¡Aguántense!, porque esto pinta interesante. Laura Fernández, la exministra que ahora quiere ser presidenta, le dio duro al acelerador con el sector evangélico este lunes, firmando un acuerdo que levanta polvo y pone a todos a hablar. Básicamente, se comprometió a “venerar la vida desde la concepción”, un tema que siempre ha sido espinoso en Costa Rica y que ahora parece clave en su estrategia para llegar a Casa Amarilla.
El movimiento, orquestado por el Foro Mi País, una agrupación con fama de ser bien conservadora, reunió a líderes religiosos de diferentes denominaciones. Lo que se selló ahí va más allá de unas fotos y un comunicado; es una carta de compromiso donde Fernández promete defender la llamada “familia natural” y esa visión particular sobre el inicio de la vida. Algunos ya ven esto como un intento desesperado por acaparar votos en un panorama político complicado, mientras que otros aseguran que refleja sus convicciones personales.
Para ponerle un poquito de contexto, Fabricio Alvarado, quien también busca el puesto, no tardó en salir al paso, diciendo que eso de que el sector evangélico entero respalda a Laura es pura invención. Alvarado, fiel a su estilo, enfatizó que su partido, Nueva República, es el verdadero representante de los valores conservadores y que él defiende sus principios “sin andar con rodeos”. Claramente, la pelea por el voto religioso está candela y ambos candidatos quieren posicionarse como los favoritos.
Pero ojo, que este acuerdo no es solo sobre la vida y la familia. En el documento también figuran cosas como “consistencia moral”, “lealtad al bien común”, transparencia, libertad responsable, dignidad humana, generación de riqueza con equidad, justicia y solidaridad activa. Parece que Fernández quiere cubrir todas las bases y proyectarse como una líder íntegra y preocupada por el bienestar del país. ¿Será suficiente?
Ahora, para entender mejor la magnitud de esto, hay que recordar que el sector evangélico ha crecido muchísimo en Costa Rica en los últimos años y su influencia política es innegable. Ya no es un bloque pequeño al que se puede ignorar; tienen poder de movilización y pueden marcar la diferencia en las urnas. Por eso, cualquier candidato que quiera ganar necesita prestarles atención.
Y hablando de eso, no podemos dejar de lado que este acercamiento a los evangélicos llega en un momento delicado para Fernández, quien ha enfrentado críticas por algunas decisiones tomadas durante su tiempo como ministra. Algunos analistas creen que esta jugada es una forma de tratar de cambiar la narrativa y mostrar una imagen más cercana a los valores tradicionales.
De hecho, algunos recuerdan el debate sobre la legalización del aborto, un tema que divide profundamente a la opinión pública costarricense. Con este compromiso, Fernández deja claro cuál es su postura al respecto y busca ganarse el apoyo de aquellos que defienden la vida desde la concepción. Pero también abre la puerta a nuevas controversias y críticas por parte de quienes consideran que estas políticas restringen los derechos de las mujeres.
En fin, la carrera presidencial está tomando tintes interesantes. Este acuerdo con el sector evangélico marca un punto de inflexión en la campaña de Laura Fernández y plantea interrogantes sobre su futuro político. ¿Logrará este acercamiento asegurar su victoria en las elecciones de 2026, o terminará generando más rechazo y división? ¿Creen que los votantes priorizarán estos acuerdos políticos sobre otras preocupaciones como la economía y la seguridad social?
El movimiento, orquestado por el Foro Mi País, una agrupación con fama de ser bien conservadora, reunió a líderes religiosos de diferentes denominaciones. Lo que se selló ahí va más allá de unas fotos y un comunicado; es una carta de compromiso donde Fernández promete defender la llamada “familia natural” y esa visión particular sobre el inicio de la vida. Algunos ya ven esto como un intento desesperado por acaparar votos en un panorama político complicado, mientras que otros aseguran que refleja sus convicciones personales.
Para ponerle un poquito de contexto, Fabricio Alvarado, quien también busca el puesto, no tardó en salir al paso, diciendo que eso de que el sector evangélico entero respalda a Laura es pura invención. Alvarado, fiel a su estilo, enfatizó que su partido, Nueva República, es el verdadero representante de los valores conservadores y que él defiende sus principios “sin andar con rodeos”. Claramente, la pelea por el voto religioso está candela y ambos candidatos quieren posicionarse como los favoritos.
Pero ojo, que este acuerdo no es solo sobre la vida y la familia. En el documento también figuran cosas como “consistencia moral”, “lealtad al bien común”, transparencia, libertad responsable, dignidad humana, generación de riqueza con equidad, justicia y solidaridad activa. Parece que Fernández quiere cubrir todas las bases y proyectarse como una líder íntegra y preocupada por el bienestar del país. ¿Será suficiente?
Ahora, para entender mejor la magnitud de esto, hay que recordar que el sector evangélico ha crecido muchísimo en Costa Rica en los últimos años y su influencia política es innegable. Ya no es un bloque pequeño al que se puede ignorar; tienen poder de movilización y pueden marcar la diferencia en las urnas. Por eso, cualquier candidato que quiera ganar necesita prestarles atención.
Y hablando de eso, no podemos dejar de lado que este acercamiento a los evangélicos llega en un momento delicado para Fernández, quien ha enfrentado críticas por algunas decisiones tomadas durante su tiempo como ministra. Algunos analistas creen que esta jugada es una forma de tratar de cambiar la narrativa y mostrar una imagen más cercana a los valores tradicionales.
De hecho, algunos recuerdan el debate sobre la legalización del aborto, un tema que divide profundamente a la opinión pública costarricense. Con este compromiso, Fernández deja claro cuál es su postura al respecto y busca ganarse el apoyo de aquellos que defienden la vida desde la concepción. Pero también abre la puerta a nuevas controversias y críticas por parte de quienes consideran que estas políticas restringen los derechos de las mujeres.
En fin, la carrera presidencial está tomando tintes interesantes. Este acuerdo con el sector evangélico marca un punto de inflexión en la campaña de Laura Fernández y plantea interrogantes sobre su futuro político. ¿Logrará este acercamiento asegurar su victoria en las elecciones de 2026, o terminará generando más rechazo y división? ¿Creen que los votantes priorizarán estos acuerdos políticos sobre otras preocupaciones como la economía y la seguridad social?