Bueno, maes, se acabó el recreo. Mientras media Costa Rica todavía está viendo cómo llega a fin de mes, la carrera presidencial para el 2026 ya tiene su primera ficha oficial sobre la mesa, y no es ninguna sorpresa. El Partido Pueblo Soberano (PPS), el vehículo político del oficialismo, ratificó este domingo a Laura Fernández como su candidata. Así como lo oyen. La exministra de Planificación y luego de la Presidencia es la elegida para continuar con lo que ellos mismos llaman "el legado de Rodrigo Chaves". La vara se oficializó en el hotel Aurola, el mismo lugar donde nació el partido, cerrando el círculo de una forma casi poética. Eso sí, la "fiesta democrática" fue tan exclusiva que la prensa se quedó afuera, porque la ratificación fue a puerta cerrada. Pedimos el detalle de la votación, pero parece que ese dato es secreto de Estado. Transparencia, ¿dónde?
Pero diay, aquí es donde el asunto se pone más interesante que novela de las nueve. La maestra de ceremonias, la encargada de presentar con bombos y platillos a la candidata, fue ni más ni menos que Pilar Cisneros. La misma diputada que, acorralada por los micrófonos, se mandó una pirueta digna de medalla olímpica. Cuando se le preguntó si ella era asambleísta del PPS, su respuesta fue un épico: "Yo soy de Costa Rica, yo no soy de ningún partido". O sea, mae. Sos la cara más visible del movimiento, la defensora número uno del Gobierno en el Congreso y la que anuncia a la heredera del proyecto, ¿pero no sos del partido? Es como ser el capitán del equipo, dar la charla técnica y celebrar los goles, pero insistir en que solo estás viendo el partido desde la gradería. Una jugada extraña que deja más preguntas que respuestas sobre la verdadera estructura y lealtades dentro de este movimiento.
La reunión, aunque secreta en su votación, fue un desfile de la plana mayor del "rodriguismo". Por ahí se vieron exministros como Nogui Acosta (Hacienda), Anna Katharina Müller (Educación) y la actual presidenta de la Caja, Marta Esquivel, junto a otros altos mandos de la administración Chaves. Queda clarísimo que este no es un esfuerzo aislado; es la maquinaria oficialista en pleno, moviendo sus piezas para el próximo gran brete: las elecciones. Y no apuntan bajo. La meta, repetida en varias ocasiones, es conseguir más de 40 diputados. Una cifra que, de lograrse, les daría un poder casi absoluto, controlando el Ejecutivo y el Legislativo para, como dicen ellos, "continuar la transformación". Para otros, eso suena más a aplanadora que a democracia, pero ese es otro debate.
En medio de todo este ajedrez político, ¿quién es Laura Fernández? Para quienes no la tienen en el radar, no es ninguna novata. Es una especialista en políticas públicas que estuvo en el puro corazón del Gobierno. Pasó por Mideplan y luego por el Ministerio de la Presidencia, un puesto que es, básicamente, el centro neurálgico del poder Ejecutivo. Sabe cómo funciona el monstruo por dentro. No es una figura que venga de la nada; es una técnica, una operadora política que ahora da el salto para ser la cara visible del proyecto. La gran pregunta es si su perfil, más técnico y menos confrontativo que el del presidente Chaves, será suficiente para convencer a un electorado que, para el 2026, estará cansado, polarizado y probablemente buscando soluciones a problemas que hoy ya nos ahogan, como la inseguridad que Fabricio Alvarado ya escogió como su bandera de campaña.
