¡Ay, comadre! Resulta que una americana, Jenny Gil-Acevedo, se dio el lujo de venir a Costa Rica para contarnos cosas que ni nos imaginábamos. Esta señora no es cualquiera, es exploradora de National Geographic, científica, artista… ¡una combinación tremenda! Estuvo dando una conferencia en el Centro Cultural Costarricense Norteamericano donde nos abrió los ojos sobre unas cositas chiquititas pero poderosísimas: las microalgas.
Según la doctora Gil-Acevedo, estas pequeñas criaturas son responsables de más del 50% del oxígeno que respiramos, ¡medio planeta depende de esas varas! Pero no solo eso, también influencian el olor del mar, el aroma a tierra mojada después de la lluvia... Imagínate, todo ese paraíso que disfrutamos tiene mucho que ver con unos seres microscópicos. Claro, este brete no le ha sido fácil a la doctora, pues tuvo que luchar contra viento y marea para llegar tan lejos. Nos contó que hasta salió llorando de una entrevista porque le dijeron que su proyecto era terrible, pero ¡qué maquina! No se echó atrás y siguió adelante con su visión.
Pero la cosa no termina ahí, porque resulta que estas microalgas están amenazadas, ¡qué sal! Según explica, algunos bloqueadores solares las dañan gravemente. Así que ahora, además de preocuparnos por protegernos del sol, tenemos que estar pendiente de usar productos “reef-safe” y “non-nano”. Aunque, díganme, ¿quién sabe qué significa eso en el supermercado? Creo que necesitamos una campaña educativa urgente, pura data para que el pueblo esté informado.
Lo interesante de esta mujer es que no se queda solo en la ciencia. Combina su trabajo científico con arte, educación y accesibilidad. Diseña actividades sensoriales para personas ciegas, crea tintas y jabones a base de algas… ¡pura creatividad! Dice que gran parte de su inspiración viene de su infancia, y de crecer viendo cómo su mamá, maestra de educación especial, abría puertas a todos. Ella misma reconoce haber aprendido mucho de sus propias discapacidades, como la dislexia. ¡Eso sí que te da perspectiva!
Además, la doctora Gil-Acevedo nos contó las penurias que ha enfrentado siendo exploradora. Expediciones en diferentes países la han metido al hospital más de una vez, con lesiones de piel, alergias severas y condiciones extremas. Pero dice que todo vale la pena cuando ve el impacto en las comunidades con las que trabaja. Esa conexión humana, ese agradecimiento de quienes se benefician de su trabajo... ¡eso no tiene precio!
Durante su visita a Costa Rica, la exploradora quedó impresionada por nuestra biodiversidad. Dijo haberse sorprendido con la bioluminiscencia en el océano, los líquenes que brillan en la oscuridad y las microalgas poco comunes que encontró en la zona del Arenal. Hasta contó que el público tico, aunque un poco tímido al principio, se animó a bailar con ella, probar yogurt de espirulina y hacerle preguntas que la hicieron reflexionar. ¡Imagínatelo, una científica de National Geographic bailando con nosotros!
Y hablando de preguntas, hubo una que la dejó pensando: ¿por qué el sargazo flota en el Caribe pero no en el Pacífico? Ahí sí, ¡qué nivel de pregunta! Esto demuestra que todavía hay muchas cosas por descubrir sobre nuestro planeta. Al final, la doctora Gil-Acevedo nos recordó que ser explorador en el siglo XXI va más allá de la aventura; implica compartir lo que sabes, ser un libro abierto y, sobre todo, inspirar a otros a seguir sus sueños. Especialmente a las niñas y jóvenes que aspiran a dedicar sus vidas a la ciencia o la exploración. ¡Que no tengan miedo, que sigan su pasión!
Ahora, dime tú, ¿crees que deberíamos exigir a las empresas de cosméticos que informen claramente si sus productos contienen ingredientes que dañan las microalgas, o es demasiado pedir en este momento? ¿Qué medidas crees que debemos tomar como sociedad para proteger estos pequeños guerreros que dan vida a nuestro planeta?
Según la doctora Gil-Acevedo, estas pequeñas criaturas son responsables de más del 50% del oxígeno que respiramos, ¡medio planeta depende de esas varas! Pero no solo eso, también influencian el olor del mar, el aroma a tierra mojada después de la lluvia... Imagínate, todo ese paraíso que disfrutamos tiene mucho que ver con unos seres microscópicos. Claro, este brete no le ha sido fácil a la doctora, pues tuvo que luchar contra viento y marea para llegar tan lejos. Nos contó que hasta salió llorando de una entrevista porque le dijeron que su proyecto era terrible, pero ¡qué maquina! No se echó atrás y siguió adelante con su visión.
Pero la cosa no termina ahí, porque resulta que estas microalgas están amenazadas, ¡qué sal! Según explica, algunos bloqueadores solares las dañan gravemente. Así que ahora, además de preocuparnos por protegernos del sol, tenemos que estar pendiente de usar productos “reef-safe” y “non-nano”. Aunque, díganme, ¿quién sabe qué significa eso en el supermercado? Creo que necesitamos una campaña educativa urgente, pura data para que el pueblo esté informado.
Lo interesante de esta mujer es que no se queda solo en la ciencia. Combina su trabajo científico con arte, educación y accesibilidad. Diseña actividades sensoriales para personas ciegas, crea tintas y jabones a base de algas… ¡pura creatividad! Dice que gran parte de su inspiración viene de su infancia, y de crecer viendo cómo su mamá, maestra de educación especial, abría puertas a todos. Ella misma reconoce haber aprendido mucho de sus propias discapacidades, como la dislexia. ¡Eso sí que te da perspectiva!
Además, la doctora Gil-Acevedo nos contó las penurias que ha enfrentado siendo exploradora. Expediciones en diferentes países la han metido al hospital más de una vez, con lesiones de piel, alergias severas y condiciones extremas. Pero dice que todo vale la pena cuando ve el impacto en las comunidades con las que trabaja. Esa conexión humana, ese agradecimiento de quienes se benefician de su trabajo... ¡eso no tiene precio!
Durante su visita a Costa Rica, la exploradora quedó impresionada por nuestra biodiversidad. Dijo haberse sorprendido con la bioluminiscencia en el océano, los líquenes que brillan en la oscuridad y las microalgas poco comunes que encontró en la zona del Arenal. Hasta contó que el público tico, aunque un poco tímido al principio, se animó a bailar con ella, probar yogurt de espirulina y hacerle preguntas que la hicieron reflexionar. ¡Imagínatelo, una científica de National Geographic bailando con nosotros!
Y hablando de preguntas, hubo una que la dejó pensando: ¿por qué el sargazo flota en el Caribe pero no en el Pacífico? Ahí sí, ¡qué nivel de pregunta! Esto demuestra que todavía hay muchas cosas por descubrir sobre nuestro planeta. Al final, la doctora Gil-Acevedo nos recordó que ser explorador en el siglo XXI va más allá de la aventura; implica compartir lo que sabes, ser un libro abierto y, sobre todo, inspirar a otros a seguir sus sueños. Especialmente a las niñas y jóvenes que aspiran a dedicar sus vidas a la ciencia o la exploración. ¡Que no tengan miedo, que sigan su pasión!
Ahora, dime tú, ¿crees que deberíamos exigir a las empresas de cosméticos que informen claramente si sus productos contienen ingredientes que dañan las microalgas, o es demasiado pedir en este momento? ¿Qué medidas crees que debemos tomar como sociedad para proteger estos pequeños guerreros que dan vida a nuestro planeta?
