¡Ay, Dios mío!, qué bronca la que se armó ayer en la Asamblea. Después del lío político con Liberación Nacional y la insistencia en pedirle la renuncia a la inmunidad a Fabricio Alvarado, el ambiente se puso más tenso que gallina ciega en carrera. Entre gritos, acusaciones cruzadas y un trajín descomunal, el diputado neoleonardo decidió defenderse a capa y espada, y vaya que lo hizo.
Como bien saben, la controversia gira alrededor de una denuncia por supuesto abuso sexual interpuesta por una mujer identificada como Alicia Castillo, quien asegura que los hechos ocurrieron en el 2006, cuando ella tenía 13 años y él 32. La denuncia, que inicialmente se presentó en febrero pasado, se amplió en agosto, y el fin de semana pasado saltó a la vista pública gracias a una publicación en AmeliaRueda.com y posteriormente con un video en TikTok donde la denunciante narró su experiencia. ¿Se imaginan el revuelo?
Durante la sesión plenaria, la tensión era palpable. Varios diputados del PLN pidieron públicamente a Alvarado que renunciara a su inmunidad, argumentando que debía enfrentar las acusaciones. Pero el ex candidato presidencial salió con otro rollo, insistiendo una y otra vez que no puede ceder porque, según él, no existe una acusación formal ni un requerimiento de la Corte Suprema de Justicia a la Asamblea Legislativa. “¡Qué torta!”, exclamó alguno entre la galería, reflejando la frustración de muchos con la situación.
Alvarado, visiblemente molesto por la presión, pidió más tiempo para exponer sus argumentos, señalando que había pasado 40 minutos escuchando a otros legisladores sin poder réplica. Pero el reglamento no lo permitió, generando aún más frustración en el diputado, quien respondió con frases contundentes como: “No me voy a referir a los juicios de valor. Ya me sentenciaron sin un juicio; por dicho son diputados y no jueces.” Realmente, la situación se puso más picante que salsa Lizano.
El neorepublicano calificó la situación como producto de la “ignorancia” de algunos diputados, afirmando que procedimentalmente no puede renunciar a su inmunidad en esas condiciones. Esta declaración provocó aún más reacciones y subió la temperatura en el Plenario, llegando al punto en que incluso tuvo que intervenir la presidencia del Directorio para intentar calmar los ánimos. El mae andaba encendido, ¡qué brete!
Más allá del debate procedural, el caso ha generado una profunda división en la opinión pública. Algunos defienden a Alvarado, argumentando que todos somos inocentes hasta que se demuestre lo contrario, mientras que otros exigen justicia y transparencia, especialmente considerando la naturaleza grave de las acusaciones. Muchos se preguntan, ¿por qué tanta resistencia a colaborar con la investigación?
Cabe destacar que, a pesar de la controversia, Alvarado insiste en que no se está escondiendo ni atrasando el proceso, asegurando que ha enfrentado las acusaciones desde el principio. Se mostró sorprendido por lo ocurrido en el Plenario, enfatizando que nunca había visto algo similar y que no permitirá que se le juzgue en un escenario ajeno a un debido proceso legal. “Aquí estoy, toda la semana he dado la cara,” declaró con firmeza. ¡El mae está luchando por su honra!
En fin, este caso sigue generando múltiples preguntas y refleja la complejidad del sistema judicial costarricense. Ante este panorama tan convulso, les pregunto, ¿creen que Fabricio Alvarado debería renunciar a su inmunidad, independientemente de si existe o no una acusación formal, para demostrar su compromiso con la transparencia y el debido proceso, o es correcto que se defienda legalmente dentro del marco de la ley?
Como bien saben, la controversia gira alrededor de una denuncia por supuesto abuso sexual interpuesta por una mujer identificada como Alicia Castillo, quien asegura que los hechos ocurrieron en el 2006, cuando ella tenía 13 años y él 32. La denuncia, que inicialmente se presentó en febrero pasado, se amplió en agosto, y el fin de semana pasado saltó a la vista pública gracias a una publicación en AmeliaRueda.com y posteriormente con un video en TikTok donde la denunciante narró su experiencia. ¿Se imaginan el revuelo?
Durante la sesión plenaria, la tensión era palpable. Varios diputados del PLN pidieron públicamente a Alvarado que renunciara a su inmunidad, argumentando que debía enfrentar las acusaciones. Pero el ex candidato presidencial salió con otro rollo, insistiendo una y otra vez que no puede ceder porque, según él, no existe una acusación formal ni un requerimiento de la Corte Suprema de Justicia a la Asamblea Legislativa. “¡Qué torta!”, exclamó alguno entre la galería, reflejando la frustración de muchos con la situación.
Alvarado, visiblemente molesto por la presión, pidió más tiempo para exponer sus argumentos, señalando que había pasado 40 minutos escuchando a otros legisladores sin poder réplica. Pero el reglamento no lo permitió, generando aún más frustración en el diputado, quien respondió con frases contundentes como: “No me voy a referir a los juicios de valor. Ya me sentenciaron sin un juicio; por dicho son diputados y no jueces.” Realmente, la situación se puso más picante que salsa Lizano.
El neorepublicano calificó la situación como producto de la “ignorancia” de algunos diputados, afirmando que procedimentalmente no puede renunciar a su inmunidad en esas condiciones. Esta declaración provocó aún más reacciones y subió la temperatura en el Plenario, llegando al punto en que incluso tuvo que intervenir la presidencia del Directorio para intentar calmar los ánimos. El mae andaba encendido, ¡qué brete!
Más allá del debate procedural, el caso ha generado una profunda división en la opinión pública. Algunos defienden a Alvarado, argumentando que todos somos inocentes hasta que se demuestre lo contrario, mientras que otros exigen justicia y transparencia, especialmente considerando la naturaleza grave de las acusaciones. Muchos se preguntan, ¿por qué tanta resistencia a colaborar con la investigación?
Cabe destacar que, a pesar de la controversia, Alvarado insiste en que no se está escondiendo ni atrasando el proceso, asegurando que ha enfrentado las acusaciones desde el principio. Se mostró sorprendido por lo ocurrido en el Plenario, enfatizando que nunca había visto algo similar y que no permitirá que se le juzgue en un escenario ajeno a un debido proceso legal. “Aquí estoy, toda la semana he dado la cara,” declaró con firmeza. ¡El mae está luchando por su honra!
En fin, este caso sigue generando múltiples preguntas y refleja la complejidad del sistema judicial costarricense. Ante este panorama tan convulso, les pregunto, ¿creen que Fabricio Alvarado debería renunciar a su inmunidad, independientemente de si existe o no una acusación formal, para demostrar su compromiso con la transparencia y el debido proceso, o es correcto que se defienda legalmente dentro del marco de la ley?