¡Ay, Dios mío! Aquí vamos otra vez, con el gobierno apretándole las tuercas a la CCSS. Resulta que para el 2026, le van a pasar unos ¢163 mil millones menos de lo que recibió este año, lo que significa que la Caja va a tener que hacer equilibrios dignos de Domadores de Circo. Esto viene porque el presupuesto del 2025 era de ¢29.413 millones, y ahora ahí se fueron, ¡qué torta!
Lo que realmente está sacudiendo las aguas es el recorte en las pensiones no contributivas para los adultos mayores. En 2025, la Caja pudo destinar ¢102 mil millones para estas pensiones, pero ahora apenas les alcanzarán ¢71 mil millones. Imagínate el aprieto para los abuelitos que dependen de este ingreso para sobrevivir. Gustavo Picado, el gerente financiero de la CCSS, no se anduvo con rodeos: dijo que esto crea un déficit de más de ¢60 mil millones, ¡una barbaridad!
Y eso no es todo, varonales. Con estos recortes, la CCSS tampoco tendrá los fondos necesarios para pagar el aguinaldo del 2026, ni siquiera podrá atender las 5,000 nuevas solicitudes de pensiones que establece el Plan Nacional de Desarrollo. Como decía mi abu, ‘con tan poco pan, asoma uno el cielo’. Este faltante es de tal magnitud que Picado lo calificó como “significativo”, ¡y vaya que lo es!
Vamos por partes: el presupuesto general para el 2026 suma ¢7.3 billones, de los cuales ¢4.5 billones irán destinados al Seguro de Salud. Luego tenemos ¢2.5 billones para el Régimen de Invalidez, Vejez y Muerte, y los tristemente célebres ¢167 mil millones para el Régimen No Contributivo. Lo que preocupa es que la CCSS estima que necesita ¢903 mil millones para cubrir sus obligaciones con el Seguro de Salud, ¡pero el Ministerio de Hacienda solo piensa cubrir el 55%! Ahí entra la bronca.
La cartera propone aportar ¢510 mil millones para el Seguro de Salud, lo que equivale al 45% de lo que realmente se necesita. Picado advirtió que así arranacan el 2026 con una deuda de más de ¢400 mil millones acumulada. La verdad, parece una película de terror económico, y nosotros, los ciudadanos, somos los protagonistas que pagaremos la factura. Ya ven, la cosa está más que salada.
Muchos se preguntarán qué pasó con tanto plan y promesa. Parece que el gobierno, en su afán de ajustar el presupuesto, ha decidido que la salud y el bienestar de nuestros adultos mayores son los primeros en sufrir las consecuencias. Un brete, porque esto afecta directamente a los sectores más vulnerables de nuestra sociedad. Se dice fácil, ‘ahorrar aquí, ahorrar allá’, pero luego ves las caras de la gente y te das cuenta de que estás lastimando a quienes menos tienen.
Analistas económicos han señalado que esta decisión podría tener efectos negativos a largo plazo en el sistema de seguridad social y en la calidad de vida de muchos costarricenses. Además, ponen en tela de juicio la sostenibilidad del Plan Nacional de Desarrollo si no se pueden financiar los programas sociales básicos. Diay, parece que estamos condenados a vivir en un círculo vicioso de crisis presupuestarias y recortes a los servicios esenciales. Algunos dicen que es normal con el panorama mundial, pero aquí nadie está contento, ¿verdad?
En fin, la situación es complicada y requiere de soluciones urgentes. Pero me pregunto: ¿cree usted que el gobierno debería reconsiderar estos recortes presupuestarios y buscar otras fuentes de financiamiento para asegurar el futuro de la CCSS y proteger a nuestros adultos mayores? Déjeme saber su opinión en los comentarios, porque esto nos concierne a todos.
Lo que realmente está sacudiendo las aguas es el recorte en las pensiones no contributivas para los adultos mayores. En 2025, la Caja pudo destinar ¢102 mil millones para estas pensiones, pero ahora apenas les alcanzarán ¢71 mil millones. Imagínate el aprieto para los abuelitos que dependen de este ingreso para sobrevivir. Gustavo Picado, el gerente financiero de la CCSS, no se anduvo con rodeos: dijo que esto crea un déficit de más de ¢60 mil millones, ¡una barbaridad!
Y eso no es todo, varonales. Con estos recortes, la CCSS tampoco tendrá los fondos necesarios para pagar el aguinaldo del 2026, ni siquiera podrá atender las 5,000 nuevas solicitudes de pensiones que establece el Plan Nacional de Desarrollo. Como decía mi abu, ‘con tan poco pan, asoma uno el cielo’. Este faltante es de tal magnitud que Picado lo calificó como “significativo”, ¡y vaya que lo es!
Vamos por partes: el presupuesto general para el 2026 suma ¢7.3 billones, de los cuales ¢4.5 billones irán destinados al Seguro de Salud. Luego tenemos ¢2.5 billones para el Régimen de Invalidez, Vejez y Muerte, y los tristemente célebres ¢167 mil millones para el Régimen No Contributivo. Lo que preocupa es que la CCSS estima que necesita ¢903 mil millones para cubrir sus obligaciones con el Seguro de Salud, ¡pero el Ministerio de Hacienda solo piensa cubrir el 55%! Ahí entra la bronca.
La cartera propone aportar ¢510 mil millones para el Seguro de Salud, lo que equivale al 45% de lo que realmente se necesita. Picado advirtió que así arranacan el 2026 con una deuda de más de ¢400 mil millones acumulada. La verdad, parece una película de terror económico, y nosotros, los ciudadanos, somos los protagonistas que pagaremos la factura. Ya ven, la cosa está más que salada.
Muchos se preguntarán qué pasó con tanto plan y promesa. Parece que el gobierno, en su afán de ajustar el presupuesto, ha decidido que la salud y el bienestar de nuestros adultos mayores son los primeros en sufrir las consecuencias. Un brete, porque esto afecta directamente a los sectores más vulnerables de nuestra sociedad. Se dice fácil, ‘ahorrar aquí, ahorrar allá’, pero luego ves las caras de la gente y te das cuenta de que estás lastimando a quienes menos tienen.
Analistas económicos han señalado que esta decisión podría tener efectos negativos a largo plazo en el sistema de seguridad social y en la calidad de vida de muchos costarricenses. Además, ponen en tela de juicio la sostenibilidad del Plan Nacional de Desarrollo si no se pueden financiar los programas sociales básicos. Diay, parece que estamos condenados a vivir en un círculo vicioso de crisis presupuestarias y recortes a los servicios esenciales. Algunos dicen que es normal con el panorama mundial, pero aquí nadie está contento, ¿verdad?
En fin, la situación es complicada y requiere de soluciones urgentes. Pero me pregunto: ¿cree usted que el gobierno debería reconsiderar estos recortes presupuestarios y buscar otras fuentes de financiamiento para asegurar el futuro de la CCSS y proteger a nuestros adultos mayores? Déjeme saber su opinión en los comentarios, porque esto nos concierne a todos.