¡Ay, máquina! Mira quién anda dando de qué hablar ahora: José Antonio Kast, el flamero presidente electo de Chile. Ya se sabía que el tipo es fiero, con convicciones bien definidas, pero vaya que dejó clara su postura con ese primer discurso, justo después de que se dieron los resultados. Uno esperabas que hablara de economía, de seguridad, ¡y ahí va el wey sacando a relucir a Dios!
"Nada es posible sin Dios", soltó, y ahí los cristianos y los devotos pegaron saltitos de alegría. Como diciendo: '¡Mira, un líder que no le tiene miedo a mencionar a nuestro Padre Celestial!' Pero ojo, que no paró ahí, siguió soltándonos frases de fe, pidiendo sabiduría, templanza y fortaleza para asumir el puesto. Un discurso cargado de espiritualidad, pa' que no haya dudas.
Pero, ¿de dónde viene toda esta conexión con la religión? Pues resulta que Kast y varios de sus hermanos crecieron bajo la influencia de Schoenstatt, un movimiento católico conservador que tiene presencia en un montón de países latinoamericanos. Esto no cayó del cielo, porque parece que la semilla la sembró su hermano Miguel, que se unió a esta movida en su época de universitario. Otros dicen que fueron sus propios padres, Michael Kast y Olga Rist, que eran bien rezanderos y devotos de la Virgen María, como muchos alemanes de Bavaria.
Ahora, Schoenstatt... ¿Qué onda eso? Bueno, es un movimiento que busca formar hombres y comunidades nuevas, sirviendo a la Iglesia y a la sociedad. Se dice que tienen una especie de obsesión por replicar capillas, haciendo copias idénticas de la original en Alemania. ¡Como si fueran tiendas Starbucks, pero de fe! Lo curioso es que este movimiento apostólico no intenta meterse directamente en la política, a diferencia de otros grupos católicos como el Opus Dei, que sí aprovecharon momentos históricos para posicionar gente en lugares claves.
Y hablando de comparaciones, el Opus Dei y Schoenstatt tienen ciertas similitudes, como el rigor moral y sexual, pero también diferencias importantes. Parece que los de Schoenstatt le dan más importancia a la vida familiar que a la pública, y no andan con esa onda de penitencias tan exagerada que se les atribuye al Opus Dei. Son más relajados, diría yo, aunque igualmente conservadores en sus principios.
Algunos lo llaman "ultracatólico" o "ultraconservador," pero al parecer a los líderes de Schoenstatt esos apodos no les quitan el sueño. Insisten en que simplemente siguen las enseñanzas de la Iglesia y que no son ni más ni menos conservadores que otros grupos religiosos. Además, han tenido que enfrentar acusaciones serias, incluso denuncias de abuso sexual contra su fundador, José Kentenich, aunque niegan cualquier irregularidad y argumentan que todo fue un complot político.
Y la historia sigue, porque Kentenich tuvo problemas con el Vaticano, fue destituido y exiliado a Estados Unidos por varios años. Después sufrió cárcel en Alemania durante la guerra por sus ideas. Sus seguidores nunca olvidaron ese episodio y lo consideran una injusticia. De hecho, aún están tratando de canonizarlo, pero esas acusaciones pesan bastante en el asunto. A pesar de todo, Schoenstatt ha logrado extenderse por toda Latinoamérica, teniendo presencia en casi todos los países, excepto en algunas islas del Caribe y Surinam.
Así que, ¿qué piensas tú, compañero? ¿Crees que la fe de Kast será un factor determinante en su gobierno, o es solo una estrategia política para conectar con ciertos sectores de la población? ¿Te preocupa la influencia de movimientos religiosos en la política, o lo ves como algo positivo? ¡Déjanos tus comentarios y vamos a debatir sobre esto, diay!
"Nada es posible sin Dios", soltó, y ahí los cristianos y los devotos pegaron saltitos de alegría. Como diciendo: '¡Mira, un líder que no le tiene miedo a mencionar a nuestro Padre Celestial!' Pero ojo, que no paró ahí, siguió soltándonos frases de fe, pidiendo sabiduría, templanza y fortaleza para asumir el puesto. Un discurso cargado de espiritualidad, pa' que no haya dudas.
Pero, ¿de dónde viene toda esta conexión con la religión? Pues resulta que Kast y varios de sus hermanos crecieron bajo la influencia de Schoenstatt, un movimiento católico conservador que tiene presencia en un montón de países latinoamericanos. Esto no cayó del cielo, porque parece que la semilla la sembró su hermano Miguel, que se unió a esta movida en su época de universitario. Otros dicen que fueron sus propios padres, Michael Kast y Olga Rist, que eran bien rezanderos y devotos de la Virgen María, como muchos alemanes de Bavaria.
Ahora, Schoenstatt... ¿Qué onda eso? Bueno, es un movimiento que busca formar hombres y comunidades nuevas, sirviendo a la Iglesia y a la sociedad. Se dice que tienen una especie de obsesión por replicar capillas, haciendo copias idénticas de la original en Alemania. ¡Como si fueran tiendas Starbucks, pero de fe! Lo curioso es que este movimiento apostólico no intenta meterse directamente en la política, a diferencia de otros grupos católicos como el Opus Dei, que sí aprovecharon momentos históricos para posicionar gente en lugares claves.
Y hablando de comparaciones, el Opus Dei y Schoenstatt tienen ciertas similitudes, como el rigor moral y sexual, pero también diferencias importantes. Parece que los de Schoenstatt le dan más importancia a la vida familiar que a la pública, y no andan con esa onda de penitencias tan exagerada que se les atribuye al Opus Dei. Son más relajados, diría yo, aunque igualmente conservadores en sus principios.
Algunos lo llaman "ultracatólico" o "ultraconservador," pero al parecer a los líderes de Schoenstatt esos apodos no les quitan el sueño. Insisten en que simplemente siguen las enseñanzas de la Iglesia y que no son ni más ni menos conservadores que otros grupos religiosos. Además, han tenido que enfrentar acusaciones serias, incluso denuncias de abuso sexual contra su fundador, José Kentenich, aunque niegan cualquier irregularidad y argumentan que todo fue un complot político.
Y la historia sigue, porque Kentenich tuvo problemas con el Vaticano, fue destituido y exiliado a Estados Unidos por varios años. Después sufrió cárcel en Alemania durante la guerra por sus ideas. Sus seguidores nunca olvidaron ese episodio y lo consideran una injusticia. De hecho, aún están tratando de canonizarlo, pero esas acusaciones pesan bastante en el asunto. A pesar de todo, Schoenstatt ha logrado extenderse por toda Latinoamérica, teniendo presencia en casi todos los países, excepto en algunas islas del Caribe y Surinam.
Así que, ¿qué piensas tú, compañero? ¿Crees que la fe de Kast será un factor determinante en su gobierno, o es solo una estrategia política para conectar con ciertos sectores de la población? ¿Te preocupa la influencia de movimientos religiosos en la política, o lo ves como algo positivo? ¡Déjanos tus comentarios y vamos a debatir sobre esto, diay!
