¡Ay, Dios mío! Resulta que toda la bronca del fentanilo desaparecido en la Caja, esos días de titulares a todo color, investigaciones a marchas forzadas... ¡era un problema de códigos y computadoras! Así, directo, lo dijo el Director del OIJ, Randall Zúñiga, cerrándole el pico a todos los especuladores. Parece que el nuevo sistema ERP-SAP decidió jugar sucio y nos mandó todo el inventario patas arriba.
Para refrescarle la memoria a algunos, la movida comenzó en septiembre pasado cuando el Ministerio de Salud, con toda la razón, echó un ojo al Hospital México y encontró unas diferencias bien gordas. Reportaban tener 31.500 ampollas de fentanilo, pero solo habían despachado 10.500. ¡Una diferencia de 21 mil! Eso levantó sospechas, claro, y la Fiscalía, la CCSS y hasta el Colegio de Farmacéuticos se pusieron a investigar a fondo, pensando en lo peor, vaya.
Mónica Taylor, la presidenta de la Caja, no tardó en poner el grito en el cielo y denunciar penalmente el asunto, buscando saber si alguien se había aprovechado de la confusión o, directamente, se había llevado el medicamento. “Queremos saber si hay un eventual faltante, un mal uso o un hurto de estos medicamentos, más allá de errores de digitalización o duplicidad de información,” declaró públicamente, mostrando preocupación y determinación por llegar al fondo del problema. Una señora que quiere aclarar las cosas, díganlo ustedes.
Pero luego llegó el OIJ con sus detectives digitales, revisando archivos, interrogando gente y metiéndose en los entresijos del nuevo sistema ERP-SAP. Al final, la conclusión es clara: no hubo manos ajenas involucradas, ni robos ni extravíos. El problema era, y sigue siendo, la transición a este sistema que prometía modernizar la gestión de la Caja, pero que parece haber traído consigo más dolores de cabeza que soluciones, ¡qué pena!
La investigación técnica reveló que el ERP-SAP, aparentemente, estaba generando duplicaciones y pérdidas parciales de registros debido a fallas en la comunicación entre los sistemas antiguos, SIFA/SIGES, y el nuevo programa. “El OIJ descarta robo o pérdida de 21 mil ampollas de fentanilo en la CCSS, siendo que el supuesto faltante se debió a un error por defectos generados en la interfase entre los sistemas SIFA/SIGES y el nuevo ERP-SAP, que genera duplicaciones o pérdidas parciales de registros,” explicó Zúñiga con toda la calma del mundo. Menos drama, vamos.
Y para tranquilizar a los más inquietos, durante la inspección física en el Hospital México encontraron 21.750 ampollas, una cifra que coincidía con los registros hechos a mano por el personal, quienes anduvieron trabajando doble turno para compensar las fallas del sistema. Esto demuestra, señores, que a pesar de la tecnología punta, todavía necesitamos gente capacitada y atenta para mantener todo funcionando correctamente. ¡Que viva el esfuerzo humano!
Este no es el único problema que ha causado el ERP-SAP. Ya ven, hace poco el sindicato de trabajadores de la Caja salió a reclamar por brechas millonarias y desabastecimientos generalizados, también atribuidos a las fallas del sistema. ¡Parece que el costoso software se ha convertido en una verdadera pesadilla para la institución! Hay que decir que han invertido una buena suma de plata y la verdad, esto da qué pensar. Y si le sumamos los otros fallos de los que hemos ido escuchando, ¡madre mía!
En fin, el caso del fentanilo quedó resuelto, aunque deja muchas preguntas abiertas sobre la implementación del ERP-SAP y la capacidad del Estado para gestionar proyectos tecnológicos complejos. Ahora bien, teniendo en cuenta todas estas fallas y contratiempos, ¿ustedes creen que la CCSS debería replantearse la continuidad del sistema ERP-SAP o buscar alternativas para mejorar la gestión de sus inventarios?
Para refrescarle la memoria a algunos, la movida comenzó en septiembre pasado cuando el Ministerio de Salud, con toda la razón, echó un ojo al Hospital México y encontró unas diferencias bien gordas. Reportaban tener 31.500 ampollas de fentanilo, pero solo habían despachado 10.500. ¡Una diferencia de 21 mil! Eso levantó sospechas, claro, y la Fiscalía, la CCSS y hasta el Colegio de Farmacéuticos se pusieron a investigar a fondo, pensando en lo peor, vaya.
Mónica Taylor, la presidenta de la Caja, no tardó en poner el grito en el cielo y denunciar penalmente el asunto, buscando saber si alguien se había aprovechado de la confusión o, directamente, se había llevado el medicamento. “Queremos saber si hay un eventual faltante, un mal uso o un hurto de estos medicamentos, más allá de errores de digitalización o duplicidad de información,” declaró públicamente, mostrando preocupación y determinación por llegar al fondo del problema. Una señora que quiere aclarar las cosas, díganlo ustedes.
Pero luego llegó el OIJ con sus detectives digitales, revisando archivos, interrogando gente y metiéndose en los entresijos del nuevo sistema ERP-SAP. Al final, la conclusión es clara: no hubo manos ajenas involucradas, ni robos ni extravíos. El problema era, y sigue siendo, la transición a este sistema que prometía modernizar la gestión de la Caja, pero que parece haber traído consigo más dolores de cabeza que soluciones, ¡qué pena!
La investigación técnica reveló que el ERP-SAP, aparentemente, estaba generando duplicaciones y pérdidas parciales de registros debido a fallas en la comunicación entre los sistemas antiguos, SIFA/SIGES, y el nuevo programa. “El OIJ descarta robo o pérdida de 21 mil ampollas de fentanilo en la CCSS, siendo que el supuesto faltante se debió a un error por defectos generados en la interfase entre los sistemas SIFA/SIGES y el nuevo ERP-SAP, que genera duplicaciones o pérdidas parciales de registros,” explicó Zúñiga con toda la calma del mundo. Menos drama, vamos.
Y para tranquilizar a los más inquietos, durante la inspección física en el Hospital México encontraron 21.750 ampollas, una cifra que coincidía con los registros hechos a mano por el personal, quienes anduvieron trabajando doble turno para compensar las fallas del sistema. Esto demuestra, señores, que a pesar de la tecnología punta, todavía necesitamos gente capacitada y atenta para mantener todo funcionando correctamente. ¡Que viva el esfuerzo humano!
Este no es el único problema que ha causado el ERP-SAP. Ya ven, hace poco el sindicato de trabajadores de la Caja salió a reclamar por brechas millonarias y desabastecimientos generalizados, también atribuidos a las fallas del sistema. ¡Parece que el costoso software se ha convertido en una verdadera pesadilla para la institución! Hay que decir que han invertido una buena suma de plata y la verdad, esto da qué pensar. Y si le sumamos los otros fallos de los que hemos ido escuchando, ¡madre mía!
En fin, el caso del fentanilo quedó resuelto, aunque deja muchas preguntas abiertas sobre la implementación del ERP-SAP y la capacidad del Estado para gestionar proyectos tecnológicos complejos. Ahora bien, teniendo en cuenta todas estas fallas y contratiempos, ¿ustedes creen que la CCSS debería replantearse la continuidad del sistema ERP-SAP o buscar alternativas para mejorar la gestión de sus inventarios?
