¡Ay, mi gente! Pues sí, como dicen por ahí, “el clavelito del jardín”. La barra de Alajuela, La 12, le metió turbo a la Teletón 2025, demostrando que cuando se trata de echarle ganas por los nuestros, ¡nosotros somos pura actitud! Con un donativo de ¢3.184.790, superaron hasta a la Ultra Morada, quienes aportaron ¢2.608.600. Un aplauso pa’ ellos, porque así se hace, ¡con cariño y corazón!
Como ya saben, este año la Teletón tenía como meta ambiciosa recolectar ¢600 millones para apoyar a los adultos mayores y al Hospital Nacional de Geriatría y Gerontología Dr. Raúl Blanco Cervantes. Una causa noble, diay, porque nadie quiere que nuestros abuelos estén pasando necesidades ni falten recursos para su cuidado. Imagínense, muchísima gente trabajando duro, artistas dando el espectáculo, voluntarios sudando la gota gorda… ¡todo para un buen brete!
La jornada se llevó a cabo en el Anfiteatro de Grupo Moreno, en Pavas, bajo el lema “Un movimiento, una sonrisa”. Se respiraba un ambiente de esperanza y solidaridad, con la gente donando lo que podía, animándose mutuamente, gritando a pulmón lleno para levantar esa cifra. Uno sentía que sí, que íbamos a lograrlo, que ese sueño de apoyar a nuestros ancianos iba a hacerse realidad. ¿Quién diría que al final nos tocaría la chincha?
Y aquí viene la mala nota, mi clave. A pesar de todo el esfuerzo, de toda la buena voluntad, ¡la meta no se cumplió! Cuando dieron las doce de la noche del sábado, y terminaron las transmisiones, se contabilizaron apenas ¢419 millones. Un golpe bajo, diay, porque todavía nos faltaban más de ¢180 millones para llegar al objetivo. Parece mentira, pero así es la vida, ¿eh? A veces, las cosas no salen como uno quiere.
Pero bueno, no todo es negativo. Hay que reconocer que La 12 brilló con luz propia en medio de esta situación. Su donativo no solo fue generoso económicamente, sino que también tuvo un gran significado simbólico. Ver a la barra rojinegra unirse a la causa solidaria, dejando de lado las rivalidades futbolísticas, ¡eso demuestra que cuando hay necesidad, los ticos sabemos echarnos una mano! Esa es la verdadera carga, mi clave, el orgullo de ser costarricenses.
Es cierto que la falta de fondos puede afectar directamente la calidad de la atención médica para nuestros adultos mayores. Menos recursos significa menos equipos, menos personal capacitado, menos programas de apoyo. Y eso, diay, no es justo. Nuestros abuelos se han esforzado toda su vida para construir este país, merecen vivir sus últimos años con dignidad y tranquilidad, recibiendo la atención que necesitan.
Ahora bien, analizando la situación con cierta perspectiva, creo que la Teletón ha perdido un poco de su brillo original. Quizás la fórmula necesita renovarse, buscar nuevas formas de conectar con la gente y motivarlos a donar. No se trata solo de pedir dinero, sino de crear conciencia sobre la importancia de cuidar a nuestros mayores, de demostrarles que no estamos olvidados de ellos. Tal vez sería interesante explorar otras opciones, como campañas online más creativas, eventos temáticos en diferentes comunidades, o incluso establecer alianzas estratégicas con empresas privadas.
En fin, aunque no logramos la meta, seguimos teniendo esperanza. Lo importante es no rendirnos, seguir buscando maneras de apoyar a nuestros adultos mayores y mejorar la calidad de vida en nuestro país. ¡A darle maña! Pero dime, mi clave, ¿crees que la Teletón debería cambiar su estrategia para atraer más donaciones, o simplemente necesitamos ser más generosos como sociedad?
Como ya saben, este año la Teletón tenía como meta ambiciosa recolectar ¢600 millones para apoyar a los adultos mayores y al Hospital Nacional de Geriatría y Gerontología Dr. Raúl Blanco Cervantes. Una causa noble, diay, porque nadie quiere que nuestros abuelos estén pasando necesidades ni falten recursos para su cuidado. Imagínense, muchísima gente trabajando duro, artistas dando el espectáculo, voluntarios sudando la gota gorda… ¡todo para un buen brete!
La jornada se llevó a cabo en el Anfiteatro de Grupo Moreno, en Pavas, bajo el lema “Un movimiento, una sonrisa”. Se respiraba un ambiente de esperanza y solidaridad, con la gente donando lo que podía, animándose mutuamente, gritando a pulmón lleno para levantar esa cifra. Uno sentía que sí, que íbamos a lograrlo, que ese sueño de apoyar a nuestros ancianos iba a hacerse realidad. ¿Quién diría que al final nos tocaría la chincha?
Y aquí viene la mala nota, mi clave. A pesar de todo el esfuerzo, de toda la buena voluntad, ¡la meta no se cumplió! Cuando dieron las doce de la noche del sábado, y terminaron las transmisiones, se contabilizaron apenas ¢419 millones. Un golpe bajo, diay, porque todavía nos faltaban más de ¢180 millones para llegar al objetivo. Parece mentira, pero así es la vida, ¿eh? A veces, las cosas no salen como uno quiere.
Pero bueno, no todo es negativo. Hay que reconocer que La 12 brilló con luz propia en medio de esta situación. Su donativo no solo fue generoso económicamente, sino que también tuvo un gran significado simbólico. Ver a la barra rojinegra unirse a la causa solidaria, dejando de lado las rivalidades futbolísticas, ¡eso demuestra que cuando hay necesidad, los ticos sabemos echarnos una mano! Esa es la verdadera carga, mi clave, el orgullo de ser costarricenses.
Es cierto que la falta de fondos puede afectar directamente la calidad de la atención médica para nuestros adultos mayores. Menos recursos significa menos equipos, menos personal capacitado, menos programas de apoyo. Y eso, diay, no es justo. Nuestros abuelos se han esforzado toda su vida para construir este país, merecen vivir sus últimos años con dignidad y tranquilidad, recibiendo la atención que necesitan.
Ahora bien, analizando la situación con cierta perspectiva, creo que la Teletón ha perdido un poco de su brillo original. Quizás la fórmula necesita renovarse, buscar nuevas formas de conectar con la gente y motivarlos a donar. No se trata solo de pedir dinero, sino de crear conciencia sobre la importancia de cuidar a nuestros mayores, de demostrarles que no estamos olvidados de ellos. Tal vez sería interesante explorar otras opciones, como campañas online más creativas, eventos temáticos en diferentes comunidades, o incluso establecer alianzas estratégicas con empresas privadas.
En fin, aunque no logramos la meta, seguimos teniendo esperanza. Lo importante es no rendirnos, seguir buscando maneras de apoyar a nuestros adultos mayores y mejorar la calidad de vida en nuestro país. ¡A darle maña! Pero dime, mi clave, ¿crees que la Teletón debería cambiar su estrategia para atraer más donaciones, o simplemente necesitamos ser más generosos como sociedad?
