Maes, agárrense porque parece que al Ministerio de Trabajo (MTSS) se le acabó la paciencia con la informalidad. Esta semana se mandaron con una pega masiva por todo el país —hablamos de Chepe, Heredia, Alajuela y hasta zonas más allá como Pérez Zeledón y Liberia— y los resultados son para sentarse a pensar. No fue una visita de cortesía; fue una intervención en toda regla para tutelar los derechos de casi 5,000 personas que, al parecer, estaban en bretes con condiciones bastante cuestionables. La misión era clara: caerle a los negocios que operan en las sombras, y vaya que encontraron de todo.
El despiche que encontraron no es vara de juego. De los 112 centros de trabajo que visitaron, el problema más grave fue la falta de la póliza de riesgos del trabajo. ¡Imagínense! Tener a la gente breteando sin el seguro más básico por si les pasa algo. Por esa razón, catorce locales se jalaron la torta de no tenerla del todo, así que ¡zaz!, cerrados de una. Así de simple. Otros 44 establecimientos quedaron prevenidos y bastante salados, con una advertencia seria para que se pongan en regla. La buena noticia es que, tras el susto, 30 de esos ya corrieron a formalizarse. Pero la lista de infracciones sigue: no pagar horas extra, jornadas laborales de espanto, broncas de salud ocupacional y la clásica de no dar comprobantes de pago ni respetar el salario mínimo. Un verdadero coctel de irregularidades.
Y no crean que fue una vara solo en el GAM. Los operativos se extendieron por San Carlos, Naranjo y San Ramón, demostrando que el problema es generalizado. Para esta movida, el MTSS destacó a 59 inspectores por todo el territorio nacional. Si hacemos números rápidos, eso quiere decir que cada inspector se echó al hombro la tarea de velar por los derechos de unas 83 personas en esta campaña. ¡Qué brete más intenso! Esto evidencia la escala del problema; no estamos hablando de casos aislados, sino de una cultura de informalidad que está metida hasta los huesos en muchos sectores de nuestra economía.
Diay, y como es lógico, el Ministro de Trabajo, Andrés Romero, salió a dar la cara para explicar la jugada. Según él, estos operativos no son al azar. Se basan en datos y denuncias para identificar las zonas y los sectores más problemáticos del país. “Nuestro principal objetivo es tutelar el cumplimiento de la normativa laboral en beneficio de las personas trabajadoras de nuestro país, así como buscar formalizar a las personas trabajadoras que están en informalidad”, comentó. Para lograr este megaoperativo, el MTSS tuvo que articularse con un montón de gente: Fuerza Pública, la Policía de Migración y hasta las Policías Municipales de varios cantones. O sea, fue una acción coordinada y con todos los fierros.
Al final del día, esta campaña del MTSS es un baldazo de agua fría que nos recuerda una realidad incómoda. Por un lado, ¡qué bueno que se están poniendo las pilas para proteger a los trabajadores! Pero por otro, ¡qué torta que la situación esté tan mal que se necesiten operativos de este calibre! Esto va más allá de cerrar un par de locales; es una lucha contra un sistema que por años ha precarizado el brete de miles de ticos. La pregunta del millón es si estos esfuerzos serán sostenidos o si solo son una llamarada de tusas. Porque atacar la informalidad es un chunche complejo que necesita más que una semana de inspecciones.
¿Creen que estos operativos del MTSS son suficientes para cambiar la cultura de informalidad en el país? ¿Cuántos de ustedes han pasado por un brete donde estas varas son el pan de cada día? ¡Cuenten sus historias, maes, que el foro es para eso!
El despiche que encontraron no es vara de juego. De los 112 centros de trabajo que visitaron, el problema más grave fue la falta de la póliza de riesgos del trabajo. ¡Imagínense! Tener a la gente breteando sin el seguro más básico por si les pasa algo. Por esa razón, catorce locales se jalaron la torta de no tenerla del todo, así que ¡zaz!, cerrados de una. Así de simple. Otros 44 establecimientos quedaron prevenidos y bastante salados, con una advertencia seria para que se pongan en regla. La buena noticia es que, tras el susto, 30 de esos ya corrieron a formalizarse. Pero la lista de infracciones sigue: no pagar horas extra, jornadas laborales de espanto, broncas de salud ocupacional y la clásica de no dar comprobantes de pago ni respetar el salario mínimo. Un verdadero coctel de irregularidades.
Y no crean que fue una vara solo en el GAM. Los operativos se extendieron por San Carlos, Naranjo y San Ramón, demostrando que el problema es generalizado. Para esta movida, el MTSS destacó a 59 inspectores por todo el territorio nacional. Si hacemos números rápidos, eso quiere decir que cada inspector se echó al hombro la tarea de velar por los derechos de unas 83 personas en esta campaña. ¡Qué brete más intenso! Esto evidencia la escala del problema; no estamos hablando de casos aislados, sino de una cultura de informalidad que está metida hasta los huesos en muchos sectores de nuestra economía.
Diay, y como es lógico, el Ministro de Trabajo, Andrés Romero, salió a dar la cara para explicar la jugada. Según él, estos operativos no son al azar. Se basan en datos y denuncias para identificar las zonas y los sectores más problemáticos del país. “Nuestro principal objetivo es tutelar el cumplimiento de la normativa laboral en beneficio de las personas trabajadoras de nuestro país, así como buscar formalizar a las personas trabajadoras que están en informalidad”, comentó. Para lograr este megaoperativo, el MTSS tuvo que articularse con un montón de gente: Fuerza Pública, la Policía de Migración y hasta las Policías Municipales de varios cantones. O sea, fue una acción coordinada y con todos los fierros.
Al final del día, esta campaña del MTSS es un baldazo de agua fría que nos recuerda una realidad incómoda. Por un lado, ¡qué bueno que se están poniendo las pilas para proteger a los trabajadores! Pero por otro, ¡qué torta que la situación esté tan mal que se necesiten operativos de este calibre! Esto va más allá de cerrar un par de locales; es una lucha contra un sistema que por años ha precarizado el brete de miles de ticos. La pregunta del millón es si estos esfuerzos serán sostenidos o si solo son una llamarada de tusas. Porque atacar la informalidad es un chunche complejo que necesita más que una semana de inspecciones.
¿Creen que estos operativos del MTSS son suficientes para cambiar la cultura de informalidad en el país? ¿Cuántos de ustedes han pasado por un brete donde estas varas son el pan de cada día? ¡Cuenten sus historias, maes, que el foro es para eso!