¡Ay, Dios mío! La cosa está dura, muy dura, mi gente. Resulta que un estudio nuevo, cortesía de las Naciones Unidas y nuestros amigos de 9-1-1, sacó a relucir algo que muchos ya sabíamos, pero nadie quería admitirlo: la extorsión ‘gota a gota’ nos está comiendo vivo. No es cuento chino, es una realidad que le está apretando el corazón a familias enteras por todo este país, desde Liberia hasta Puerto Limón.
Según el reporte, hemos pasado de unos pocos casos en 2019 a ¡más de 260 incidentes! en 2024. Eso sí es escalofriante, ¿verdad? Imaginen la cantidad de gente desesperada que ha tenido que recurrir a estos prestamistas informales para salir del apuro. Y claro, como sabemos, esos tipos no trabajan gratis; te clavan intereses que te dejan temblando, hasta un 20% semanal o mensual. ¡Eso es robar a mano armada, diay!
Y no piensen que esto solo le pasa a los que andan pasando miseria. La investigación revela que ahora hasta gente con buen empleo y estudio está cayendo en estas trampas. Parece que la necesidad, por grande que sea la vara, nos hace hacer cosas que nunca imaginaríamos. La economista de las Naciones Unidas, Pamela Jiménez, lo dijo clarito: la gente ya no busca estos préstamos solo para emergencias, sino para cubrir gastos cotidianos. Qué carga, ¿eh?
Lo peor de todo es cómo operan estos mafiosos. No se conforman con quedarse con tu dinero. Refinan la deuda, te venden a otros cobradores, te amenazan, te roban… ¡Hacen de todo para que pagues!, y si no, que aprovechen. Según el informe, hay una estructura bien definida: dueños del capital, encargados de colocarlo, una red logística de apoyo y, por supuesto, los cobradores, esos tipos despiadados que no tienen pena ni remordimientos. Una verdadera banda organizada, ¡qué torta!
Adrián Miranda, director de 9-1-1, nos puso las alarmas gualdas explicando que los incidentes están conectados con peleas, armas, denuncias, problemas con PANI... Toda una madeja de situaciones donde la vulnerabilidad de la víctima es aprovechada al máximo. Se dan cuenta, ¿verdad? No solo están hablando de dinero, están hablando de poder, de controlar a la gente.
Este brete nos obliga a reflexionar, mi gente. ¿Por qué tanta gente cae en manos de estos depredadores? ¿Por qué el acceso al crédito formal sigue siendo tan complicado para tantos? Seguro habrá mucha política de por medio, pero eso no justifica que sigamos permitiendo que estos parásitos se lucren a costa del sufrimiento ajeno. Tenemos que exigirle cuentas a nuestros representantes y buscar soluciones reales, no ocurrencias.
Ahora, varios se preguntarán cómo le hacen para tener tanto control sobre sus víctimas. Bueno, según el estudio, además de los intereses altísimos, usan tácticas psicológicas, amenazas, intimidación y hasta la violencia física. Refuerzan la deuda con más intereses, la revenden a otras bandas criminales... ¡Te atacan por todos lados! Te tienen agarrado con pinzas, y la única forma de liberarte es saldando la deuda, aunque te lleve a la ruina.
En fin, la situación es grave, pero no podemos rendirnos. Tenemos que crear conciencia, apoyar a las víctimas y exigir justicia. Pero dime, ¿crees que las medidas actuales son suficientes para combatir esta plaga de la extorsión 'gota a gota', o necesitamos algo más contundente para proteger a nuestra gente?
Según el reporte, hemos pasado de unos pocos casos en 2019 a ¡más de 260 incidentes! en 2024. Eso sí es escalofriante, ¿verdad? Imaginen la cantidad de gente desesperada que ha tenido que recurrir a estos prestamistas informales para salir del apuro. Y claro, como sabemos, esos tipos no trabajan gratis; te clavan intereses que te dejan temblando, hasta un 20% semanal o mensual. ¡Eso es robar a mano armada, diay!
Y no piensen que esto solo le pasa a los que andan pasando miseria. La investigación revela que ahora hasta gente con buen empleo y estudio está cayendo en estas trampas. Parece que la necesidad, por grande que sea la vara, nos hace hacer cosas que nunca imaginaríamos. La economista de las Naciones Unidas, Pamela Jiménez, lo dijo clarito: la gente ya no busca estos préstamos solo para emergencias, sino para cubrir gastos cotidianos. Qué carga, ¿eh?
Lo peor de todo es cómo operan estos mafiosos. No se conforman con quedarse con tu dinero. Refinan la deuda, te venden a otros cobradores, te amenazan, te roban… ¡Hacen de todo para que pagues!, y si no, que aprovechen. Según el informe, hay una estructura bien definida: dueños del capital, encargados de colocarlo, una red logística de apoyo y, por supuesto, los cobradores, esos tipos despiadados que no tienen pena ni remordimientos. Una verdadera banda organizada, ¡qué torta!
Adrián Miranda, director de 9-1-1, nos puso las alarmas gualdas explicando que los incidentes están conectados con peleas, armas, denuncias, problemas con PANI... Toda una madeja de situaciones donde la vulnerabilidad de la víctima es aprovechada al máximo. Se dan cuenta, ¿verdad? No solo están hablando de dinero, están hablando de poder, de controlar a la gente.
Este brete nos obliga a reflexionar, mi gente. ¿Por qué tanta gente cae en manos de estos depredadores? ¿Por qué el acceso al crédito formal sigue siendo tan complicado para tantos? Seguro habrá mucha política de por medio, pero eso no justifica que sigamos permitiendo que estos parásitos se lucren a costa del sufrimiento ajeno. Tenemos que exigirle cuentas a nuestros representantes y buscar soluciones reales, no ocurrencias.
Ahora, varios se preguntarán cómo le hacen para tener tanto control sobre sus víctimas. Bueno, según el estudio, además de los intereses altísimos, usan tácticas psicológicas, amenazas, intimidación y hasta la violencia física. Refuerzan la deuda con más intereses, la revenden a otras bandas criminales... ¡Te atacan por todos lados! Te tienen agarrado con pinzas, y la única forma de liberarte es saldando la deuda, aunque te lleve a la ruina.
En fin, la situación es grave, pero no podemos rendirnos. Tenemos que crear conciencia, apoyar a las víctimas y exigir justicia. Pero dime, ¿crees que las medidas actuales son suficientes para combatir esta plaga de la extorsión 'gota a gota', o necesitamos algo más contundente para proteger a nuestra gente?
