Diay, maes, ¿se acuerdan de la eterna promesa del pago electrónico en los buses? Esa vara que lleva años sonando y que, hasta ahora, se ha limitado a que uno pueda pasar la tarjeta del super o el reloj, con el miedo latente de que se la clonen o se la coman los validadores esos. Pues parece que la novela está por tener un nuevo capítulo, porque el Banco Central (BCCR) finalmente le puso nombre y apellido a la famosa tarjeta prepago exclusiva para transporte público: el “Monedero Sinpe-TP”. La pregunta del millón es si esta es la solución que de verdad necesitábamos o si es solo un enredo más.
Vamos por partes, porque el asunto tiene su ciencia. La vara es que este chunche, que se espera empiece a verse en planes piloto a finales de año, no es como la tarjeta del metro de otros países que uno recarga en una maquinita y listo. ¡Para nada! Aquí en Tiquicia la hicimos más “interesante”. La tarjeta va a estar ligada directamente a una cuenta bancaria. O sea, cuando usted pida su Monedero Sinpe-TP, le van a abrir una cuenta de débito asociada, aunque esta solo sirva para pagar el bus o el tren. La idea, según el Central, es bancarizar a ese 8% de la población que todavía anda fuera del sistema. Un dos por uno, por así decirlo.
El argumento del BCCR para no irse por un sistema “cerrado” (independiente de los bancos) es, como casi siempre, la plata. Dicen que administrar una red propia de recarga es un despiche logístico y hasta 400% más caro, y que no quieren que ese costo lo asuman los transportistas (y por ende, nosotros). Suena lógico para no complicarle el brete a los empresarios de buses, pero aquí es donde la cosa se pone curiosa. Para arrancar, el costo de la tarjeta será de, agárrense, ₡5.000. Sí, cinco rojos de entrada. Aunque aclaran que la mayoría de ese monto será “consumible”, no deja de ser una barrera inicial para la misma gente que supuestamente quieren bancarizar.
La logística de recarga sí parece estar bien pensada, hay que darles ese crédito. Como la tarjeta tendrá un Sinpe Móvil y una cuenta IBAN asociados, se podrá recargar con una simple transferencia desde cualquier otro banco. Además, los bancos públicos (el Nacional, el Costa Rica y el Popular) van a ofrecerlas y permitir recargas en sus puntos de corresponsales, como BN Servicios, Puntos Tucán y Puntos BP. La disponibilidad, al menos en teoría, no debería ser un problema. El “cuándo”, sin embargo, sigue siendo un misterio. Aún no hay fecha fija, solo la promesa de que “al menos un banco” estará listo para los pilotos a finales de este 2025.
Al final del día, este Monedero Sinpe-TP es una pieza más en el rompecabezas de la sectorización y la modernización del transporte, ese plan maestro que parece avanzar a paso de procesión. La intención es buena: eliminar el efectivo, agilizar el servicio y darle más seguridad al usuario que desconfía de usar sus tarjetas personales. Pero el camino elegido, amarrándonos a un producto bancario con un costo inicial, genera dudas. ¿Será suficientemente práctico y barato para convencer al que sigue fiel a las monedas? ¿O terminará siendo otro chunche más que pocos usan, mientras la mayoría seguimos esperando una solución de verdad?
¿Ustedes qué dicen? ¿Es esta la solución que estábamos esperando para finalmente modernizar el transporte o es solo otra forma de amarrarnos más a los bancos? ¿Pagarían cinco rojos por este chunche o se quedan con la tarjeta del super hasta que la cosa esté más clara? ¡Los leo!
Vamos por partes, porque el asunto tiene su ciencia. La vara es que este chunche, que se espera empiece a verse en planes piloto a finales de año, no es como la tarjeta del metro de otros países que uno recarga en una maquinita y listo. ¡Para nada! Aquí en Tiquicia la hicimos más “interesante”. La tarjeta va a estar ligada directamente a una cuenta bancaria. O sea, cuando usted pida su Monedero Sinpe-TP, le van a abrir una cuenta de débito asociada, aunque esta solo sirva para pagar el bus o el tren. La idea, según el Central, es bancarizar a ese 8% de la población que todavía anda fuera del sistema. Un dos por uno, por así decirlo.
El argumento del BCCR para no irse por un sistema “cerrado” (independiente de los bancos) es, como casi siempre, la plata. Dicen que administrar una red propia de recarga es un despiche logístico y hasta 400% más caro, y que no quieren que ese costo lo asuman los transportistas (y por ende, nosotros). Suena lógico para no complicarle el brete a los empresarios de buses, pero aquí es donde la cosa se pone curiosa. Para arrancar, el costo de la tarjeta será de, agárrense, ₡5.000. Sí, cinco rojos de entrada. Aunque aclaran que la mayoría de ese monto será “consumible”, no deja de ser una barrera inicial para la misma gente que supuestamente quieren bancarizar.
La logística de recarga sí parece estar bien pensada, hay que darles ese crédito. Como la tarjeta tendrá un Sinpe Móvil y una cuenta IBAN asociados, se podrá recargar con una simple transferencia desde cualquier otro banco. Además, los bancos públicos (el Nacional, el Costa Rica y el Popular) van a ofrecerlas y permitir recargas en sus puntos de corresponsales, como BN Servicios, Puntos Tucán y Puntos BP. La disponibilidad, al menos en teoría, no debería ser un problema. El “cuándo”, sin embargo, sigue siendo un misterio. Aún no hay fecha fija, solo la promesa de que “al menos un banco” estará listo para los pilotos a finales de este 2025.
Al final del día, este Monedero Sinpe-TP es una pieza más en el rompecabezas de la sectorización y la modernización del transporte, ese plan maestro que parece avanzar a paso de procesión. La intención es buena: eliminar el efectivo, agilizar el servicio y darle más seguridad al usuario que desconfía de usar sus tarjetas personales. Pero el camino elegido, amarrándonos a un producto bancario con un costo inicial, genera dudas. ¿Será suficientemente práctico y barato para convencer al que sigue fiel a las monedas? ¿O terminará siendo otro chunche más que pocos usan, mientras la mayoría seguimos esperando una solución de verdad?
¿Ustedes qué dicen? ¿Es esta la solución que estábamos esperando para finalmente modernizar el transporte o es solo otra forma de amarrarnos más a los bancos? ¿Pagarían cinco rojos por este chunche o se quedan con la tarjeta del super hasta que la cosa esté más clara? ¡Los leo!