Maes, ¿vieron esto? Entre tanta noticia que a uno le amarga el café por la mañana, de vez en cuando sale una vara que de verdad ilusiona. Y esta vez, la buena nueva viene del Caribe. Resulta que JAPDEVA y el Ministerio de Educación Pública (MEP) se pusieron las pilas y van a meterle un platal—y cuando digo platal, hablo de más de ₡9 mil millones de colones—a cuatro centros educativos en Limón. ¡Qué nivel! No estamos hablando de arreglar una gotera o pintar una pared, esto es una inversión seria que podría cambiarle la cara a la educación en la provincia, y ya era hora.
Para que se hagan una idea del brete, los centros educativos que van a quedar como nuevos son la Escuela La Colina, el IEGB de Limón 2000, el CTP de Limón y el CTP de Batán. La mayor parte de la plata, unos ₡8.600 millones, sale del Fondo para el Desarrollo de JAPDEVA. Esto es clave, porque significa que es dinero generado en la misma zona que se está reinvirtiendo ahí. No es una limosna, es un retorno. Seamos honestos, Limón ha estado en el abandono por décadas y cualquier inversión se siente como un oasis en el desierto. Pero esto va más allá de una "manita de gato"; es una intervención estructural en lugares donde se forman los profesionales del futuro.
La presi de JAPDEVA, Sucy Wing, dijo algo que suena a frase de cajón, pero que en este caso pega con todo: "La educación es el corazón del desarrollo". Y diay, tiene toda la razón del mundo. De nada sirve traer grandes empresas si la gente de la zona no tiene las herramientas para conseguir esos bretes. Invertir en infraestructura educativa, sobre todo en Colegios Técnicos Profesionales (CTPs), es una de las varas más inteligentes que se pueden hacer. Es darle a los güilas no solo un pupitre bonito, sino la posibilidad real de salir con un título técnico bajo el brazo que les abra puertas y les permita pulsearla en su propia tierra, sin tener que jalar para la GAM a buscarse la vida.
Ahora, aquí es donde entra el cinismo tico que todos llevamos dentro. El anuncio suena tuanis, la foto se ve a cachete y la plata está. Pero, ¿y la ejecución? ¿Cuántas veces no hemos visto proyectos lindísimos en papel que terminan siendo un chunche a medio palo, con sobreprecios y atrasos infinitos? El verdadero reto empieza ahora. La fiscalización de esos ₡9 mil millones tiene que ser milimétrica. La comunidad de Limón, los mismos padres de familia y los estudiantes, tienen que convertirse en los principales vigilantes para que cada colón se invierta como tiene que ser y las obras no se conviertan en otro monumento a la ineficiencia.
Aun con el escepticismo de rigor, es imposible no sentir un poquito de optimismo. Esta noticia es un respiro. Es una señal de que, quizás, las cosas pueden empezar a cambiar para una provincia que le ha dado tanto al país y que ha recibido tan poco a cambio. ¡Qué chiva sería que en un par de años estemos hablando no solo de los edificios remodelados, sino de una generación de limonenses mejor preparada, con más oportunidades y rompiendo ciclos de pobreza! Ojalá este sea el primer paso de muchos. Maes, ¿qué opinan? ¿Creen que esta inversión de verdad va a mover la aguja para el futuro de Limón, o se va a quedar en un titular bonito y ya? ¡Los leo!
Para que se hagan una idea del brete, los centros educativos que van a quedar como nuevos son la Escuela La Colina, el IEGB de Limón 2000, el CTP de Limón y el CTP de Batán. La mayor parte de la plata, unos ₡8.600 millones, sale del Fondo para el Desarrollo de JAPDEVA. Esto es clave, porque significa que es dinero generado en la misma zona que se está reinvirtiendo ahí. No es una limosna, es un retorno. Seamos honestos, Limón ha estado en el abandono por décadas y cualquier inversión se siente como un oasis en el desierto. Pero esto va más allá de una "manita de gato"; es una intervención estructural en lugares donde se forman los profesionales del futuro.
La presi de JAPDEVA, Sucy Wing, dijo algo que suena a frase de cajón, pero que en este caso pega con todo: "La educación es el corazón del desarrollo". Y diay, tiene toda la razón del mundo. De nada sirve traer grandes empresas si la gente de la zona no tiene las herramientas para conseguir esos bretes. Invertir en infraestructura educativa, sobre todo en Colegios Técnicos Profesionales (CTPs), es una de las varas más inteligentes que se pueden hacer. Es darle a los güilas no solo un pupitre bonito, sino la posibilidad real de salir con un título técnico bajo el brazo que les abra puertas y les permita pulsearla en su propia tierra, sin tener que jalar para la GAM a buscarse la vida.
Ahora, aquí es donde entra el cinismo tico que todos llevamos dentro. El anuncio suena tuanis, la foto se ve a cachete y la plata está. Pero, ¿y la ejecución? ¿Cuántas veces no hemos visto proyectos lindísimos en papel que terminan siendo un chunche a medio palo, con sobreprecios y atrasos infinitos? El verdadero reto empieza ahora. La fiscalización de esos ₡9 mil millones tiene que ser milimétrica. La comunidad de Limón, los mismos padres de familia y los estudiantes, tienen que convertirse en los principales vigilantes para que cada colón se invierta como tiene que ser y las obras no se conviertan en otro monumento a la ineficiencia.
Aun con el escepticismo de rigor, es imposible no sentir un poquito de optimismo. Esta noticia es un respiro. Es una señal de que, quizás, las cosas pueden empezar a cambiar para una provincia que le ha dado tanto al país y que ha recibido tan poco a cambio. ¡Qué chiva sería que en un par de años estemos hablando no solo de los edificios remodelados, sino de una generación de limonenses mejor preparada, con más oportunidades y rompiendo ciclos de pobreza! Ojalá este sea el primer paso de muchos. Maes, ¿qué opinan? ¿Creen que esta inversión de verdad va a mover la aguja para el futuro de Limón, o se va a quedar en un titular bonito y ya? ¡Los leo!