Maes, en serio que a veces este país parece un capítulo de La Pensión. Uno ya no sabe ni a quién creerle. Por un lado, tenemos al ICE jurando por la Negrita que nos van a bajar la luz, y por otro, a la Aresep y a la Cámara de Industrias con los pelos de punta, diciendo que un momentito, que esa “rebaja” es más cuento que otra cosa. La verdad es que todo este enredo con las tarifas para el 2026 es un despiche monumental, y huele a que, al final de la historia, los que vamos a salir pagando los platos rotos, como siempre, somos nosotros.
Vamos a ver, pongamos la vara en perspectiva. Los empresarios de la Cámara de Industrias están que echan humo, y con toda la razón del mundo. Argumentan algo que hasta un güila de escuela entiende: este año tuvimos un invierno de lujo, los embalses a reventar y la generación hidroeléctrica a cachete. Tanto así, que ni siquiera tuvimos que quemar combustibles carísimos (el famoso búnker) y hasta nos dimos el lujo de venderle electricidad a los vecinos. Diay, si producimos más barato y hasta nos entró platica por exportar, lo lógico, lo que el sentido común dicta, es que el recibo nos llegue con una rebaja considerable, ¿no? Pues no. El ICE sale con bombos y platillos a anunciar una rebaja del 2,6%. ¡Un 2,6%! Eso es casi un redondeo, una propina. Es como esperar un aguinaldo y que te den para un confite.
Aquí es donde la puerca tuerce el rabo, como decía mi abuela. Mientras nos distraen con el numerito bonito de la “rebaja”, el ICE, por la puerta de atrás, le está pidiendo a la Aresep un aumento salvaje de casi el 40% (un 37,27%, para ser exactos) en sus tarifas de distribución. O sea, en los costos fijos de la institución, en su propio brete. Es una jugada maestra del despiste: te bajo un poquito por un lado, pero te clavo un montón por el otro, y al final, el efecto neto es casi nulo. Desde la perspectiva de los industriales, el ICE se está jalando una torta garrafal al pedir un aumento tan desproporcionado justo cuando el país necesita ser más competitivo, con el tipo de cambio haciéndonos la vida de cuadritos. Querer inflar tus costos así, en este momento, no tiene la más mínima lógica económica para el país, solo para la institución.
Y para terminar de armar el zafarrancho, tenemos el ping-pong de comunicados entre el ICE y la Aresep, que es para sentarse a comer palomitas. El lunes el ICE sale a decir “¡Pura vida! No hay aumento, más bien hay rebaja, no le hagan caso a la Aresep”. Casi que nos tratan de locos por dudar. Pero horas después, la Aresep, que es el árbitro en esta mejenga, confirma que sí, que el ICE metió los papeles pidiendo ese aumento masivo en distribución. Entonces, ¿en qué quedamos? ¿Uno miente o el otro no sabe leer? Esta falta de transparencia es lo que más frustra, porque nos tratan como si no pudiéramos sumar dos más dos. Nos presentan una ecuación donde el resultado final es positivo, pero esconden las variables que hacen que todo se vaya al traste.
Al final del día, la vara es que el recibo de la luz es un dolor de cabeza para el ciudadano de a pie y un clavo en el zapato para cualquier empresa que intente producir algo en este país. La promesa de una rebaja sustancial, que según la misma Aresep debía andar por el 13%, se esfumó en un juego de manos y tecnicismos. Este encontronazo público solo deja una cosa clara: o hay una desconexión total entre las instituciones o nos están viendo la cara de forma olímpica. La confianza se pierde con estas cosas, y recuperar la credibilidad cuesta un mundo. Ahora la pregunta queda en el aire para todo el foro. ¿Qué opinan ustedes, maes? ¿Es pura hablada del ICE para dorarnos la píldora y justificar sus gastos internos, o de verdad hay algo técnico que el resto de nosotros no estamos viendo? ¿Tienen razón los empresarios en pegar el grito al cielo?
Vamos a ver, pongamos la vara en perspectiva. Los empresarios de la Cámara de Industrias están que echan humo, y con toda la razón del mundo. Argumentan algo que hasta un güila de escuela entiende: este año tuvimos un invierno de lujo, los embalses a reventar y la generación hidroeléctrica a cachete. Tanto así, que ni siquiera tuvimos que quemar combustibles carísimos (el famoso búnker) y hasta nos dimos el lujo de venderle electricidad a los vecinos. Diay, si producimos más barato y hasta nos entró platica por exportar, lo lógico, lo que el sentido común dicta, es que el recibo nos llegue con una rebaja considerable, ¿no? Pues no. El ICE sale con bombos y platillos a anunciar una rebaja del 2,6%. ¡Un 2,6%! Eso es casi un redondeo, una propina. Es como esperar un aguinaldo y que te den para un confite.
Aquí es donde la puerca tuerce el rabo, como decía mi abuela. Mientras nos distraen con el numerito bonito de la “rebaja”, el ICE, por la puerta de atrás, le está pidiendo a la Aresep un aumento salvaje de casi el 40% (un 37,27%, para ser exactos) en sus tarifas de distribución. O sea, en los costos fijos de la institución, en su propio brete. Es una jugada maestra del despiste: te bajo un poquito por un lado, pero te clavo un montón por el otro, y al final, el efecto neto es casi nulo. Desde la perspectiva de los industriales, el ICE se está jalando una torta garrafal al pedir un aumento tan desproporcionado justo cuando el país necesita ser más competitivo, con el tipo de cambio haciéndonos la vida de cuadritos. Querer inflar tus costos así, en este momento, no tiene la más mínima lógica económica para el país, solo para la institución.
Y para terminar de armar el zafarrancho, tenemos el ping-pong de comunicados entre el ICE y la Aresep, que es para sentarse a comer palomitas. El lunes el ICE sale a decir “¡Pura vida! No hay aumento, más bien hay rebaja, no le hagan caso a la Aresep”. Casi que nos tratan de locos por dudar. Pero horas después, la Aresep, que es el árbitro en esta mejenga, confirma que sí, que el ICE metió los papeles pidiendo ese aumento masivo en distribución. Entonces, ¿en qué quedamos? ¿Uno miente o el otro no sabe leer? Esta falta de transparencia es lo que más frustra, porque nos tratan como si no pudiéramos sumar dos más dos. Nos presentan una ecuación donde el resultado final es positivo, pero esconden las variables que hacen que todo se vaya al traste.
Al final del día, la vara es que el recibo de la luz es un dolor de cabeza para el ciudadano de a pie y un clavo en el zapato para cualquier empresa que intente producir algo en este país. La promesa de una rebaja sustancial, que según la misma Aresep debía andar por el 13%, se esfumó en un juego de manos y tecnicismos. Este encontronazo público solo deja una cosa clara: o hay una desconexión total entre las instituciones o nos están viendo la cara de forma olímpica. La confianza se pierde con estas cosas, y recuperar la credibilidad cuesta un mundo. Ahora la pregunta queda en el aire para todo el foro. ¿Qué opinan ustedes, maes? ¿Es pura hablada del ICE para dorarnos la píldora y justificar sus gastos internos, o de verdad hay algo técnico que el resto de nosotros no estamos viendo? ¿Tienen razón los empresarios en pegar el grito al cielo?