¡Ay, Dios mío! La cosa está que arde en este país, puras tensiones electorales. Eli Feinzaig, el candidato liberal, soltó la bomba ayer con unas declaraciones que dejaron a más de uno con la boca abierta. Dice que estamos entrando en una 'deriva autoritaria', acusando al gobierno de Chaves Robles de querer callar a la gente a punta de policías y cambios raritos en las emisoras.
La verdad, la cosa se puso seria desde hace rato. Con la onda de las subastas de radio y luego esos incidentes en las manifestaciones, muchos empezamos a sentir un frío en el estómago. Parece que el ambiente se está poniendo más tenso que una cuerda de guitarra lista para reventar, y esto justo cuando nos preparamos para las elecciones del año que viene. ¡Qué brete!
Feinzaig no anduvo con rodeos, directo al grano. Dijo que el gobierno está usando a la Fuerza Pública para intimidar a los manifestantes y que quiere controlar qué dicen en las radios. Lo comparó con cosas feas que hemos visto en otros países de Latinoamérica, mencionando hasta el famoso caso venezolano, aunque ahí sí, ¡eso es irse al traste! Pero la idea es clara: Feinzaig cree que estamos perdiendo libertades derechos básicas, mae.
Y claro, los partidarios del gobierno no tardaron en responder. Dicen que Feinzaig está exagerando, buscando protagonismo político con temas que no son tan graves. Argumentan que la actuación de la policía en las marchas fue necesaria para mantener el orden público y que los cambios en las frecuencias de radio son simplemente ajustes administrativos. ¡Pero diay!, a veces da la sensación de que vivimos en mundos diferentes.
Sin embargo, hay un sector importante de la población que siente que Feinzaig toca fibras sensibles. Gente que está cansada de los enfrentamientos políticos constantes, de la polarización extrema y de sentirse amenazada por un gobierno que parece no escuchar sus preocupaciones. Muchos ven en el PLP una esperanza renovadora, una oportunidad de recuperar la calma y la estabilidad en el país. Una vara fresca, vamos.
Feinzaig aprovechó la coyuntura para presentarse como el único muro de contención frente a este supuesto avance autoritario. Dijo que él no permitirá que nadie intente imponer sus ideas a punta de fuerza o manipulación mediática. Prometió defender las instituciones democráticas y el derecho de todos los costarricenses a expresar libremente sus opiniones. ¡Qué chiva sería tener un poquito más de diálogo y menos gritos, ¿verdad?
Analizando la jugada política, parece que Feinzaig está apostando por una estrategia de contrastes muy marcada. Busca diferenciar claramente al PLP del resto de los partidos, presentándose como el defensor de la democracia frente a un gobierno que acusa de inclinarse hacia el autoritarismo. Quizás esté acertando, porque la gente necesita sentir que alguien los representa y que está dispuesto a luchar por sus derechos. Ojalá, porque esta mara ya necesitamos un respiro.
Ahora bien, la pregunta que me quedo es esta: ¿Estamos realmente ante una deriva autoritaria en Costa Rica, como dice Feinzaig, o es simplemente una táctica política para ganar votos en medio de un clima electoral tenso? ¿Cree usted que el PLP está siendo sincero en sus denuncias, o está tratando de aprovechar la situación para impulsar su propia agenda? ¡Déjeme saber su opinión en los comentarios!
La verdad, la cosa se puso seria desde hace rato. Con la onda de las subastas de radio y luego esos incidentes en las manifestaciones, muchos empezamos a sentir un frío en el estómago. Parece que el ambiente se está poniendo más tenso que una cuerda de guitarra lista para reventar, y esto justo cuando nos preparamos para las elecciones del año que viene. ¡Qué brete!
Feinzaig no anduvo con rodeos, directo al grano. Dijo que el gobierno está usando a la Fuerza Pública para intimidar a los manifestantes y que quiere controlar qué dicen en las radios. Lo comparó con cosas feas que hemos visto en otros países de Latinoamérica, mencionando hasta el famoso caso venezolano, aunque ahí sí, ¡eso es irse al traste! Pero la idea es clara: Feinzaig cree que estamos perdiendo libertades derechos básicas, mae.
Y claro, los partidarios del gobierno no tardaron en responder. Dicen que Feinzaig está exagerando, buscando protagonismo político con temas que no son tan graves. Argumentan que la actuación de la policía en las marchas fue necesaria para mantener el orden público y que los cambios en las frecuencias de radio son simplemente ajustes administrativos. ¡Pero diay!, a veces da la sensación de que vivimos en mundos diferentes.
Sin embargo, hay un sector importante de la población que siente que Feinzaig toca fibras sensibles. Gente que está cansada de los enfrentamientos políticos constantes, de la polarización extrema y de sentirse amenazada por un gobierno que parece no escuchar sus preocupaciones. Muchos ven en el PLP una esperanza renovadora, una oportunidad de recuperar la calma y la estabilidad en el país. Una vara fresca, vamos.
Feinzaig aprovechó la coyuntura para presentarse como el único muro de contención frente a este supuesto avance autoritario. Dijo que él no permitirá que nadie intente imponer sus ideas a punta de fuerza o manipulación mediática. Prometió defender las instituciones democráticas y el derecho de todos los costarricenses a expresar libremente sus opiniones. ¡Qué chiva sería tener un poquito más de diálogo y menos gritos, ¿verdad?
Analizando la jugada política, parece que Feinzaig está apostando por una estrategia de contrastes muy marcada. Busca diferenciar claramente al PLP del resto de los partidos, presentándose como el defensor de la democracia frente a un gobierno que acusa de inclinarse hacia el autoritarismo. Quizás esté acertando, porque la gente necesita sentir que alguien los representa y que está dispuesto a luchar por sus derechos. Ojalá, porque esta mara ya necesitamos un respiro.
Ahora bien, la pregunta que me quedo es esta: ¿Estamos realmente ante una deriva autoritaria en Costa Rica, como dice Feinzaig, o es simplemente una táctica política para ganar votos en medio de un clima electoral tenso? ¿Cree usted que el PLP está siendo sincero en sus denuncias, o está tratando de aprovechar la situación para impulsar su propia agenda? ¡Déjeme saber su opinión en los comentarios!
