Maes, parece que la campaña para el 2026 ya arrancó con todo y sin pedir permiso. Eli Feinzaig, el diputado y cabeza del Partido Liberal Progresista (PLP), acaba de oficializar lo que ya todo el mundo se olía: va por la silla de Zapote. El miércoles se inscribió como precandidato, y diay, como era de esperarse, llegó con un discurso bien montado sobre una "Costa Rica que funcione" y un país "sin miedo al éxito". Una vara que, seamos honestos, suena muy bonito en el papel y en la tarima, pero que ya sabemos el brete que implica.
El hombre promete enfocarse en la clase media (¡ojalá!), en facilitar créditos para vivienda y en bajar el costo de la vida. Clásicos de clásicos en cualquier campaña, pero Feinzaig le pone su propio sello liberal. Habló de construir una sociedad de oportunidades para todos, y la verdad es que su base parece estar contenta con el rumbo. Hasta ahí, todo normal. Un político lanzando su candidatura con promesas que buscan conectar con el bolsillo y las aspiraciones de la gente. Nada nuevo bajo el sol, ¿verdad?
Pero aquí es donde la vara se pone color de hormiga y la noticia agarra un giro de novela. Justo cuando uno pensaba que todo iba a ser sobre propuestas y abrazos, Feinzaig soltó una bomba: acusó directamente a la Caja Costarricense de Seguro Social de una persecución política en su contra. ¡Así como lo leen! Según él, de la nada le apareció una supuesta deuda de febrero de 2023, una deuda que jura y perjura que no existe y de la que nunca le notificaron nada formalmente. Un despiche en toda regla.
La cronología que plantea el diputado es, por lo menos, para levantar una ceja. Cuenta que el año pasado pidió una constancia y la Caja le dijo que estaba más limpio que expediente de primer ingreso. Y ahora, ocho meses después, ¡pum!, le llega el cobro. Feinzaig dice que esto no es casualidad y lo califica como un intento de callar a las voces críticas. De hecho, no se anduvo por las ramas y dijo que esto pasa porque su partido es "la verdadera oposición" a un gobierno que tildó de "chavista y antidemocrático". Así, sin anestesia.
Lo más interesante de todo este enredo es la estrategia. Feinzaig, en lugar de manejar el asunto por lo bajo, decidió ventilarlo todo el mismo día de su gran anuncio. Él asegura que lo hace por transparencia y para mantener la confianza de la gente. Es una jugada audaz: se presenta como candidato y, simultáneamente, se posiciona como una víctima del sistema que quiere combatir. Se está pintando como el mae al que el "poder" le quiere jalar el piso antes de que la carrera siquiera empiece. Ahora la pregunta del millón queda en el aire para todos nosotros en este foro. Maes, ¿qué opinan? ¿Es una jugada maestra de Feinzaig para victimizarse desde ya, o de verdad la Caja se jaló una torta y esto es persecución pura y dura? ¿Le creemos o es puro show para arrancar campaña con bulla?
El hombre promete enfocarse en la clase media (¡ojalá!), en facilitar créditos para vivienda y en bajar el costo de la vida. Clásicos de clásicos en cualquier campaña, pero Feinzaig le pone su propio sello liberal. Habló de construir una sociedad de oportunidades para todos, y la verdad es que su base parece estar contenta con el rumbo. Hasta ahí, todo normal. Un político lanzando su candidatura con promesas que buscan conectar con el bolsillo y las aspiraciones de la gente. Nada nuevo bajo el sol, ¿verdad?
Pero aquí es donde la vara se pone color de hormiga y la noticia agarra un giro de novela. Justo cuando uno pensaba que todo iba a ser sobre propuestas y abrazos, Feinzaig soltó una bomba: acusó directamente a la Caja Costarricense de Seguro Social de una persecución política en su contra. ¡Así como lo leen! Según él, de la nada le apareció una supuesta deuda de febrero de 2023, una deuda que jura y perjura que no existe y de la que nunca le notificaron nada formalmente. Un despiche en toda regla.
La cronología que plantea el diputado es, por lo menos, para levantar una ceja. Cuenta que el año pasado pidió una constancia y la Caja le dijo que estaba más limpio que expediente de primer ingreso. Y ahora, ocho meses después, ¡pum!, le llega el cobro. Feinzaig dice que esto no es casualidad y lo califica como un intento de callar a las voces críticas. De hecho, no se anduvo por las ramas y dijo que esto pasa porque su partido es "la verdadera oposición" a un gobierno que tildó de "chavista y antidemocrático". Así, sin anestesia.
Lo más interesante de todo este enredo es la estrategia. Feinzaig, en lugar de manejar el asunto por lo bajo, decidió ventilarlo todo el mismo día de su gran anuncio. Él asegura que lo hace por transparencia y para mantener la confianza de la gente. Es una jugada audaz: se presenta como candidato y, simultáneamente, se posiciona como una víctima del sistema que quiere combatir. Se está pintando como el mae al que el "poder" le quiere jalar el piso antes de que la carrera siquiera empiece. Ahora la pregunta del millón queda en el aire para todos nosotros en este foro. Maes, ¿qué opinan? ¿Es una jugada maestra de Feinzaig para victimizarse desde ya, o de verdad la Caja se jaló una torta y esto es persecución pura y dura? ¿Le creemos o es puro show para arrancar campaña con bulla?