando cámaras de seguridad de la zona buscando alguna pista que les pueda servir para dar con esos malos. Por lo que dicen, parece que estaban esperando por él, como si tuvieran toda la información.
Y claro, la gente está que trina. Matina siempre ha sido un lugar tranquilo, aunque últimamente las cosas se han puesto más tensas. Este tipo de asesinatos, con tanta frialdad y planificación, te hacen pensar qué está pasando realmente en nuestra sociedad. Parece que los ajustes de cuentas se están poniendo de moda, y eso no puede seguir así.
Muchos recuerdan a Guido como un chico trabajador, sencillo y querido por todos en el barrio. No tenía enemigos conocidos, por lo que apunta directamente a un ajuste de cuentas relacionado con actividades ilícitas. La policía está investigando todas las líneas posibles, revisando sus contactos, buscando cualquier vínculo con organizaciones criminales. Esto pinta para vara larga, mae.
Este caso nos recuerda que la violencia no respeta lugares ni horarios. Puede tocar la puerta de cualquiera, en cualquier momento. El miedo se mete en el alma y dificulta la vida diaria. Además, te hace reflexionar sobre la impunidad que impera en nuestro país. Estos criminales parecen creer que pueden actuar a su antojo, sin temor a consecuencias. ¿Hasta cuándo vamos a aguantar esto?
La situación en Limón se está volviendo preocupante y nos plantea una pregunta crucial: ¿Qué medidas concretas debemos implementar para proteger a nuestros ciudadanos y recuperar la tranquilidad en nuestras comunidades? ¿Es suficiente la presencia policial actual? ¿Necesitamos políticas sociales más efectivas para abordar las causas profundas de la delincuencia? ¿O simplemente estamos ante un problema que supera nuestra capacidad de respuesta?
