¡Buenas tardes, foro! Resulta que el INEC nos soltó unos datos que dan para pensar... Cómo se comporta nuestro bolsillo cada mes, dónde le metemos mano al chunche, y si andamos bien apretaditos o podemos echarnos unas monedas. Parece que la Enigh 2024 nos puso la lupa en eso, y vaya que hay diferencias, diay.
Según el estudio, los hogares costarricenses estamos gastando, en promedio, ¡¢687 mil colones al mes! Eso sí incluye desde el gallito y la maruca hasta el viaje anual a Guanacaste. A eso súmale unos ¢143 mil en cositas así como impuestos, donaciones y otras cuentas que te jalean sin querer.
Pero ojo, porque no todos gastamos igual. Ahí viene la clave: el quintil de ingreso importa muchísimo. Mientras que los que ganamos menos concentramos el brete en comida y vivienda –casi el 50% del presupuesto, ¡qué carga!–, los que tenemos más en el bolsillo nos damos el lujo de ir a restaurantes, comprar carros nuevos y salir de vacaciones. ¡Un mundo!
Para hacernos una idea clara, los hogares del quintil más bajo (los que tienen los ingresos más ajustados) gastan principalmente en alimentar la familia y ponerle techo. Imagínate, ¡el fiambre y el alquiler pesan tanto que dejan poquito para otras cosas! Pero la cosa cambia drásticamente cuando llegamos al quintil más alto: ahí el transporte –especialmente los carros, vamos, el sueño de muchos– y los restaurantes dominan el panorama. Uno se pregunta si realmente necesitamos tantos viajes al extranjero.
Y ni hablar de las zonas, porque tampoco es lo mismo vivir en San José que en Pococí. En las zonas urbanas, donde la vida corre más rápido, el gasto promedio llega a los ¢746 mil mensuales, mientras que en las zonas rurales se queda en ¢521 mil. Esto seguramente tiene que ver con el costo de vida, la disponibilidad de productos y servicios, y digamos… la facilidad para echarse un café con pastel después del trabajo.
Ahora, si nos movemos a nivel regional, la Central siempre sale líder en gastos, con unos ¢804 mil al mes, ¡le llevan varios pasos a las demás provincias! Las regiones Huetar Caribe y Brunca, en cambio, están en la cola con alrededor de ¢457 mil y ¢489 mil, respectivamente. Una diferencia notable, y que podría reflejar las oportunidades económicas disponibles en esas zonas, diay.
Otro dato curioso que revela la Enigh es cómo varía el gasto en educación dependiendo de la región. La Central, sorpresivamente, gasta más en educación que el resto, mientras que en la Huetar Caribe, el gasto en alimentos es proporcionalmente mayor. Esto nos da pie a preguntarnos si el acceso a una educación de calidad es equitativo en todo el país, y si las políticas públicas están enfocadas en cerrar esas brechas. No cualquier vaina, ¿verdad?
En fin, los números hablan claro: nuestros hábitos de consumo cambian según tengamos más o menos en el bolsillo, dónde vivamos y qué región seamos. ¿Será que estamos priorizando las cosas correctas? ¿Deberíamos replantearnos dónde estamos invirtiendo nuestro dinero y cómo podríamos mejorar nuestra calidad de vida sin llegar a estar salados al final del mes? ¿Ustedes qué opinan, compañeros? ¿Cómo les va a ellos con el presupuesto mensual?
Según el estudio, los hogares costarricenses estamos gastando, en promedio, ¡¢687 mil colones al mes! Eso sí incluye desde el gallito y la maruca hasta el viaje anual a Guanacaste. A eso súmale unos ¢143 mil en cositas así como impuestos, donaciones y otras cuentas que te jalean sin querer.
Pero ojo, porque no todos gastamos igual. Ahí viene la clave: el quintil de ingreso importa muchísimo. Mientras que los que ganamos menos concentramos el brete en comida y vivienda –casi el 50% del presupuesto, ¡qué carga!–, los que tenemos más en el bolsillo nos damos el lujo de ir a restaurantes, comprar carros nuevos y salir de vacaciones. ¡Un mundo!
Para hacernos una idea clara, los hogares del quintil más bajo (los que tienen los ingresos más ajustados) gastan principalmente en alimentar la familia y ponerle techo. Imagínate, ¡el fiambre y el alquiler pesan tanto que dejan poquito para otras cosas! Pero la cosa cambia drásticamente cuando llegamos al quintil más alto: ahí el transporte –especialmente los carros, vamos, el sueño de muchos– y los restaurantes dominan el panorama. Uno se pregunta si realmente necesitamos tantos viajes al extranjero.
Y ni hablar de las zonas, porque tampoco es lo mismo vivir en San José que en Pococí. En las zonas urbanas, donde la vida corre más rápido, el gasto promedio llega a los ¢746 mil mensuales, mientras que en las zonas rurales se queda en ¢521 mil. Esto seguramente tiene que ver con el costo de vida, la disponibilidad de productos y servicios, y digamos… la facilidad para echarse un café con pastel después del trabajo.
Ahora, si nos movemos a nivel regional, la Central siempre sale líder en gastos, con unos ¢804 mil al mes, ¡le llevan varios pasos a las demás provincias! Las regiones Huetar Caribe y Brunca, en cambio, están en la cola con alrededor de ¢457 mil y ¢489 mil, respectivamente. Una diferencia notable, y que podría reflejar las oportunidades económicas disponibles en esas zonas, diay.
Otro dato curioso que revela la Enigh es cómo varía el gasto en educación dependiendo de la región. La Central, sorpresivamente, gasta más en educación que el resto, mientras que en la Huetar Caribe, el gasto en alimentos es proporcionalmente mayor. Esto nos da pie a preguntarnos si el acceso a una educación de calidad es equitativo en todo el país, y si las políticas públicas están enfocadas en cerrar esas brechas. No cualquier vaina, ¿verdad?
En fin, los números hablan claro: nuestros hábitos de consumo cambian según tengamos más o menos en el bolsillo, dónde vivamos y qué región seamos. ¿Será que estamos priorizando las cosas correctas? ¿Deberíamos replantearnos dónde estamos invirtiendo nuestro dinero y cómo podríamos mejorar nuestra calidad de vida sin llegar a estar salados al final del mes? ¿Ustedes qué opinan, compañeros? ¿Cómo les va a ellos con el presupuesto mensual?