¡Ay, pata! Resulta que el inglés, ese idioma que nos vendieron como la llave maestra para abrir puertas al mundo, se le está yendo al traste a Costa Rica. Un nuevo informe del EF English Proficiency Index 2025 nos deja viendo feo, porque estamos cayendo más rápido que papalera en día de lluvia.
La neta, los números no mienten: pasamos de 535 puntos en 2024 a unos tristones 516 este año. ¡Dieciocho puntos! Eso sí duele, más que resaca de carreta. Esto significa que nos estamos quedando atrás, como el aguacate que nadie quiere en la guanabana. Otros países de Centroamérica hasta nos están ganando la partida, ¿se imaginan?
Y qué dicen los expertos, diay? Adriana Castro, experta en enseñar el idioma, soltó la bomba: “Costa Rica sabe leer inglés, pero no logra expresarlo.” ¡Cómo diría mi abuela!, estamos atascados en una enseñanza teórica que parece sacada de libros antiguos, pura teoría y cero práctica. Nos enseñan a traducir, pero no a conversar con un turista que viene buscando café y aventura, chunches así.
Si revisamos la tabla comparativa, la cosa pinta aún peor. Uruguay nos da vuelta a la olla con 542 puntos, seguido por Paraguay, El Salvador, Bolivia, Venezuela, Perú y hasta Chile, con 517. Nosotros, ahí, a mitad de camino, solo superando a Panamá, Brasil, Ecuador y México. ¿No les da pena, maes?
Lo curioso es que el problema no es generalizado. Los jóvenes, específicamente los de los grupos 18-20, 21-25 y 26-30, mantienen un buen nivel. Pero luego, cuando llegamos a los más de 41 años, ¡boom!, el desempeño se desploma. Parece que ya perdieron la onda, ya no andan al día con las nuevas tecnologías ni con las formas de aprender moderno. Que pena!
Además, hay una brecha geográficamente hablando. En Heredia, la gente está hablando hasta en slang británico, mientras que en Guanacaste, Limón y Puntarenas, donde necesitamos el inglés más que nadie por el turismo, ¡el nivel es preocupante! Una verdadera vara doble, diay.
Recuerdo que hace poco, el MEP lanzó la iniciativa “Hacia la Costa Rica bilingüe”, prometiendo que todos los estudiantes entenderían, hablarían y escribirían en otro idioma para el 2040. Suena bonito en papel, Manuel Rojas, el coordinador de la estrategia, dice que es posible. Pero, ¿con estos resultados, cómo vamos a llegar a esa meta? Se necesita más que buenas intenciones, se necesita un brete de trabajo, una implementación rigurosa y con ganas, que no sea puro discurso político.
Así que, maes, me pregunto: ¿creemos realmente que Costa Rica puede remontar este rezago educativo y convertirse en un país verdaderamente bilingüe, o estamos condenados a seguir leyendo inglés como libros viejos y nunca poderlo poner en práctica? Compartan sus ideas y experiencias en el foro, ¡y a ver quién nos rescata de esta torta!
La neta, los números no mienten: pasamos de 535 puntos en 2024 a unos tristones 516 este año. ¡Dieciocho puntos! Eso sí duele, más que resaca de carreta. Esto significa que nos estamos quedando atrás, como el aguacate que nadie quiere en la guanabana. Otros países de Centroamérica hasta nos están ganando la partida, ¿se imaginan?
Y qué dicen los expertos, diay? Adriana Castro, experta en enseñar el idioma, soltó la bomba: “Costa Rica sabe leer inglés, pero no logra expresarlo.” ¡Cómo diría mi abuela!, estamos atascados en una enseñanza teórica que parece sacada de libros antiguos, pura teoría y cero práctica. Nos enseñan a traducir, pero no a conversar con un turista que viene buscando café y aventura, chunches así.
Si revisamos la tabla comparativa, la cosa pinta aún peor. Uruguay nos da vuelta a la olla con 542 puntos, seguido por Paraguay, El Salvador, Bolivia, Venezuela, Perú y hasta Chile, con 517. Nosotros, ahí, a mitad de camino, solo superando a Panamá, Brasil, Ecuador y México. ¿No les da pena, maes?
Lo curioso es que el problema no es generalizado. Los jóvenes, específicamente los de los grupos 18-20, 21-25 y 26-30, mantienen un buen nivel. Pero luego, cuando llegamos a los más de 41 años, ¡boom!, el desempeño se desploma. Parece que ya perdieron la onda, ya no andan al día con las nuevas tecnologías ni con las formas de aprender moderno. Que pena!
Además, hay una brecha geográficamente hablando. En Heredia, la gente está hablando hasta en slang británico, mientras que en Guanacaste, Limón y Puntarenas, donde necesitamos el inglés más que nadie por el turismo, ¡el nivel es preocupante! Una verdadera vara doble, diay.
Recuerdo que hace poco, el MEP lanzó la iniciativa “Hacia la Costa Rica bilingüe”, prometiendo que todos los estudiantes entenderían, hablarían y escribirían en otro idioma para el 2040. Suena bonito en papel, Manuel Rojas, el coordinador de la estrategia, dice que es posible. Pero, ¿con estos resultados, cómo vamos a llegar a esa meta? Se necesita más que buenas intenciones, se necesita un brete de trabajo, una implementación rigurosa y con ganas, que no sea puro discurso político.
Así que, maes, me pregunto: ¿creemos realmente que Costa Rica puede remontar este rezago educativo y convertirse en un país verdaderamente bilingüe, o estamos condenados a seguir leyendo inglés como libros viejos y nunca poderlo poner en práctica? Compartan sus ideas y experiencias en el foro, ¡y a ver quién nos rescata de esta torta!