Qué... no hay peor ciego que el que no quiere ver.
A veces, debemos entender que, el querer, no es suficiente. Qué, somos seres imperfectos, pero no por eso deben querer cambiarnos. Así, debemos también respetar formas de pensar, criterios y los proyectos o lo que otros esperan de la vida. Y con amor, seguir queriendo, apoyando y deseando lo mejor. Aunque entendamos tristemente que no podemos ofrecer lo que esas personas quieren, necesitan o se merecen. Eliminar ese sentimiento de no ser suficiente por no calzar, o por ser diferente. Pensar diferente, sentir las cosas diferente. Eso es parte de querer a alguien. No ser egoístas. Es difícil no aferrarse. Porque así somos los seres humanos. Y al fin y al cabo...en algún momento queremos que nos elijan. En algún momento queremos que en nuestra imperfección nos encuentren perfectos. Y encontrar la compañía de vida con la cuál atrevernos a hacer proyectos, y con camaradería y risas, con ilusión, hacer planes, sintiendo que las piezas al fin encajan. Y poder confiar sin miedo, y que esa persona confíe y dé un salto de fe. Pero bueno, eso aprendí hoy. A veces hay que soltar el control y dejar fluir. Y a veces sólo queda vivir y abrazar un momento. Porque no tenemos nada seguro, y porque somos seres particulares. Dónde rozamos con la punta de los dedos, a veces lo más hermoso...para tener la dicha de ese recuerdo durante toda una vida. Si...aprendí mucho hoy. Me dio nostalgia nostálgica.