¡Ay, Dios mío! Quién iba a decir que íbamos a ver el dólar por debajo de los ¢500 de nuevo. Según Monex, cerró la semana en unos ¢499,85, lo cual significa que nos salvamos de un susto importante, porque la semana pasada sí estaba pegadito a los quinientos hartitos. La verdad, esto pinta medio raro, vamos, un alivio momentáneo, ¿verdad?
Para ponerle pausa al brete, si le metemos ojo a los números, esta bajada de ¢3,52 respecto al lunes anterior es como un respiro en medio del chaparrón. Pero oigan, también subió un peluco con respecto al viernes, cuando andaba en ¢499,09. Así que ni festejemos demasiado, mae. Digamos que es como cuando te comes un raspao’ y luego te sudan las manos otra vez.
En cuanto al movimiento del día, se hicieron unas operaciones fuertes, unos $24.445.000 cambiando de manos, eso sí, en 185 'calces'. ¡Imagínate qué rápido se mueve la lana por acá! El Banco Central anda monitoreando la cosa, claro, aunque dicen que todo está tranquilo y que el tipo de cambio obedece a las leyes básicas de la oferta y la demanda. Como si fuera tan fácil, ¿eh?
El Banco Central, pa' darle más calma a la gente, sigue insistiendo en que estamos en una época de “estabilidad” cambiaria. Eso sí, lo dicen mientras ven cómo los dólares se acumulan… Alonso Alfaro, el economista jefe, soltó que hay mucha oferta de billetes verdes, pero que esa oferta no se reduce. Pareciera que tenemos un pozo lleno de dólares esperando a que alguien los quiera, pero a qué precio, ¿será que va a cambiar pronto?
Y hablando de aguantes, el superávit de dólares se mantiene fuerte, pero no tanto como el año pasado. Hasta el 23 de octubre llevábamos unos $5.496,3 millones guardados, poquito menos que el año pasado para la misma fecha ($5.644 millones). Pero oye, seguimos ganándole al promedio de los dos últimos años, así que no todo está perdido. Es como cuando compras plátanos: siempre quieres que sean más baratos que el año pasado, pero ya sabemos cómo va la vaina.
Pero atención, porque el Estado de la Nación, esos listos, ya pusieron el dedo en la llaga. En su informe advirtieron que esta apreciación del colón –la rebaja del dólar– podría acabar perjudicando al sector externo, que es el que realmente mueve la economía del país. Dicen que aunque el dólar bajo ayuda a bajar la inflación importada, hace que nuestros productos sean más caros afuera, dificultando la competencia con países como Chile, México o República Dominicana. ¡Uf, qué pinchazo!
Entendámonos, los precios bajos ayudan al bolsillo de todos nosotros, claro, porque podemos comprar cosas más baratas del extranjero. Pero si nuestras exportaciones dejan de ser atractivas, al final la cosa se pone fea, parce. Es como querer comer casamiento sin arroz: no tiene el mismo sabor, ¿me entienden? El informe del Estado de la Nación nos recuerda que el sector externo es el motor del país, y debemos cuidarlo como el huevo frágil.
Entonces, ¿hasta dónde llegará esta bajada del dólar? ¿Seguiremos viendo el verde por debajo de los ¢500? Y lo más importante, ¿podremos mantener la fortaleza de nuestras exportaciones en medio de esta situación? Vaya, diganme ustedes, ¿creen que esta tranquilidad es duradera o es solo un espejismo antes de otro brinco del dólar?
Para ponerle pausa al brete, si le metemos ojo a los números, esta bajada de ¢3,52 respecto al lunes anterior es como un respiro en medio del chaparrón. Pero oigan, también subió un peluco con respecto al viernes, cuando andaba en ¢499,09. Así que ni festejemos demasiado, mae. Digamos que es como cuando te comes un raspao’ y luego te sudan las manos otra vez.
En cuanto al movimiento del día, se hicieron unas operaciones fuertes, unos $24.445.000 cambiando de manos, eso sí, en 185 'calces'. ¡Imagínate qué rápido se mueve la lana por acá! El Banco Central anda monitoreando la cosa, claro, aunque dicen que todo está tranquilo y que el tipo de cambio obedece a las leyes básicas de la oferta y la demanda. Como si fuera tan fácil, ¿eh?
El Banco Central, pa' darle más calma a la gente, sigue insistiendo en que estamos en una época de “estabilidad” cambiaria. Eso sí, lo dicen mientras ven cómo los dólares se acumulan… Alonso Alfaro, el economista jefe, soltó que hay mucha oferta de billetes verdes, pero que esa oferta no se reduce. Pareciera que tenemos un pozo lleno de dólares esperando a que alguien los quiera, pero a qué precio, ¿será que va a cambiar pronto?
Y hablando de aguantes, el superávit de dólares se mantiene fuerte, pero no tanto como el año pasado. Hasta el 23 de octubre llevábamos unos $5.496,3 millones guardados, poquito menos que el año pasado para la misma fecha ($5.644 millones). Pero oye, seguimos ganándole al promedio de los dos últimos años, así que no todo está perdido. Es como cuando compras plátanos: siempre quieres que sean más baratos que el año pasado, pero ya sabemos cómo va la vaina.
Pero atención, porque el Estado de la Nación, esos listos, ya pusieron el dedo en la llaga. En su informe advirtieron que esta apreciación del colón –la rebaja del dólar– podría acabar perjudicando al sector externo, que es el que realmente mueve la economía del país. Dicen que aunque el dólar bajo ayuda a bajar la inflación importada, hace que nuestros productos sean más caros afuera, dificultando la competencia con países como Chile, México o República Dominicana. ¡Uf, qué pinchazo!
Entendámonos, los precios bajos ayudan al bolsillo de todos nosotros, claro, porque podemos comprar cosas más baratas del extranjero. Pero si nuestras exportaciones dejan de ser atractivas, al final la cosa se pone fea, parce. Es como querer comer casamiento sin arroz: no tiene el mismo sabor, ¿me entienden? El informe del Estado de la Nación nos recuerda que el sector externo es el motor del país, y debemos cuidarlo como el huevo frágil.
Entonces, ¿hasta dónde llegará esta bajada del dólar? ¿Seguiremos viendo el verde por debajo de los ¢500? Y lo más importante, ¿podremos mantener la fortaleza de nuestras exportaciones en medio de esta situación? Vaya, diganme ustedes, ¿creen que esta tranquilidad es duradera o es solo un espejismo antes de otro brinco del dólar?