¡Ay, Dios mío! La inversión en obra pública en Costa Rica ha ido cuesta abajo a toda velocidad, y ahora varios candidatos a la presidencia andan buscando cómo reflotar el barco. Parece que nos tocó remendarlo a todos nosotros, ¿no?
Este martes, la Cámara de la Construcción organizó un conversatorio con los seis aspirantes a Casa Amarilla: Claudia Dobles, Natalia Díaz, Juan Carlos Hidalgo, Eliécer Feinzaig, José Aguilar Berrocal y Álvaro Ramos. La idea era ponerlos contra la pared y ver qué onda con sus planes para darle un empujón a la infraestructura nacional. Ya saben, carreteras que dan pena, hospitales que parecen cuevas y colegios que necesitan urgentemente una mano.
Alfredo Volio, el jefe de la Cámara, soltó la bomba: “Estamos en un momento decisivo. El próximo Presidente va a definir el rumbo de nuestras políticas públicas, y ahora mismo tenemos un rezago estructural que nos está comiendo vivo.” Dijo que la inversión pública bajó de un 4.24% del PIB en 2009 a menos de 1.3% entre 2021 y 2023. ¡Una torta! Los recursos para mantener lo poco que queda también se fueron al traste, con caídas del 45% y 31% respectivamente. Se nota que le hemos dado palo al árbol, compa…
Las propuestas se empezaron a caer como fruta madura. Todos estuvieron de acuerdo en que las alianzas público-privadas son el camino a seguir, pero ¿dónde sacar la plata para todo esto? Ahí es donde entra el tema de los fondos de pensiones. Algunos, como Hidalgo, dicen que es la única forma de que podamos salir adelante. Otros, como Dobles, proponen rescatar proyectos que ya estaban encaminados y meterle turbo a las alianzas existentes. ¡Qué chiva sería tener un plan sólido!
Díaz insistió en que el problema no es la falta de recursos, sino la falta de planificación. Ese es el brete, mae. “Si ordenamos la casa, los recursos los conseguimos,” declaró. Feinzaig propuso una reforma profunda al MOPT, mientras que Aguilar Berrocal se inclinó por más concesiones de obras públicas. Ramos, por su parte, sugirió un fondo de infraestructura nacional, inspirado en los fondos soberanos de otros países. ¡Cada quien con su vaina, diay!
Pero, ¿qué significa todo esto para el día a día de nosotros, los ticos? Significa que probablemente sigamos viendo baches en las carreteras, filas largas en los hospitales y escuelas en malas condiciones. Significa que nuestra economía puede seguir estancada hasta que alguien logre implementar un plan efectivo. Y, seamos honestos, eso lleva tiempo, paciencia... y un poquito de suerte, que nunca sobra.
La Cámara de la Construcción además, puso encima de la mesa algunas ideas para evitar que sigamos dando tumbos. Hablan de convertir la infraestructura en política de Estado, planificar a largo plazo (con un horizonte de 25 años, ¡imagínate!), reformar el Consejo Nacional de Concesiones, crear una agencia especializada y relanzar las alianzas público-privadas. Suena bien en el papel, pero la ejecución siempre es el verdadero desafío. Una cartera de proyectos prioritarios y un programa de mantenimiento preventivo serían de lujo, pero ¿quién se encargará de hacer realidad todo esto?
En fin, parece que la solución no es sencilla, pero tampoco imposible. Lo importante es que los candidatos estén tomando conciencia de la gravedad de la situación y empiecen a ofrecer propuestas concretas. Pero, para finalizar y dejarlos pensando: ¿Usted cree que involucrar los fondos de pensiones en proyectos de obra pública es una jugada arriesgada o la clave para revitalizar la economía costarricense, y estaría dispuesto a apostarle su ahorro a esta opción?
Este martes, la Cámara de la Construcción organizó un conversatorio con los seis aspirantes a Casa Amarilla: Claudia Dobles, Natalia Díaz, Juan Carlos Hidalgo, Eliécer Feinzaig, José Aguilar Berrocal y Álvaro Ramos. La idea era ponerlos contra la pared y ver qué onda con sus planes para darle un empujón a la infraestructura nacional. Ya saben, carreteras que dan pena, hospitales que parecen cuevas y colegios que necesitan urgentemente una mano.
Alfredo Volio, el jefe de la Cámara, soltó la bomba: “Estamos en un momento decisivo. El próximo Presidente va a definir el rumbo de nuestras políticas públicas, y ahora mismo tenemos un rezago estructural que nos está comiendo vivo.” Dijo que la inversión pública bajó de un 4.24% del PIB en 2009 a menos de 1.3% entre 2021 y 2023. ¡Una torta! Los recursos para mantener lo poco que queda también se fueron al traste, con caídas del 45% y 31% respectivamente. Se nota que le hemos dado palo al árbol, compa…
Las propuestas se empezaron a caer como fruta madura. Todos estuvieron de acuerdo en que las alianzas público-privadas son el camino a seguir, pero ¿dónde sacar la plata para todo esto? Ahí es donde entra el tema de los fondos de pensiones. Algunos, como Hidalgo, dicen que es la única forma de que podamos salir adelante. Otros, como Dobles, proponen rescatar proyectos que ya estaban encaminados y meterle turbo a las alianzas existentes. ¡Qué chiva sería tener un plan sólido!
Díaz insistió en que el problema no es la falta de recursos, sino la falta de planificación. Ese es el brete, mae. “Si ordenamos la casa, los recursos los conseguimos,” declaró. Feinzaig propuso una reforma profunda al MOPT, mientras que Aguilar Berrocal se inclinó por más concesiones de obras públicas. Ramos, por su parte, sugirió un fondo de infraestructura nacional, inspirado en los fondos soberanos de otros países. ¡Cada quien con su vaina, diay!
Pero, ¿qué significa todo esto para el día a día de nosotros, los ticos? Significa que probablemente sigamos viendo baches en las carreteras, filas largas en los hospitales y escuelas en malas condiciones. Significa que nuestra economía puede seguir estancada hasta que alguien logre implementar un plan efectivo. Y, seamos honestos, eso lleva tiempo, paciencia... y un poquito de suerte, que nunca sobra.
La Cámara de la Construcción además, puso encima de la mesa algunas ideas para evitar que sigamos dando tumbos. Hablan de convertir la infraestructura en política de Estado, planificar a largo plazo (con un horizonte de 25 años, ¡imagínate!), reformar el Consejo Nacional de Concesiones, crear una agencia especializada y relanzar las alianzas público-privadas. Suena bien en el papel, pero la ejecución siempre es el verdadero desafío. Una cartera de proyectos prioritarios y un programa de mantenimiento preventivo serían de lujo, pero ¿quién se encargará de hacer realidad todo esto?
En fin, parece que la solución no es sencilla, pero tampoco imposible. Lo importante es que los candidatos estén tomando conciencia de la gravedad de la situación y empiecen a ofrecer propuestas concretas. Pero, para finalizar y dejarlos pensando: ¿Usted cree que involucrar los fondos de pensiones en proyectos de obra pública es una jugada arriesgada o la clave para revitalizar la economía costarricense, y estaría dispuesto a apostarle su ahorro a esta opción?
