¡Ay, Dios mío, qué chiva esta vainera! Tres muchachas de acá del país le dieron vuelta a la papa, sí, la humilde papa, ¡y la convirtieron en una crema para la piel que está salvando vidas! ¿Se imaginan? De la raíz que acompaña nuestros gallos pinto a aliviar el sufrimiento de gente con dermatitis atópica. Esto sí que es innovación pura, diay.
Todo empezó durante la pandemia, cuando María Paula Palma, una ingeniera en biotecnología del TEC, sufrió un brote horrible de dermatitis en las manos. Como bien sabemos, la época del COVID no fue fácil pa' nadie, y los químicos de los jabones y el alcohol le estaban haciendo una muela. Buscando alivio, Paula se metió a investigar alternativas naturales y ahí, de casualidad, descubrió el potencial de nuestra querida papa.
En lugar de irse al traste con el problema, Paula, con la mente inquieta que caracteriza a los jóvenes ticos, tuvo la idea de aprovechar una clase de fitoquímica que estaba tomando. Investigó las propiedades de la papa y extrajo una molécula que pudo integrarse a una crema. ¡Y pum!, nació el prototipo inicial. Lo probó con familiares y conocidos que sufrían de dermatitis, y los resultados fueron impresionantes. Se dio cuenta de que muchos compañeros sufrian de la misma condición, y poca atención médica recibían.
El proyecto Biotopika, como lo bautizaron, empezó a tomar forma con la llegada de Karina Monge, otra ingeniera en biotecnología, y Daniela Víquez, diseñadora industrial. Ellas le pusieron el toque final a la crema, enfocándose en la imagen, la marca y la experiencia del usuario. El resultado es una crema en gel súper absorbente, hecha con tecnología biotecnológica que ya está dando que hablar en todo el país, y ni hablar en los grupos de WhatsApp de mamás desesperadas por encontrar algo que calme a sus hijos.
Pero esto no es solamente una historia de ciencia y emprendimiento; también tiene un componente social importantísimo. Biotopika compra papas “residuos” a pequeños productores locales, esas papas que están picadas, manchadas o imperfectas y que a veces terminan tiradas. ¡Qué carga estar perdiendo toda esa producción! Pero estas chicas le vieron el lado bueno a la vaina y las aprovechan para hacer su crema, ayudando así a los agricultores a tener un ingreso extra. Así, juntan ciencia, diseño y ayuda al campesino en un solo brete.
Las creadoras de Biotopika visitan las fincas y trabajan codo a codo con los agricultores, garantizando la calidad de la papa y fortaleciendo la economía local. Han recibido comentarios increíbles de personas que han probado su crema, diciendo que les ha devuelto la calidad de vida y la autoestima. ¡Eso no tiene precio, mae! Ver cómo mejora la piel de niños y adultos, sintiéndose parte de una comunidad que se apoya mutuamente. Este tipo de iniciativas dan esperanza, porque demuestran que podemos aportar soluciones reales a problemas cotidianos.
Ahora, Biotopika está impulsando una campaña de crowdfunding para lanzar su nueva línea de productos Atópika, que incluye una crema corporal grande, un jabón facial líquido y una crema facial. Necesitan dos millones de colones para sacarla adelante y están invitando a la gente a apoyar su proyecto comprando los productos por adelantado o donando. ¡Así que si quieres ayudar a estas jóvenes científicas a continuar innovando y mejorando la vida de más personas, anímate a echarle una mano!
¿Ustedes creen que este tipo de proyectos, que combinan ciencia, emprendimiento e impacto social, deberían recibir más apoyo del gobierno y del sector privado? ¿Qué otras formas podríamos impulsar la innovación y el desarrollo sostenible en nuestro país?
Todo empezó durante la pandemia, cuando María Paula Palma, una ingeniera en biotecnología del TEC, sufrió un brote horrible de dermatitis en las manos. Como bien sabemos, la época del COVID no fue fácil pa' nadie, y los químicos de los jabones y el alcohol le estaban haciendo una muela. Buscando alivio, Paula se metió a investigar alternativas naturales y ahí, de casualidad, descubrió el potencial de nuestra querida papa.
En lugar de irse al traste con el problema, Paula, con la mente inquieta que caracteriza a los jóvenes ticos, tuvo la idea de aprovechar una clase de fitoquímica que estaba tomando. Investigó las propiedades de la papa y extrajo una molécula que pudo integrarse a una crema. ¡Y pum!, nació el prototipo inicial. Lo probó con familiares y conocidos que sufrían de dermatitis, y los resultados fueron impresionantes. Se dio cuenta de que muchos compañeros sufrian de la misma condición, y poca atención médica recibían.
El proyecto Biotopika, como lo bautizaron, empezó a tomar forma con la llegada de Karina Monge, otra ingeniera en biotecnología, y Daniela Víquez, diseñadora industrial. Ellas le pusieron el toque final a la crema, enfocándose en la imagen, la marca y la experiencia del usuario. El resultado es una crema en gel súper absorbente, hecha con tecnología biotecnológica que ya está dando que hablar en todo el país, y ni hablar en los grupos de WhatsApp de mamás desesperadas por encontrar algo que calme a sus hijos.
Pero esto no es solamente una historia de ciencia y emprendimiento; también tiene un componente social importantísimo. Biotopika compra papas “residuos” a pequeños productores locales, esas papas que están picadas, manchadas o imperfectas y que a veces terminan tiradas. ¡Qué carga estar perdiendo toda esa producción! Pero estas chicas le vieron el lado bueno a la vaina y las aprovechan para hacer su crema, ayudando así a los agricultores a tener un ingreso extra. Así, juntan ciencia, diseño y ayuda al campesino en un solo brete.
Las creadoras de Biotopika visitan las fincas y trabajan codo a codo con los agricultores, garantizando la calidad de la papa y fortaleciendo la economía local. Han recibido comentarios increíbles de personas que han probado su crema, diciendo que les ha devuelto la calidad de vida y la autoestima. ¡Eso no tiene precio, mae! Ver cómo mejora la piel de niños y adultos, sintiéndose parte de una comunidad que se apoya mutuamente. Este tipo de iniciativas dan esperanza, porque demuestran que podemos aportar soluciones reales a problemas cotidianos.
Ahora, Biotopika está impulsando una campaña de crowdfunding para lanzar su nueva línea de productos Atópika, que incluye una crema corporal grande, un jabón facial líquido y una crema facial. Necesitan dos millones de colones para sacarla adelante y están invitando a la gente a apoyar su proyecto comprando los productos por adelantado o donando. ¡Así que si quieres ayudar a estas jóvenes científicas a continuar innovando y mejorando la vida de más personas, anímate a echarle una mano!
¿Ustedes creen que este tipo de proyectos, que combinan ciencia, emprendimiento e impacto social, deberían recibir más apoyo del gobierno y del sector privado? ¿Qué otras formas podríamos impulsar la innovación y el desarrollo sostenible en nuestro país?