Maes, ¿se acuerdan de la famosa 'mega cárcel' que el Gobierno anda anunciando con bombos y platillos como la solución mágica contra el crimen organizado? Bueno, parece que al plan le faltan más páginas que a un álbum Panini a medio llenar. Resulta que la Contraloría General de la República (CGR), con la mismísima Marta Acosta al frente, acaba de salir a decir, con todas las letras, que la información que les pasaron es tan poca y tan floja que es imposible darle el visto bueno. ¡Qué despiche!
Imagínense la escena: doña Marta, que no se anda por las ramas, llega a la Comisión de Asuntos Hacendarios y, sin mucho rodeo, les suelta la bomba a los diputados. Les dijo que, si bien todo el mundo sabe que las cárceles del país necesitan una manita de gato urgente, este proyecto en particular está en pañales. Es como querer construir una casa enseñando solo un dibujo hecho en una servilleta. La CGR básicamente dijo: "No tenemos certeza de nada, no hay estudios de factibilidad claros, no hay viabilidad... diay, ¿así cómo?". O sea, el Gobierno se está jalando una torta al querer meterle casi $40 millones a un chunche que ni siquiera tiene los planos bien hechos.
Pero aquí es donde la vara se pone todavía más delicada. ¿De dónde creen que sale la platita para empezar a levantar este "Centro de Alta Contención"? Pues agárrense, porque el recorte viene de lugares que duelen. Según el informe, más de la mitad de los recursos salen de rebajas al Ministerio de Seguridad Pública y, peor aún, de un hachazo directo al presupuesto del IMAS. Sí, leyeron bien. Le están quitando plata a la atención de familias en pobreza y a becas para estudiantes para financiar una cárcel. Es una lógica un poco torcida: para encerrar gente, dejamos de invertir en las varas que, precisamente, ayudan a que la gente no termine delinquiendo. ¡Qué sal!
Y si pensaban que eso era todo, la cereza del pastel es la falta de transparencia. Doña Marta fue clarísima: la Contraloría, el ente que por ley debe fiscalizar en qué se gasta hasta el último cinco de nuestros impuestos, pidió el expediente completo del proyecto para poder analizarlo a fondo... ¿y qué creen que pasó? ¡Se lo negaron! Así, a la libre. "No, usted no puede ver". Uno se pregunta, ¿qué tanto esconden? ¿O será que el plan es tan improvisado que simplemente les da pena enseñarlo? Cuando un gobierno le niega información al ente fiscalizador sobre un proyecto de esta magnitud, todas las alarmas deberían sonar al mismo tiempo.
Al final del día, el panorama es este: tenemos un problema real de criminalidad y hacinamiento carcelario que necesita soluciones serias. Pero la respuesta no puede ser un proyecto carísimo, sacado de la manga, que se financia debilitando la inversión social y que, para colmo, se maneja con un secretismo preocupante. La Contraloría ya hizo su brete y levantó la bandera roja. Ahora la pelota está en la cancha de los diputados y del mismo Gobierno, que tiene que decidir si sigue adelante con este plan a tropezones o si se sienta a hacer la tarea como Dios manda.
Ahora les pregunto a ustedes, maes: ¿Qué opinan de toda esta vara? ¿Es pura improvisación del Gobierno o la Contraloría se está poniendo muy estricta? ¿Y qué les parece que se le quite plata al IMAS y a becas para construir una cárcel? ¡Los leo en los comentarios!
Imagínense la escena: doña Marta, que no se anda por las ramas, llega a la Comisión de Asuntos Hacendarios y, sin mucho rodeo, les suelta la bomba a los diputados. Les dijo que, si bien todo el mundo sabe que las cárceles del país necesitan una manita de gato urgente, este proyecto en particular está en pañales. Es como querer construir una casa enseñando solo un dibujo hecho en una servilleta. La CGR básicamente dijo: "No tenemos certeza de nada, no hay estudios de factibilidad claros, no hay viabilidad... diay, ¿así cómo?". O sea, el Gobierno se está jalando una torta al querer meterle casi $40 millones a un chunche que ni siquiera tiene los planos bien hechos.
Pero aquí es donde la vara se pone todavía más delicada. ¿De dónde creen que sale la platita para empezar a levantar este "Centro de Alta Contención"? Pues agárrense, porque el recorte viene de lugares que duelen. Según el informe, más de la mitad de los recursos salen de rebajas al Ministerio de Seguridad Pública y, peor aún, de un hachazo directo al presupuesto del IMAS. Sí, leyeron bien. Le están quitando plata a la atención de familias en pobreza y a becas para estudiantes para financiar una cárcel. Es una lógica un poco torcida: para encerrar gente, dejamos de invertir en las varas que, precisamente, ayudan a que la gente no termine delinquiendo. ¡Qué sal!
Y si pensaban que eso era todo, la cereza del pastel es la falta de transparencia. Doña Marta fue clarísima: la Contraloría, el ente que por ley debe fiscalizar en qué se gasta hasta el último cinco de nuestros impuestos, pidió el expediente completo del proyecto para poder analizarlo a fondo... ¿y qué creen que pasó? ¡Se lo negaron! Así, a la libre. "No, usted no puede ver". Uno se pregunta, ¿qué tanto esconden? ¿O será que el plan es tan improvisado que simplemente les da pena enseñarlo? Cuando un gobierno le niega información al ente fiscalizador sobre un proyecto de esta magnitud, todas las alarmas deberían sonar al mismo tiempo.
Al final del día, el panorama es este: tenemos un problema real de criminalidad y hacinamiento carcelario que necesita soluciones serias. Pero la respuesta no puede ser un proyecto carísimo, sacado de la manga, que se financia debilitando la inversión social y que, para colmo, se maneja con un secretismo preocupante. La Contraloría ya hizo su brete y levantó la bandera roja. Ahora la pelota está en la cancha de los diputados y del mismo Gobierno, que tiene que decidir si sigue adelante con este plan a tropezones o si se sienta a hacer la tarea como Dios manda.
Ahora les pregunto a ustedes, maes: ¿Qué opinan de toda esta vara? ¿Es pura improvisación del Gobierno o la Contraloría se está poniendo muy estricta? ¿Y qué les parece que se le quite plata al IMAS y a becas para construir una cárcel? ¡Los leo en los comentarios!