En España no hubiera sido posible la transición de la dictadura franquista a la democracia sin que algunos sectores cedieran aceptando la monarquía, solo que se trata de una monarquía parlamentaria.
Hay sectores republicanos que cuestionan la monarquía, sin embargo no parece ser la opinión de la mayoría de los españoles.
http://es.wikipedia.org/wiki/Transición_Española
La muerte de Franco convirtió dos días después, el 22 de noviembre de 1975, en Jefe de Estado a Juan Carlos de Borbón, proclamado como rey en virtud de la Ley de la Sucesión en la Jefatura del Estado. Hasta entonces el príncipe se había mantenido en un discreto segundo plano siguiendo las pautas marcadas por Franco. Pero la desaparición del general iba a permitir a Juan Carlos facilitar, como rey de España, la implantación de un sistema político democrático en el país. Este proyecto contaba con amplios apoyos dentro y fuera de España: los países occidentales, un sector importante del capitalismo español e internacional, la gran mayoría de la oposición al franquismo y una parte creciente del propio régimen franquista.
No obstante, la transición tuvo que superar las resistencias generadas por el propio régimen, en un marco de tensiones causadas por grupos radicales de extrema izquierda y grupos franquistas de extrema derecha. Estos últimos, además, contaban con un apoyo considerable dentro del ejército. Estos grupos amenazaban con deteriorar la situación política en exceso, iniciando un proceso de involución.
La realización de dicho proyecto exigía que la oposición controlara a sus partidarios para evitar cualquier provocación y que el ejército no cayera en la tentación de intervenir en el proceso político para salvar las estructuras franquistas. En esta doble dirección se movió la actuación política de Don Juan Carlos y sus colaboradores.
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Juan Carlos inició su reinado sin salirse de los cauces de la legalidad franquista. Así, juró fidelidad a los Principios del Movimiento, tomó posesión de la corona ante las Cortes franquistas y respetó la Ley Orgánica del Estado de 1966 para el nombramiento de su primer Jefe de Gobierno. Sin embargo ya en su discurso ante las Cortes se mostró abierto a una transformación del sistema político español.
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El proyecto se elaboró por el gobierno en septiembre, tenía que abrir la puerta un sistema de democracia parlamentaria. No concretaba cómo iba a ser el nuevo sistema político, simplemente eliminaba los obstáculos que ofrecía el régimen franquista a la implantación de un sistema democrático. Venía a ser, en realidad, el acta de liquidación del franquismo aprobada por las propias Cortes franquistas. A lo largo del mes de noviembre la ley fue debatida por las Cortes que, bajo la presidencia de Fernández Miranda, la aprobaron por 425 votos a favor con 59 votos en contra y 13 abstenciones.
El gobierno quiso legitimar esta operación sometiendo la nueva ley a un referéndum, donde participará el 77,72% del censo electoral, del que el 94,17% de los participantes dieron su aprobación.
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Para ser legalizado, el PCE (Partido Comunista Español) recurrió al Tribunal Supremo, que dictaminó que no contravenía la legalidad. Después de que su líder Santiago Carrillo Solares, aceptara abandonara la restauración de una República aceptando la monarquía, el Gobierno aprovechó las vacaciones de Semana Santa, durante las que el Ejército estaba ampliamente desmovilizado, para legalizarlo el 9 de abril. Asimismo, disolvió el partido único de la dictadura, el Movimiento. Aun así, el Ministro de la Marina dimitió inmediatamente y Manuel Fraga manifestó que la decisión del Gobierno era un verdadero golpe de Estado. El 9 de abril se llamó, con cierta ironía, el Sábado Santo Rojo (la festividad es de carácter católico, y el comunismo propugna el ateísmo o el agnosticismo). Dos días después se legalizó el Partit Socialista Unificat de Catalunya (PSUC), homólogo catalán del PCE.
Otros partidos relevantes eran Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), de ideología también de corte nacionalista catalán y republicano, que ya gobernó en la depuesta Generalidad de Cataluña durante la Segunda República; Euskadiko Ezkerra (EE), marxista y nacionalista vasco, del antes grupo terrorista de ETA político-militar, que años después se integraría en el PSOE.