Al final del día, lo que tuvimos este domingo fue el banderazo de salida de una campaña que se perfila larga y compleja. Pueblo Soberano ya tiene su gallo, o en este caso, su gallina, y la estrategia es clara: vender continuidad. Apostar a que el apoyo a la figura de Chaves se pueda transferir intacto a su sucesora. La oposición, por su parte, ya sabe a quién se enfrenta y puede empezar a afinar sus propias estrategias. La mesa está servida y las cartas empiezan a mostrarse. Ahora la pregunta queda en el aire para todos nosotros en el foro: más allá de si les cuadra o no la candidata, ¿creen que esta estrategia de "continuidad" y secretismo a lo Pueblo Soberano es la fórmula ganadora para el 2026? ¿O es un autogol anunciado que le abrirá la puerta a otras fuerzas políticas? ¡Abro debate, maes!
Pero diay, aquí es donde el asunto se pone más interesante que novela de las nueve. La maestra de ceremonias, la encargada de presentar con bombos y platillos a la candidata, fue ni más ni menos que Pilar Cisneros. La misma diputada que, acorralada por los micrófonos, se mandó una pirueta digna de medalla olímpica. Cuando se le preguntó si ella era asambleísta del PPS, su respuesta fue un épico: "Yo soy de Costa Rica, yo no soy de ningún partido". O sea, mae. Sos la cara más visible del movimiento, la defensora número uno del Gobierno en el Congreso y la que anuncia a la heredera del proyecto, ¿pero no sos del partido? Es como ser el capitán del equipo, dar la charla técnica y celebrar los goles, pero insistir en que solo estás viendo el partido desde la gradería. Una jugada extraña que deja más preguntas que respuestas sobre la verdadera estructura y lealtades dentro de este movimiento.
La reunión, aunque secreta en su votación, fue un desfile de la plana mayor del "rodriguismo". Por ahí se vieron exministros como Nogui Acosta (Hacienda), Anna Katharina Müller (Educación) y la actual presidenta de la Caja, Marta Esquivel, junto a otros altos mandos de la administración Chaves. Queda clarísimo que este no es un esfuerzo aislado; es la maquinaria oficialista en pleno, moviendo sus piezas para el próximo gran brete: las elecciones. Y no apuntan bajo. La meta, repetida en varias ocasiones, es conseguir más de 40 diputados. Una cifra que, de lograrse, les daría un poder casi absoluto, controlando el Ejecutivo y el Legislativo para, como dicen ellos, "continuar la transformación". Para otros, eso suena más a aplanadora que a democracia, pero ese es otro debate.
En medio de todo este ajedrez político, ¿quién es Laura Fernández? Para quienes no la tienen en el radar, no es ninguna novata. Es una especialista en políticas públicas que estuvo en el puro corazón del Gobierno. Pasó por Mideplan y luego por el Ministerio de la Presidencia, un puesto que es, básicamente, el centro neurálgico del poder Ejecutivo. Sabe cómo funciona el monstruo por dentro. No es una figura que venga de la nada; es una técnica, una operadora política que ahora da el salto para ser la cara visible del proyecto. La gran pregunta es si su perfil, más técnico y menos confrontativo que el del presidente Chaves, será suficiente para convencer a un electorado que, para el 2026, estará cansado, polarizado y probablemente buscando soluciones a problemas que hoy ya nos ahogan, como la inseguridad que Fabricio Alvarado ya escogió como su bandera de campaña.
Al final del día, lo que tuvimos este domingo fue el banderazo de salida de una campaña que se perfila larga y compleja. Pueblo Soberano ya tiene su gallo, o en este caso, su gallina, y la estrategia es clara: vender continuidad. Apostar a que el apoyo a la figura de Chaves se pueda transferir intacto a su sucesora. La oposición, por su parte, ya sabe a quién se enfrenta y puede empezar a afinar sus propias estrategias. La mesa está servida y las cartas empiezan a mostrarse. Ahora la pregunta queda en el aire para todos nosotros en el foro: más allá de si les cuadra o no la candidata, ¿creen que esta estrategia de "continuidad" y secretismo a lo Pueblo Soberano es la fórmula ganadora para el 2026? ¿O es un autogol anunciado que le abrirá la puerta a otras fuerzas políticas? ¡Abro debate, maes!